‡Lealtad‡

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Al día siguiente TaeHyung fue a hablar con la directora en busca de soluciones y su horario de clases. Él y JungKook habían quedado el día anterior en verse fuera del Comedor cuando sus clases hubiesen terminado. TaeHyung se sentía mejor sabiendo que iba a estar acompañado y que al menos podía contar con alguien.
La directora fue demasiado cortante ese día en comparación con el anterior. TaeHyung decidió no pensarlo demasiado y le preguntó acerca de cómo iba a hidratarse, pues a pesar de que podía aguantar mojándose con el agua de repuesto que había traído necesitaba nadar y ejercitar. También sus aletas necesitaban salir de vez en cuando o podría sufrir alguna transformación indeseada en medio de una clase. La directora se sorprendió en demasía cuando le afirmó que el agua salada le quemaba y le aseguró que tendría un espacio reservado para él al final del día. El chico acuático estaba ansioso por volver a sumergirse en su elemento.
Después de eso se dirigió a sus primeras clases. Resultaba que él tenía seis clases al día mientras que los demás estudiantes contaban con cuatro horas diarias. La directora había sido pragmática al explicar la razón de su exceso de estudio: su falta de conocimientos previos. Con suerte para el año siguiente podría unirse con sus compañeros de su misma edad, si aprobaba todo en ese primer curso, claro.
Mientras se dirigía a su primera clase con sus libros recién recogidos de la biblioteca suspiró entre nervioso y emocionado. Quería empezar a saber más de ese mundo del que siempre había pertenecido pero que no conocía de nada. Sonrió sin quererlo mientras leía el libro de su asignatura. Si bien el título había sido un detroza-esperanzas el contenido le estaba más que agradando. Contaba la Historia de las primeras criaturas desde que los humanos se habían extinto. Relataba la enorme guerra que hubo cuando las primeras criaturas con magia aparecieron sobre la tierra. Los humanos habían sido criaturas que habían intentado encontrarle una explicación a esas primeras criaturas mágicas. TaeHyung se emocionó cuando leyó que éstas criaturas primitivas pertenecían también a su mismo elemento: el agua. Siguió leyendo hasta que llegó a su clase donde un montón de alumnos de primero se amontonaban. Cerró el libro y agarró su bandolera esperando por el profesor.
Antes de salir de su cuarto aquella mañana se había cogido unas cuantas botellas de su agua por si había algún que otro accidente. No quería deshidratarse. De repente la profesora entró con muchas prisas y detrás de ella todos los estudiantes que no dejaban de hablar.
TaeHyung buscó un lugar cerca de la profesora pero no demasiado pegado a ella. Se sentó solo, obviamente. Sin embargo, mientras iban entrando los estudiantes de las diferentes especies (cada uno iba en un grupo formado por sus especies). Primero entraron hadas, después unas pocas sirenas con el pelo mojado y finalmente hombres lobo. TaeHyung no pudo evitar levantar la vista en busca de su amigo. Para su suerte le encontró siendo empujado por sus compañeros mientras entraban medio corriendo.
—¡Vamos Jeon! —gritó uno de ellos. Era más alto que JungKook y parecía más corpulento. —¡Muérdeme, venga! —JungKook parecía incómodo y pasó de él, entrando mientras miraba el suelo. Le volvieron a empujar buscando que se cayese al suelo y TaeHyung frunció el ceño molesto con ese chico. Sin embargo, una vez que entraron, todos levantaron sus orejas atentos y movieron sus narices olisqueando como si se estuviese cocinando un enorme filete o una hamburguesa. Cuando quiso darse cuenta los hombres lobo estaban andando hacia él mientras olisqueaban. Las mujeres o chicas lobo pasaban de largo mientras olían. Parecía que había algo que no entendía.
—¿Y ese olor? —preguntó uno de ellos.
—Nunca había olido algo así. —respondió otro mientras olía con una sonrisa boba.
—Es tan dulce...—susurró otro cerrando los ojos del gusto.
TaeHyung decidió pasar de esos imbéciles y levantó una mano intentando llamar la atención de JungKook. El chico le encontró al instante y sonrió un poco. Sin embargo no fue el único que le encontró pues el grupo que le estaba molestando corrió hasta él como locos. TaeHyung se apartó asqueado de que esos chicos se lanzasen a por él. No quería tener nada que ver con ellos, además que no les conocía.
—¿Tú eres el que huele así de bien? —preguntó uno.
—Es tan dulce...—respondió otro con los ojos cerrados.
Uno le cogió una mano e intentó apartarla, pero no pudo. Entre todos empezaron a olisquearle la muñeca. TaeHyung no se había sentido más horrible en su vida. ¿Qué tenía su olor que volvía tan locos a los lobos? No entendía nada.
De repente un gruñido se oyó desde atrás. Ahí se encontraba JungKook con su cola erizada y mostrando sus pequeños colmillos. Un pequeño gruñido salió de su garganta. Algunos se giraron para verle mientras que otros seguían oliendo sin parar.
