Trigésimo capítulo

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Trigésimo capítulo.

Krist sentía los nervios a flor de piel, el llamado de su sobrino no dio ninguna certeza de que habia hecho ni adónde había estado las horas que se ausentó. Plan había sido una preocupación más, agotado de llorar, pedir perdón y dar razones sobre lo que habia dicho a su hermano. Estaban los dos sentados en la mesa de su cocina a la espera de escuchar el auto del omega menor estacionadas en el frente. Ya no había palabras que decir y se distrajeron cada uno en cuestiones propias, Krist en revisar los bocetos de su próximo libro y Plan en analizar los errores que habia cometido con Mean.
El sonido del motor resonó en el silencio de la noche y el omega no pudo evitar saltar y correr a la puerta. Antes de que la llave girara, Plan ya estaba abriendo y apretando a Pete contra su pecho, pidiendo perdón por las palabras horribles que había pronunciado ante el miedo que le daba pensar en que la historia podía repetirse. El menor no lo alejó, más bien respondió el abrazo y terminó acariciando el pelo del otro brindandole el consuelo que necesitaba. Al tiempo, cuando sintió que el mayor no se iba a desmoronar se acercó a su tío y se aferró a él con el agradecimiento en su pecho.
Una vez que se soltó decidió que era momento de hablar.
-Necesito bañarme...-pronunció el mas joven- ¿Podemos llevar algo para comer a mi habitación y nos quedamos ahí?
-¿Unas copas de vino? -inquirió Krist.
-Unas botellas más bien...
Tres horas más tarde, ya en horas de la madrugada, con la cabeza dando vueltas por el alcohol ingerido, Krist cerró los ojos para poder conciliar el sueño. Los tres habían permanecido en pijamas con el alcohol circulando mientras por fin todo salía a la luz.
Su niño valiente había ido a enfrentar al maldito enfermo que arruinó por años su vida. El dolor en la mirada de Plan al enterarse parte de la verdad sobre su madre, su virtual abandono, el amor enfermizo por su marido. Él no pudo decir todo, sólo dio algunos detalles, la situación cuando los encontró, el alfa internado por las graves heridas provocadas por Ae y la omega a su lado, cuidándolo cuando apenas podía con su vida.
"Ella me contó como ese joven alfa se había ensañado con Nut, como el dolor lo llevó a casi matarlo en la calle y que tuvieron que detenerlo para que no lo hiciera. Él lloraba por su hijo perdido, por lo que te había hecho tu padre...Entonces, si me preguntas, aún con todos los errores cometidos, creo que él sentía algo verdadero por ti y por el bebé."
Pero hay algo que Krist guardó dentro de su alma, algo que se sentía como veneno que contaminó el cariño que alguna vez sintió por ella. Recordó como le rogó, imploró para que dejara a su marido y viviera sus últimos meses con ellos.
-No puedo...tu nunca entenderías...-había dicho- Plan y Pete se tienen.
-Son tus hijos!- quiso sacudirla por los brazos para hacerla entrar en razón - ¡Te necesitan a ti!
-Pero yo lo necesito a él...- apenas susurró faltándole el aire - No puedo dejarlo.
-Pero estas dejando a tus niños - trató de torcer - por los dioses Beth...casi mata a Pete, provocó la muerte de su bebé.
-Lo sé, pero él es joven...podrá reponerse.
-No...No puedes decirme eso...- el dolor lo carcomía al pensar en su sobrino con el cuerpo y alma destrozados.- por favor Beth...por lo que más quieras...
-Plan puede ayudarlo...Pete siempre fue suyo.
-No - afirmó- Pete es tu hijo, sólo dices eso para no hacerte responsable.
-Ya no puedo hacer nada...
-Puedes venir con nosotros, quedarte con ellos, darles otra vida.
-Lo siento...- y agregó- vete...y procura que sean felices...yo los amo, pero a mi manera.
No pudo decir más nada después de eso, porque tal vez de su boca habrían salido insultos cargado de odio ante la indolencia de la que era testigo. Ella le pidió que no volviera y así lo hizo. Ni siquiera cuando se enteró de su muerte, porque su hermana hace tiempo había dejado de existir para él. La joven dulce, la buena madre y hermana no había sido más que una ilusión que se desvaneció en un soplido.
〰〰〰
-Por favor...dime que no me odias...
-Plan...-arrastró las palabras- si sigues molestando y no dejándome dormir, voy a odiarte por siempre.
-Eres un tonto -habló en la oscuridad de la noche - tuve mucho miedo...
-Mjmmmm...ya duerme...
-No puedo...
-Te voy a sacar de mi habitación entonces - pegó un pequeño empujón con su pie- duerme.
-Pero nunca más desaparezcas, ¿Si?
-Esta bien...ahora shhh- apenas susurró.
-Te amo ¿lo sabes...?- no podía callarse.- lo que dije estuvo mal...Perdóname.
-Plan...yo también te amo y no hay nada por lo que pedir perdón, ahora duerme...-las palabras salieron confusas pero entendibles y el sueño terminó por vencerlos a los dos.

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