Décimo quinto capítulo.

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Décimo quinto capítulo.

Pete pasó el día en una semiconciencia, el calor propio del celo se convirtió en algo que hacia que su cuerpo doliera de una manera extraña y desconocida. Tomó los supresores pero apenas los retuvo en el estómago.
Siguió la recomendación de su hermano y no salió de la habitación, no es que tuviera fuerza para hacerlo. Su mente giraba y en ella se reproducían las palabras que salieron de la boca de Plan. No podía creerlas, por que hacerlo sería traicionar su propio corazón, nada de eso era verdad. Ae nunca habló de amor, es verdad que no hizo promesas, pero no era necesario, sabía que el alfa correspondía sus sentimientos.
Con dificultad se incorporó en la cama, vio a un lado los alimentos que el otro omega dejó antes de salir pero no pudo llevar nada a la boca. Miró sus piernas envueltas en una sábana y las corrió para observarlas. Los huesos sobresalian en las rodillas. Se paró frente a un espejo para ver su cuerpo. Levantó la remera por sobre su abdomen y vio la cadera y el estómago hundido, las costillas demasiado notorias. Suspiró, él no quería esto pero ya estaba fuera de control. Solo quería una vida normal, pasar un día sin que su cuerpo reaccionara contra sí mismo. Ser libre de la prisión del dolor que llevaba a cuestas. Bajó la remera y buscó el celular. Su rostro se iluminó al ver algunos mensajes de Ae. Los leyó, repasó las palabras donde el alfa denotaba su preocupación. No podía dudar de él, pero a la vez, una voz en el fondo de su cabeza le decía que su hermano nunca en la vida le había mentido...
Se sentía mareado, las vueltas de sus ideas hacían que el dolor fuera más persistente y ni el amor por el alfa logró que su cuerpo hiciera algo más que volver a tenderse en la cama y colocarse en posición fetal para rendirse nuevamente al olvido.
No supo cuanto tiempo después, Plan lo sacudía por los hombros.
-Por todos los dioses Pete...quieres matarme- los ojos denotaban preocupación- no despertabas.
-Mmmm- apenas murmuraba algo ininteligible- Plan...
-Estas hirviendo- la mano fue a su mejilla- vamos a la ducha.
-No no- trató de volver a dormir- más tarde.
-No, ahora -iba tirando su ropa para sacarla- vamos, yo te ayudo.
No recordaba mucho, sólo el agua sobre su cuerpo y el sostén de su hermano bajo la ducha.
Volvió a abrir los ojos y tratar de enfocar. Plan estaba en la otra cama, la oscuridad apenas dejaba ver su perfil. Se movió por que las puntadas en su abdomen comenzaran a ser cada vez más persistentes. Lloró en silencio, por lo que sabía, esto no era lo normal en un celo. Se suponía que era una sensación de plenitud y no este dolor cegador. Trató de cerrarse a toda sensación y esperó que pronto pasara.
La mañana llegó y se fue con el otro omega a su lado sin dejarlo más que lo necesario, intentando que comiera algo pero la debilidad de su cuerpo lo mantenía tumbado y sin posibilidad de reacción.
-Pete, tendremos que ir a un hospital.- el tono era suave, como si intentara no asustarlo.
-No...ya va a pasar.-trató de tranquilizarlo aunque sólo quería dormir.- no te preocupes.
-No digas eso, claro que me voy a preocupar, eres mi hermanito...
Sonrió, el enojo de su hermano había mutado volviendo a ser el hermano cariñoso y dulce de siempre.
-Tranquilo, estoy un poco mejor- mintió para no preocuparle más.
-Estas seguro?- la desconfianza en todo su rostro.
-Si -intentó darle mayor firmeza a su tono- mejor ve con mamá antes de irte a la universidad, yo me quedaré aquí y descansaré un poco más.
-¿Puedes comer algo?- las palabras imploraban por algo que le era casi imposible.
-Si, voy a intentarlo- volvió a mentir.
Ni siquiera revisó el celular, ¿Qué podría decirle a Ae? Su estado era un desastre, no tenía control de un cuerpo que cada día estaba más demacrado y no podía dejar que lo viera así.