—Dejarle. —les ordenó el chico. TaeHyung le sonrió algo culpable. Realmente no sabía qué estaba haciendo pero sabía que era culpa suya.
—Cállate Jeon. —respondió otro de mala manera. TaeHyung le frunció el ceño y apartó su mano enfadado. ¿Eran imbéciles o qué?
—Dejadme en paz ya. —les dijo un poco cohibido pues había algunos que eran realmente bestias andantes. Eran enormes y muy altos. Otros eran pequeños y muy flacuchos mientras que JungKook se encontraba un poco en el medio.
Todos bajaron las orejas como si hubieran sido regañados. TaeHyung no supo cómo interpretar aquella expresión de ofendidos que le estaban regalando. Miró a JungKook sin saber qué hacer y él se acercó aún con su expresión de molestia y se sentó a su lado.
—Es mí amigo. Largo. —les indicó aún con los dientes apretados. Todos le miraron con la misma expresión de molestos.
—Vamos, tío. —le dijo el que le había empujado. —Tienes que compartir. En la vida había olido a alguien así. —comentó. —Es más dulce que cualquier chica que haya visto jamás...
Aquello hizo que TaeHyung tragase saliva. ¿Le estaba comparando con una chica?
—Soy un chico. —les indicó algo extrañado. —Y como ha dicho él: largo. —les dijo de manera brusca. Se estaban empezando a meter un poco donde no les debía.
—Vamos. Yo te llevo a casa y mi madre me dice que da igual que seas chico, chica o mosquito que con ese olor cualquiera te querría tener. —TaeHyung abrió los ojos sorprendido y se quedó sin palabras. ¿Cómo?
—Cierra la boca, imbécil. —le espetó abriendo su mochila, quería coger una de sus botellas y...—No soy un objeto. No le pertenezco a nadie, ni por mi olor, ni por ser un chico. Así que date la vuelta, métete tu rabo entre las piernas y olvídate de mí. —sentenció firmemente. —Y si mi olor es tan increíble entonces tal vez deba buscarme a personas tan increíbles como yo y no basura maloliente. —con aquello el chico se quedó boquiabierto y se acercó más a él.
—Aquí la única basura maloliente es Jeon. Si de verdad quieres juntarte con personas que merecen la pena deberías...—sin embargo el chico no pudo terminar pues empezó a flotar. Se asustó tanto que intentó moverse para volver al suelo pero fue en vano. La profesora, que parecía controlar el elemento aire le sentó lo más alejado de ellos y después le empezó a regañar por crear problemas el primer día de clase.
TaeHyung se rió y se cruzó de brazos victorioso mientras veía como su séquito se desplazaba a sus asientos. Suspiró aliviado y miró a JungKook que estaba aún molesto.
—¿Estás bien? —le preguntó después dándose cuenta que seguía igual de sucio que el día anterior y sus ojos estaban hinchados de haber dormido mal. Le miró y gruñó un poco aún con sus orejas alertas sobre su cabeza. —No te enfades. Son idiotas que no merecen ni eso. —le explicó. —Además, un buen amigo me dijo que no debía hacerles caso. —una pequeña sonrisa se asomó por sus labios y TaeHyung sonrió también más tranquilo.
—De todas formas, no me gusta que hagan eso. —le explicó. —Deberían tener un poco de respeto al menos...
—Ya. —respiró hondo y se acomodó en su asiento. —Creo que debería preguntar sobre ello. Esto ya parece serio.
—¿El qué? ¿Tú olor? —TaeHyung asintió mirando el libro que tenía delante.
—Sí. Ya me pasó con tu hermano. Actuó igual y ahora con ellos...—suspiró tocándose el puente de la nariz. —No sé qué hace que mi olor sea así. El único que actuó normal fuiste tú...
—La verdad, —inició JungKook algo avergonzado. —tu olor es algo así como irresistible. ¡Quiero decir!—se intentó corregir al momento por la vergüenza. El color rojo alcanzó sus mejillas y TaeHyung sonrió. —No lo sé. Es como el mejor olor que alguien como nosotros podría imaginarse. Lo que pasa es que a mí me da vergüenza oler a otras criaturas...—sentenció. —Por eso no dije nada. Intenté reprimirme. Pero es verdad que es algo... único. —TaeHyung sonrió de nuevo.
—Entonces tendré que preguntar si hay alguna manera de controlarlo o hacerlo menos fuerte. —comentó pensativo. —No sé si será posible con algún hechizo...
—Los vampiros tienen muchas pociones para el olor. Ellos prefieren no oler a nada. Pero si no te funciona siempre puedes hablar con un mago. —TaeHyung asintió y se quedó pensativo por un momento.
La clase comenzó un poco después y antes de que pudiese darse cuenta ya estaba de camino a la siguiente. Ésta la dió con criaturas de otras edades diferentes a JungKook. La mayoría fueron sirenas que le miraban y cuchicheaban mucho debido al espectáculo que había dado ayer. Fue una hora muy larga.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora