Vigésimo séptimo capítulo.

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Vigésimo séptimo capítulo.

Hace tres días se había alejado con el corazón en sangre de la persona que vivía añorando. Tres días de su final definitivo, de haber perdido toda esperanza. Esa noche llegó y derramó su tristeza a su padre y Fluke para luego intentar llenar su sistema con alcohol; pensar en la pequeña que dormía en la habitación contigua a la suya lo hizo desistir, su dolor no era excusa para tomar y dar un mal ejemplo a la pequeña.
Esperaba que el día de hoy Cami menguara en su exigencias, porque su obsesión con ir a la cafetería a comprar galletas había comenzado a ser alarmante, pocas veces tenía una fijación hacia algo en puntual, por lo general era una niña apacible pero estos días era un pequeño diablillo exigente y testarudo. La fue a despertar a media mañana pero ya estaba sentada en su cama aferrada a un libro de cuentos, los rasgos daban cuenta de que sería otro día de berrinches, fingió no notarlo.
-Amor...vamos a desayunar con el abuelo y tío Fluke- la llamó desde la puerta.
-¿Vamos a tomprar totolate?
-No creo, seguro que el abuelo compró algo delicioso para tí...- los ojitos de ella se entrecerraron.
-Tero totolate de Pete...
El alfa se acercó hasta arrodillarse a su lado poniéndose a su altura.
-Hoy no se puede...- trató de apaciguarla- otro día tal vez.
-No -exclamó, todavía abrazaba el libro de cuentos que tantos años atrás le había regalado.
-Escucha Cami, ya he dicho que no -tenía que ser claro con ella.- no se puede.
-Entontes no voy -la vehemencia en su tono lo sorprendió- me tedo.
Ae suspiró, notó como algunas palabras volvieron a salir mal, señal de que cansancio y el enojo le estaba ganando.
-¿Te vas a quedar sin desayunar?
-Ti -se dio media vuelta y se tumbó en la cama dándole la espalda.
Sin otra alternativa decidió bajar esperando que en un rato se le fuera el mal humor. Mientras bajaba la escalera fue testigo de la escena mas íntima entre el alfa mayor y su secretario de la que tuviera memoria. Lo vio todo claro, había sido un ciego al no notar que las cosas entre ellos dos habían avanzado. No había nada sexual ni explícito entre ellos, pero la mirada embobada de su padre mientras el joven acomodaba el cuello de su camisa y sacudía unas pelusas distaba mucho de ser algo profesional. Carraspeó para hacer notar su presencia y rapidamente se separaron como dos adolescentes encontrados en una situación comprometida.
-¿Algo que compartir? - trató de sonar casual mientras se sentaba a la mesa. La sonrisa pícara de Fluke era toda la respuesta necesaria - Ohhh por los dioses, digan algo!
-Esta bien hijo...- tomó la palabra el mayor- decidimos iniciar una relación. Los dos somos adultos y sabemos lo que queremos.
-Por fin papá!- le palmeó la mano- creí que ibas a dejar escapar a Fluke, y luego ¿quién te soportaría?
-Fui un tonto ¿verdad?
-Siempre te lo dije...-con una sonrisa se dirigió a ambos- felicidades, estoy feliz por ambos.
Los dos sonrieron hasta que notaron la ausencia de Cami.
-¿Y la princesa?- interrogó el omega- ¿no baja a desayunar?
El joven alfa bufó antes de relatarles la escena de la habitación.
-No se cuanto puede durar esto, nunca la vi tan empecinada con algo -continuó - tendré que encontrar una forma de que comprenda que no se puede.
-Hijo, te entiendo, es raro en ella verla en esa postura...¿quieres que más tarde hable con ella? Tenía planeado llevarla a un parque de diversiones que descubrimos ayer.
-Esta bien, tal vez así se olvida un poco de esas benditas galletas- tomó un último sorbo de café, ni siquiera se dignó a probar las confituras que quedaron olvidadas en la mesa- iré a trabajar un par de horas en la oficina si tu no la vas a usar.
-No, tranquilo...
Poco mas de una hora había pasado, estaba concentrado en los datos de la investigación que llevaba a cabo en colaboración con Mean cuando los gritos de Fluke alertaron de que algo no andaba bien.
Corrió al living de donde provenían las voces elevadas.