Con el pasar de los días el celo fue menguando y su mente clarificándose. Su primer incursión fuera de la habitación o el baño fue para ver a su madre. Caminó con lentitud y se tendió a su lado mientras ella dormía. Tomó con delicadeza uno de sus brazos para colocarlo sobre su propio cuerpo como si ella lo estuviera abrazando. Inspiró su aroma y dejó que lo llenara desde sus pulmones. Se quedó allí hasta que Plan apareció observándolo desde la puerta y lo llamó. El tiempo de hoy con su mamá había terminado aunque no habían sido más que minutos, pero su padre no podía encontrarlos ahí. "Un día se va a terminar" pensó aunque fuera una mentira "ya va a pasar y vamos a ser felices".
〰〰〰
Habían pasado diez días sin ninguna noticia de Pete y esta matándolo. No respondió sus mensajes, esperó fuera de su Instituto pero evidentemente no asistió durante este tiempo. Había pensado volver a acercarse a Plan y preguntarle directamente, pero sabía que no sería más que una idiotez.
Necesitaba verlo, saber que estaba bien, que nadie lo había dañado, que su cuerpo no había reaccionado de mala manera a este celo. No quería volverse loco y llevar su cabeza por escenarios del horror, pero tenía el suficiente conocimiento sobre lo que podría hacer un celo en un cuerpo de las características de Pete. Nunca le había importado nada que tuviera que ver con los omegas antes y ahora las acciones del pasado estaban jugando delante de sus ojos.
Entró al hospital donde se iniciaban las prácticas y silenció el celular muy a su pesar, había una tonta esperanza de de que pronto se comunicaría con él. Caminó junto a otros estudiantes de medicina mientras le explicaban el funcionamiento interno del sector y le indicaron sus primeras labores. Desde hoy su tiempo se vería acotado, pero este era su sueño y no estaba dispuesto a fallar. Se enfocó por las horas dentro del hospital en la atención de sus primeros pacientes supervisado por un mentor que lo guiaría en este primer tramo. Y desde el día que Pete desapareció pudo sentir algo más que no fuera tristeza en su alma. Se llenó de una energía nueva y distinta, esto era lo que él quería, era su sueño y por primera vez pensó que podía vivirlo junto a otro, su omega podría ser parte de esto, compartir sus logros como él apoyaría todo lo que el pequeño se propusiera.
Tarde en la noche salió, se acercó a Mean que estaba en el mismo grupo en la explanada del hospital y esta vez no hubo forma de que su boca no pronunciara el interrogante que estaba volviendolo loco.
-¿Sabes algo de él?- el tono era bajo, de nada serviría querer imponerse con malos modos.
-No voy a decirte nada Ae -la mirada que le dedicó el alfa demostró que no iba a tener suerte, siguió caminando para buscar su auto.
-Pero lo sabes, ¿verdad?- sabía que su amigo tenía una suerte de entendimiento con Plan y suponía que algo le habría comentado. Mean no respondió y su mirada siguió sin desviarse.- no pida nada...solo necesito saber que está bien...
Llegaron al estacionamiento y se ubicaron frente a la moto y el auto de cada uno.
-Te lo ruego, dime que está bien...
-Ae, basta. No voy a decir nada sobre él.
-Lo amo Mean - sus ojos reflejaron la verdad- me llevó tiempo entenderlo, pero es así.
-Diosessss...-susurró.
-Lo amo y necesito saber que pasa con él. Tu lo viste, lo conoces- tragó saliva porque el nudo en la garganta apenas lo dejaba respirar- el celo en un cuerpo como el de él puede ser terrible, y me está matando la falta de información.
-Solo voy a decir que ya lo superó.
Suspiró audiblemente, el aire volvía a entrar a sus pulmones.
-Gracias Mean. Ya veré como hago para acercarme a él nuevamente.
-Ae...
-No voy a decir nada, eres mi amigo y nunca mas voy a ponerte en la situación de que tengas que mentir por mi culpa.
Mean palmeó su espalda y entró al auto. Él en cambio, se quedó unos minutos mientras el otro iniciaba la vuelta a casa. Miró el cielo oscuro salpicado de algunas estrellas y recordó las manos de Pete pasando a través de su pelo. Subió a la moto y arrancó. Mañana sería otro día, y sea como sea encontraría la forma de volver a verlo. Ya no soportaba más este hueco que iba creciendo a cada minuto al no tener noticias del omega.

〰♥〰

Una vez en la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora