Vigésimo tercer capítulo.

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Vigésimo tercer capítulo.

Ohm caminó con su nieta de la mano mientras ella intentaba saltar las olas. Una vez que Cami despertó de la siesta se decidieron por un picnic en la playa por lo cual ahora estaba al sol mientras la pequeña reía a carcajadas cuando el agua salpicada sus pequeños pies. Miró a la sombrilla donde Ae estaba ubicado con los ojos puestos en el mar. Otra vez tenía ese aire de melancolía que lo acompañaba hace más de 6 años, la tristeza subyacía detrás de su sonrisa y lo entendía, porque la llegada de Cami a sus vidas nunca haría que olvidaran que alguna vez hubo un pequeño que no llegó a nacer  y fue arrancado de su padre omega de una forma cruel y despiadada.
Desde ese día habían transitado un largo camino intentando sanar en el trayecto pero sabía que su hijo no había cerrado el círculo ni se había perdonado por las acciones que desencadenaron la desgracia que aún lo tenía atado al pasado. Como padre entendía el sufrimiento porque para él, su hijo y ahora su nieta, lo eran todo. Ae todavía vivenciaba el sentimiento de culpa, culpa por haber engañado a ese joven y luego no haberlo protegido de la maldad de su padre. A veces lloraba al recordarlo, esos días eran los peores, porque ni siquiera su pequeña podía arrancarlo del estado de desesperación.
Volvió al aquí y ahora, siguió jugando con la niña hasta que el cansancio le ganó, ya no era un niño aunque se mantenía en muy buena forma. Se acercó a la sombrilla llevándola en brazos mientras ella se quejaba y pedía que Fluke la acompañará para seguir con sus juegos. Por supuesto que el omega accedió, él nunca le negaba nada. Se sentó al lado de su hijo y miró la pequeña figura de su secretario correr tras una pelota junto a Cami, l pelo castaño se movía con la brisa, la piel de las mejillas  comenzaba a enrojecerse con el sol. No era la primera vez que pasaban vacaciones juntos, por lo general lo acompañaba por si se presentaba algo de urgencia en torno a su empresa por lo cual ya varias veces lo había visto así. Sabía que era un jefe exigente en ocasiones pero a cambio daba una buena compensación, así que él nunca se iría de su lado...
Lo vio chocar con alguien y caer, comenzó a levantarse para cerciorarse de que no se hubiera hecho daño cuando observó que un brazo tiraba de el cuerpo del secretario hacia arriba. En ningún momento la sonrisa de Fluke desapareció, de lejos vio como sus dientes hacían aparición  y sus ojos  casi se cerraban al reir, la mano del otro hombre, evidentemente un alfa, ayudaba a sacar la arena que se le había pegado en la espalda. La vista se le fue nublando, ese alfa estaba cada vez más cerca y no dudaba de que estuviera coqueteando con el joven omega. La situación lo superó. Se impulsó para levantarse con rapidez y avanzó hacia ellos.
-Fluke- lo llamó sin importar la interrupción- ¿ya terminaste?
-¿Qué? - la confusión era evidente en su cara que ya no mostraba la sonrisa.
-¿No estabas cuidando a Cami?- miró de reojo al recién llegado.
-Si...yo...
-Perdón, fue mi culpa- la otra voz intervino y él tenía ganas de ignorarlo aunque su buena educación no se lo permitió - yo choqué con él.
-Esta bien- asintió- sólo que la  distracción no permite que él cumpla  con su trabajo.
La inhalación a su lado le dio la pauta de que se había extrapolado en el comentario, porque Fluke no era sólo un empleado, era un miembro más de la familia, y ahora estaban viviendo un momento familiar del que terminaba de desvincularlo con sus dichos, como si se tratara de un alguien que solo estaba al cuidado de la pequeña.
-Adiós Kao, un gusto conocerte- se despidió del alfa que lo miraba demasiado mientras tomaba la mano de la niña y la llevaba bajo la sombrilla junto a Ae.
Lo siguió unos pasos atrás pensando en su propia estupidez, lo escuchó despedirse de su hijo y de la pequeña.
-Fluke...- lo llamó, necesitaba disculparse, no entendía porque pronunció esas injustas palabras.
-Señor...lo siento, debo volver, olvidé revisar unas cosas.- no levantó la vista ni miró de frente- nos vemos más tarde.
-No Fluke...-tendría que arreglarlo- no hay nada importante ahora.
-Para mi si, prefiero seguir haciendo mi trabajo.
-No es necesario...- mierda, fue un estúpido.
-Nos vemos más tarde.- no escuchó sus excusas.
Se quedó mirando la espalda del secretario mientras se alejaba bajo el sol de la tarde.
Se ubicó a la sombra al lado de su hijo y su nieta que ya estaba picoteando algunas galletas.
-¿Qué hiciste?-preguntó su hijo.
-Dije una estupidez- ni siquiera intentó fingir que no era así.- lo traté como un simple empleado que no cumple sus funciones.
-¿Qué? ¿Por qué? - era obvio que lo que hizo estuvo fuera de lugar.
-No se, realmente no lo se -suspiró largamente mientras acariciaba el cabello de su nieta- pero se que lo hice sentir mal.
-¿Y no piensas solucionarlo?
-Es que es la primera vez que no me contesta con esa lengua mordaz que tiene -y es que rara vez Fluke reaccionaba con semejante calma- tal vez no es para tanto y malentendí todo.
-¿Enserio? -el menor chasqueó la lengua -eres de lo que no hay...
-¿Qué...?
-Nada, pero será mejor que arregles las cosas con él.
-¿Qué sugieres?
-Totolate!!!- intervino una pequeña voz.
-¿Qué?- los dos preguntaron a la vez y miraron a la pequeña que por lo visto estaba más atenta de lo que pensaban.
-Totolate de Pete- repitió - y crema para Fluke.
Ae despeinó con la mano los rizos que se movían libre en la cabeza de su hija.
-Eres imposible hija, el chocolate es para tí, no para el tío Fluke.
-Pero el abuelo lo puso tistre, te tompre totolate.
Ohm se sintió aún más imbécil, hasta Cami se dio cuenta del comentario desubicado que salió de su boca. Y no podía creer que estaba por tomar el consejo de una niña de 5 años.
-Amor, ¿te acuerdas como se llama el lugar el donde lo compraron?
-Mmmm- colocó dos dedos en su mentón- se escribe así.
Con el dedo índice fue escribiendo las letras en orden aunque no sabían que significaban, realmente tenía una muy buena memoria visual.
-PETIT- leyó - ¿Petit? ¿Así se llama?
-Si si - asintió moviendo la cabeza - Pete hace las galletas y la crema.
-Esta bien, voy a averiguar dónde queda.- sacó su celular para buscar la dirección e indicaciones de como llegar.
-Papá, escucha - su hijo lo frenó cuando él intentó levantarse y salir a comprar algo dulce para ganar el perdón del omega - porqué no vas primero a hablar con él, sospecho que esta vez te pasaste de la ralla, miles de veces te dije que un día se hartaría de ti.
Esas palabras lo pusieron en alerta, es verdad que Ae varias veces se lo había repetido pero él nunca lo había tomado en serio hasta este momento. 
Quedaron en que el joven junto a su hija buscarían la pastelería y llevarían algo para una merienda tardía mientras él trataba de arreglar la tontería que había hecho.
Dejó a sus dos amores en la playa y comenzó a caminar a la casa de grandes ventanales vidriados que dejaban ver un paisaje que se extendía hasta el mar, la cual había comprado meses atrás. Entró por una puerta trasera y comenzó a recorrer las diversas estancias buscándolo. Lo encontró en una oficina que habían montado a fin de tener un espacio donde hacer algunas actividades laborales. Estaba sentado de espaldas a la puerta acomodando alguna carpetas y revisando papeles. Los movimientos eran medidos y justos, siempre eficiente, nunca dejando nada al azar u olvidado, era su mano derecha y sin él muchas cosas no podrían haber sido logradas. Tenía el pelo húmedo,de seguro se bañó al llegar.
