Trigésimo sexto capítulo.

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Trigésimo sexto capítulo.

La casa a la que ingresó Pete luego de volver del hospital era distinta a la de su memoria, tal vez se debía a que sus recuerdos en el lugar eran demasiado dolorosos. En su mente era un espacio oscuro que lo oprimía, pero a la luz de las primeras horas de la madrugada tiñendo sus paredes, era realmente bella, con una decoración armónica y cálida. Vio en varios lugares fotos de Cami, Ae y su familia. Se acercó a una en particular, la de la pequeña y una mujer joven y menuda, con evidentes ojeras pero con una sonrisa luminosa mientras sostenía a su hija en brazos. Creyó ver algo parecido entre las dos, la forma del rostro y la luz en los ojos. Sintió la presencia de Ae en su espalda antes de oírlo hablar.
-Ese fue uno de los últimos días en que pudo estar de pie -señaló- intentó siempre mostrarse fuerte ante su hija.
-Era muy bonita.
-Si, realmente lo era -corroboró- creo que tenía brillo propio. Intentó enseñarle todo lo que pudo a Cami, había veces que se encerraban en la habitación del hospital y no me dejaban entrar, era su "día de chicas". Nunca supe de que hablaban en esos momentos.
-Era su secreto...- susurró el omega y el otro asintió.
Caminaron escaleras arriba, ninguno podía ignorar la sensación de estar repitiendo el camino que habían andado años atrás.
-Plan se queda en una habitación de invitados junto a tu tío ¿está bien? -inquirió el alfa.
-Si, iré unos minutos con él, luego necesito bañarme -indicó.
-Está bien, voy a preparar el cuarto de Cami para que descanses -apuntó previo a que fuera a hablar con su hermano antes que el sueño y el cansancio venciera a Plan.
Más tarde ingresó a una habitación en tonos pasteles y de muebles blancos. Estanterías con libros de cuentos y juguetes cubrían las paredes. Se acercó a una pequeña biblioteca y allí estaba sus cuentos, sonrió al pensar en las pequeñas manitos recorriendo las hojas.
El suave golpe interrumpió sus pensamientos y se dio vuelta para encontrar a Ae con unas toallas entre los brazos y sobre ella algunas prendas.
-No se si tienes algo de ropa para dormir - habló mientras avanzaba unos pasos- así que me tomé el atrevimiento de traerte una remera y un pantalón corto ¿está bien?
-Perfecto, gracias. 
Veinte minutos después, con el cuerpo tibio luego de una ducha y el pelo todavía húmedo, volvió a dejar entrar a Ae. Pete se ubicó en la cama, solo los pies tapados con una colcha.
-¿Necesitas algo? -le preguntó desde los pies de la cama.
-No, solo descansar -respondió- fue una noche demasiado larga.
-Entonces me retiro, yo también necesito dormir -anunció sin moverse del lugar, la mirada trabada en la piel del omega que llegaba a ver.
-Ae...¿estas bien? Mean es tu amigo y no debe ser fácil la situación.
El alfa caminó unos pasos y se ubicó al lado de la cama, los ojos amplios de Pete siguieron el movimiento, hasta que lo vio sentarse en la alfombra y apoyar la espalda sobre el colchón. Pete aspiró el aroma que desprendía el alfa, algo propio mezclado con el perfume del jabón. .
-Es de las pocas personas estables en mi vida, y esta noche es una de las peores que viví. Estaba tan lleno de sangre, algo que he visto miles de veces...todavía no puedo creerlo.
-Lo entiendo.
-Fue una sorpresa verlos a ustedes aquí, sabía que alguna vez había tenido algo con Plan, Mean me odió mucho tiempo por lo que hice. Pero nunca pensé que seguían, que todavía tenían una relación.
-No se si llamarlo relación, a Plan le costó demasiado admitir lo que sentía, y si no fuera por tí...
-Es horrible pensar que su vida puede terminar de esta manera.
-Lo se, estoy seguro que ellos se aman...¿Te imaginas lo cerca que estuvieron de perder todo?
-Si...-suspiró- porque yo te perdí a ti...
-Ae...-no había palabras para responder.
-Ya se, ya se...- colocó la cabeza sobre sus rodillas- pero yo te perdí por mi propia idiotez, en cambio Mean siempre fue valiente.
-Creo que es mejor que vayas a descansar.
-Si...pero realmente no quiero moverme -la voz llegó amortiguada por la posición en la que seguía- déjame unos minutos ¿Si?
-Si.
Se quedaron unos minutos en silencio, Pete se acostó y desde su posición sólo veía la nuca del alfa.
-Me culpé mucho tiempo -no ver los ojos de Ae le permitió hablar con tranquilidad- esa noche, cuando volví a casa, Plan me estaba esperando y sólo me abrazó, él siempre estaba para protegerme. Él dejó todo por mí, y eso me hizo sentir peor. Quiero que sea felíz, y se que ama a Mean. Tengo terror de pensar que puede pasar si...
-No lo pienses, él va a salir de esto -aseveró- es joven, fuerte y tiene un motivo.
No supo como, ni en que momento,  una mano llegó al pelo del alfa. El tacto era suave pero a la vez pinchaba los dedos. Fue rascando con suavidad y percibió a través de ellos el pequeño temblor del cuerpo del mayor.
Sólo las respiraciones cortaban el silencio, una agitada y otra acompasada llevada por el sueño.
En medio de la neblina inducida por el cansancio, Pete creyó sentir los labios del otro en su frente antes de que saliera de la habitación.

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