Dejó de escuchar, dejó de sentir porque nada tenía sentido. Porque no existia razón lógica que explicara porqué su hija habia desaparecido.
〰〰〰
Pete se dijo a sí mismo que no estaba atento a la puerta y a quien ingresaba por ella. Siguió su rutina, se despertó temprano en la madrugada, salió a correr antes de que amanecer tiñiera el cielo de naranja, y luego de un desayuno con su tío y la habitual actitud de Plan, se dirigió a su café donde abriría con Earth recibiendo a los clientes de la mañana.
Pero de ninguna manera estaba esperando ver dos colitas en la fila, ni esperando ansiosa su cobertura de "otitos de totolate". Ya era el medio día, el mayor afluente se había retirado y en ese momento se dedicaba a dirigir las coberturas y pedidos especiales en manos del pequeño omega mientras Plan se ocupaba de la caja.
Las palabras "que mierda..." resonaron en el espacio llevando la mirada asombrada a su hermano quien tenía los ojos puestos en el frente. Siguió el recorrido hasta ver al alfa que hace tres días había despedido atravesando el café con el rostro desfigurado.
El omega mayor salió de atrás de la caja con obvias intenciones de enfrentarlo, pero una rápida ojeada le advirtió a Pete que algo demasiado malo estaba pasando.
-Ahora no Plan...- advirtió antes de cruzar a Ae. Se encontraron a medio camino.
-Por favor Pete, dime que la viste, dime se está aquí.- la voz denotaba su desesperación.
-Cami...- susurró ante el rostro lloroso del alfa que estaba frente a él.
-Estaba enojada, no quiso desayunar - las palabras salieron todas juntas - ohhh dioses...
Lo vio dar la media vuelta para dirigirse nuevamente al exterior.
-Espera!- alcanzó a tirar el delantal tras el mostrador y con un rápido asentimiento de Earth y un "después te explico" a la cara de asombro de su hermano, salió tras el alfa.
Se subieron a un auto donde encontró algunos juguetes desparramados, y apenas logró colocarse el cinturón antes de que las ruedas derraparan contra el pavimento al acelerar.
-Estaba enojada porque no vinimos a comprar las galletas- lo vio secarse las lágrimas con un puño- nunca hizo esto, ella no es así...
-¿Llamaron a la policía?- preguntó mientras seguía mirando a los lados intentando localizarla.
-Si...pensé que tal vez había encontrado el camino a tu café...- golpeó el volante con una mano -me puse a trabajar y no me fijé...
-Esta bien Ae, estoy seguro que no fue tu culpa...
-¿Pero si le pasa algo?- lo miró por un segundo a los ojos y volvió la vista al camino- no puedo perderla a ella también...
Algo dentro de Pete comenzó a arder ante esas palabras. Un sentimiento al que no estaba dispuesto a poner nombre y que trataba de enterrar dentro de si.
Circularon lentamente por las calles de la pequeña ciudad costera hasta que Pete exclamó:
-Allí! Mira!- señaló una pasarela que llevaba a la playa, la pequeña miraba a todos lados, abrazando algo contra su pecho.
Apenas frenó el auto, Pete saltó de él con el corazón desbocado. Corrió llevado por un impulso desconocido. La brazos en segundos estaban llenos de un pequeño y tibio cuerpo, los sollozos llegaban a sus oídos. Tras él, sintió alguien más que lo sostenía para luego desprenderlo de Cami. En ese momento su mente se reveló a ser separado de ella hasta que racionalizó que esa pequeña no era nada suyo.
-Diosessss Cami- le llegó la voz congestionada del alfa mientras con las manos se cercioraba de que no estuviera herida.
-Papá...-lloraba la niña- papá...perdón.
-¿Porqué hiciste eso? -miró el rostro cubierto de lágrimas y luego la apretó contra el pecho- nunca más Cami, por todos los dioses Cami, nunca más...
-No papá...
El omega siguió el intercambio con la mirada aunque lo que realmente quería es abrazarla él también, permanecieron unos minutos así hasta que recordó sus obligaciones.
-Ae...- habló con suavidad- debo volver al café...
No esperaba que los dedos pequeñitos se aferraran a él, y su asombro fue mayor al ver el cuento que tenía entre sus manos. Tragó el nudo en la garganta para poder respirar.