-Fluke- lo llamó y notó la tensión reflejada en los hombros ante la mención de su nombre.
-Señor...- no volteó a mirarlo.
-No Fluke, sabes que no debes llamarme así...- comenzó a acercarse- y no tienes porque hacer esto.
-No, esta bien, es esto para lo que vine- vio las pequeñas manos hechas puños sobre el escritorio, posiblemente quería golpearlo.
-No, vinimos de vacaciones. Escucha- tomó aire antes de continuar.- quiero pedirte perdón.
-Esta bien señor- desestimó sus palabras - ya dejé todo listo, los papeles ordenados.
-¿Qué? No entiendo...
-Voy a tomar el resto de mis días en un hotel cercano- comenzó a levantarse y por fin pudo ver su rostro aunque no por mucho. Los ojos estaban rojos e hinchados.- no creo que haya ninguna urgencia por el momento.
-No...no te puedes ir...- debía retenerlo a su lado, temía que si lo dejaba salir de esta casa también saldría de su vida.
-No está en sus manos esa decisión, es mía- por fin el Fluke que conocía, aunque su defensa habría sido más efectiva si no se pareciera a un pollito mojado- así que no tiene nada que decir.
-No importa, no quiero -parecía un niño caprichoso.- no te vas a ir.
-¿Qué? ¿Esta imponiéndome algo? - ladeó una ceja y se cruzó de brazos.
-No, sólo estoy diciendo que no te vas, vinimos juntos.
-Me da lo mismo -comenzó a dirigirse hacia la puerta de la pequeña oficina.- ya tengo la reserva.
-Cancélala.
-Usted no puede ordenar algo así.- se paro frente a una pared y allí notó por primera vez un bolso de viaje listo.
-¡Ya basta de hablarme así!- odiaba que fuera tan formal al hablarle- y quiero que te quedes.
-No es mi problema lo que usted quiera, no me paga para que viva aquí mis vacaciones.
-Eres mi empleado, claro que vas a hacer lo que yo te diga- los ojos del omega se agrandaron y se guardó una réplica que de seguro no le hubiera gustado. Empezó a mover el bolso hacia afuera mientras él lo seguía. -Vamos Fluke, no es lo que quise decir.
-Entiendo...- siguió atravesando el comedor sin mirarlo.
- No, no estas entendiendo...-no podía creer que todo estuviera yendo tan mal.
-Lo que usted diga.
-Basta Fluke! - no podía dejar que saliera por la puerta, no estaba renunciando, pero se sentía como perderlo.- Quédate, por lo menos piensa en Cami, ella te quiere.
-Nos veremos todo el tiempo, sólo que yo dormiré en otro lugar.
-No quiero, no te lo permito.- observó como el joven dejó caer el bolso a su lado y lo enfrentó.
-¿Qué no me permite?- se adelantó unos paso hasta que estuvo de frente, los ojos almedra fijos en él- usted es sólo mi jefe, no tiene ningún derecho.
-Si lo tengo - caminó un paso poniéndose un poco más cerca, haciendo notar la diferencia de tamaño.
-Usted es un idiota.- las palabras salieron entre los dientes.
-Di lo que quieras, te estoy dando una orden.
-Ohhh por los dioses- un dedo fue apuntado a su pecho, los ojos comenzaron a aguarse- usted es mucho peor de lo que pensaba.
-Ahhh ¿si? -avanzó un poco más y ya lo miraba desde arriba.
-No voy a discutir - comenzó a agacharse para tomar el bolso y continuar con su salida pero una mano se lo impidió cuando lo tomó del codo.
-Por favor Fluke...no te vayas...- la voz bajó varios tonos.
-Ya lo decidí.- intentó ser firme.
-Por favor...-el cuerpo estaba centímetros del suyo y desde la cercanía el aroma del alfa mezclado con el del mar llegaba como en oleadas.
El error de Ohm fue mirar de cerca el rostro de Fluke y allí encontrar una constelación de pecas sobre el puente de su nariz. La mano fue directo a allí y las acarició como si su toque pudiera borrarlas. El omega estaba paralizado, sólo sus pupilas se movían siguiendo los ojos del mayor. Los dedos se movieron a una de sus mejillas y se quedaron ahí, agachó su cabeza para llegar a la altura del oído del más pequeño para poder susurrar "Quédate".
-Por favor...-apenas logró responder a media voz.
-No te vayas...-volvió a hablar y está vez con suavidad logró mover la cabeza del omega para que enfrentara su mirada.
Las pestañas del pequeño revolotearon al contacto inesperado de los labios del mayor. Sintió como con suavidad iniciaba un movimiento sutil mientras una mano se dirigía a la pequeña cintura y lo apretaba contra su cuerpo y la otra se mantenía en su mejilla. Tímidamente abrió la boca para permitir el ingreso de la lengua que comenzó un reconocimiento suave hasta que de a poco se tornó más osado. Las manos de Fluke fueron a los hombros del alfa y se posaron allí, sin saber si empujar o atraer. Los segundos comenzaron a consumirse así como los consumía el calor que experimentaba cada uno. Separaron las bocas y volvieron a mirarse, ninguno dijo nada. Y por primera vez en años Ohm vio todo con claridad.
Colocó una mano detrás de la nuca para sostenerlo y allí, sin más, se dedicó a saquear la boca del omega, a conquistarla con lamidas y mordidas, a succionar los labios tiernos que ya comenzaban a hincharse. Llevó las dos manos a los glúteos de Fluke e hizo un movimiento para terminar alzándolo mientas el otro se sostenía de su cuello. Sin mediar palabra los llevó nuevamente a la oficina y cerró la puerta con una mano que apenas logró desocupar antes de volver a donde pertenecía. Caminó hasta el escritorio y lo colocó sobre el mientras se acomodada entre sus piernas. Se separó y miró a su secretario, despeinado, los labios rojos y los ojos brillantes.
-Ohm...por favor...si no es verdad no lo hagas, porque yo no tengo voluntad para resistirte. - las palabras salieron suaves y se perdieron en el silencio del lugar.
Como única respuesta el alfa sólo pudo seguir su instinto, el que le decía que Fluke era indispensable en su vida y que nada tenía que ver con ser su jefe. Primero le sacó la camisa, no perdió tiempo en desabrochar botones y la tironeó por la cabeza, le siguió la bermuda y sólo le dejó el boxeo, hizo lo mismo con su propia ropa. Lo tenía allí, a su merced y lo unico que quería en este momento era atormentarlo con tanto placer para que entendiera que no podía dejarlo ir, que entre ellos había algo mucho más profundo aunque nunca se hubieran dicho las palabras y a él le hubiera costado años darse cuenta.
Se perdió en ese cuerpo tierno y dulce, se dedicó a enloquecerlo con su boca, a marcarlo con pequeñas mordidas y a llevarlo al borde del placer una y otra vez, hasta  que una vez hundido en él prometió que haría todo lo posible para que Fluke nunca más se quisiera ir, porque una cosa era segura, su vida no sería la misma sin este omega en ella. Al fin y al cabo, por fin, después de tantos años podía admitirse a sí mismo que estaba enamorado. El placer llegó a los dos mientras se movían al compás entrelazados, algunos papeles en el suelo al igual que la ropa.
El omega sintió la cara arder una vez que la excitación fue disminuyendo y el alfa comenzó a limpiarlo. Lo llevó a un sillón y todavía desnudos, se dedicaron a acariciarse con pereza mientras se robaban algunos besos.
-¿De que te ríes?- cuestionó el joven cuando sintió la sonrisa contra su piel.
-En cualquier momento vendrán Ae y Cami con chocolate y bollos con crema...- no podía dejar de tocarlo y comprobar la suavidad de su piel.
-Mmmm, ¿qué?- habló somnoliento.
-Cami insistió comprar chocolates para que me perdonaras.
Fluke se sentó de golpe.
-Ohhh dioses...- lo recordó.
-¿Qué pasa? - la reacción fue extraña. -Es Pete! - exclamó- el Pete de los chocolates es el Pete de Ae.
Se hizo silencio entre los dos, porque no había forma de preveer como podría resultar el inminente encuentro.

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