-Vamos, te llevamos...
-No es necesario, además debes avisar que ya la encontraste- no podía apartar los ojos de la niña de colitas castañas.
-Me ocupo de eso ahora, pero por favor, déjanos llevarte.- asintió y vio como él buscaba el celular que había quedado en el auto.
Se arrodilló para estar a la altura de los ojos infantiles.
-¿Me puedes prometer que nunca más vas a escapar?
-Ti...
-¿Me quieres contar que pasó?- acarició su brazo.
-Tería totolate...
-Pero no tenías que huir...
-Es te lo tería...- los ojos miraban al suelo. Sintió la presencia del alfa detrás de su cuerpo y se paró para estar a su altura.
-Vamos...-el padre la tomó en sus brazos y la llevó a la parte trasera del auto y antes de sentarla en su sillita de dirigió a Pete-¿Puedes sostener el cuento?
Vio como diligentemente le abrochaba el cinturónde seguridad, y Pete decidió ir con ella en el asiento de al lado.
Ae corrió al espacio del conductor, pero una vez allí no encendió el auto. Desde atrás vio como llevaba los brazos al volante y luego su cabeza cayó en el lugar. El movimiento rítmico de los hombros no dejaron lugar a dudas de que estaba llorando toda la angustia que había vivido minutos atrás.
-Papá no tores...- pidió la pequeña - nunta mas...
-Nunca más Cami -sonó la voz grave.- vamos a hablar cuando lleguemos a casa.
-Ti...-la niña volvió a llorar -tería totolate para mamá Mica.
El silencio reinó dentro del auto, no sabía que pensar, por lo que sabía la madre había muerto hace años.
-Cami...
-Mamá tería totolate de Pete...
-Amor...- su padre se dio vuelta y la miró, y Pete no pudo detener el movimiento involuntario que llevó a sostener su manito.
-¿Era un tueño?- un puchero se formó en su boca mientras le temblaba el mentón- ella tería totolate...
-Mi cielo...- alcanzó a decir el alfa antes de que las lágrimas de su hija volvieran a caer.
El omega se sintió incapaz de permanecer ajeno y abrazó el cuerpo de la niña mientras la acunaba.
-Tranquila amor...-le susurró al oído- ¿fue un sueño bonito?
-Ti -afirmó con la cabeza- tomábamos totolate y leía el tuento.
Se quedaron así, hasta que percibió que la niña relajada sus músculos y caía en el sueño. No se habian movido del lugar. Miró su regazo, las imágenes en acuarela de la tapa de "Dos conejitos salen de paseo" llenaron su visión.
-Se lo regalé cuando estaba en el hospital con su mamá -llegaron las palabras desde adelante- Mica se lo leía siempre que la fuerza se lo permitía, supongo que es un de los recuerdos más firme que tiene, Cami era muy pequeña cuando ella murió.
"A veces sueña con ella -prosiguió- pero es la primera vez que hace algo así. En ocasiones tiene estas represiones en el habla, vuelve a un estado anterior, donde tenía a su madre..."
Pete escuchó en silencio y alternaba la vista en Ae, que había comenzado a conducir y la niña a su lado.
-¿Mañana la quieres traer al café? -dijo una vez que estaban cerca de su destino- tal vez en un horario no tan concurrido.
-No quiero dañarte...
-No lo harás - sonrió por primera vez desde que vio al alfa entrar a la cafetería. -Es una invitación.
-Gracias, voy a pedirle a Fluke que la lleve.
-Tu también puedes venir...- y corrigió de inmediato - pero claro que Fluke o tu padre pueden venir, fui desmedido en mis exigencias.
Llegaron a la puerta minutos después, Cami todavía durmiendo.
-¿Quieres llevarle galletas para cuando despierte?- preguntó antes de bajar.
-Hoy no, creo que vienen unas horas de penitencia para esta pequeña - elevó la comisura de los labios - perdí años de mi vida cuando no la encontramos.
-Okey, entonces...¿nos vemos mañana?
-Mañana - confirmó - y gracias Pete, por todo...
Apenas se despidió y bajó del auto con una sonrisa que no podía disimular, hasta que recordó que del otro lado de la puerta había un hermano que sin dudas que estaría furioso al que le debía explicaciones que no tenía ganas de dar.

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