Curación

23 3 2
                                    

—JiMin, creo que podemos probar una cosa...—un par de días después de regresar de la aldea TaeHyung apareció de repente mientras estaba trabajando. JiMin había decidido encargarse la burocracia en el edificio del tribunal. Se pasaba el día entero entre papeles y aunque siempre había optado mas por la acción no podía quejarse del trabajo que le habían dado. JungKook por el otro lado, estaba totalmente liberado de trabajo hasta que la señora Kim se relajase de su amenaza. Del mismo modo Nam se había agenciado un hueco en el Cuerpo al que pertenecía HoSeok y JiMin nunca le había visto más feliz estudiando e investigando humanos. No le gustaba que el chico estuviese metido de nuevo en aquél mundo pero en el fondo sabía que no podían escapar de allí hasta que finalizasen lo que habían empezado hace seis años.
JiSoo se acercó a su mesa con una enorme sonrisa en sus labios y le saludó con amabilidad. JiMin le devolvió la sonrisa con cariño ya que no podía negar que la pequeña era adorable. La cogió en sus brazos y la sentó en su regazo haciéndole cosquillas en el costado. TaeHyung sonrió ante su acción y se quedó quieto esperando su respuesta.
—¿De qué estás hablando, Tae? —preguntó con un buen humor. Nam y él estaban avanzando en su relación y debía admitir que estaba adorando las facetas que descubría del mago. No creía que pudiese enamorarse más, pero así era. Y no podía evitarlo.
—Tus alas...—le dijo sin detallar más. JiMin abrió los ojos ante aquella palabra y dejó a JiSoo en el suelo con una prisa repentina. Se levantó de su puesto y caminó junto con TaeHyung fuera del edificio, avisando que recuperaría las horas en la tarde.
Sin mayores dilaciones TaeHyung le dirigió hacia un pequeño estanque de aguas subterráneas. Esas aguas eran dulces y habían servido para hidratar a él y a su familia durante aquellos seis años. También podían beber de ella y la familia akuana se encargaba de mantener en perfecto estado aquél lugar.
Cuando llegaron JiMin observó a JungKook jugando tranquilamente con un niño pequeño que tenía las mismas marcas en la piel que TaeHyung. Se trataba de su hermano más pequeño. Aunque tenía unos cuantos años más que JiSoo.
El pequeño estaba riendo a carcajadas ya que JungKook le elevaba por los aires con su fuerza y altura. El niño jamás llegaría tan alto como estaba ahora mismo y le estaba encantando. Después JungKook le dejaba chapotear en el agua y le cogía de nuevo para elevarle. TaeHyung sonrió amando la escena y se metió en el agua hasta que se acercó a su chico. Ahí le dió una pausa al juego y le dió un pequeño beso en los labios que el lobo recibió moviendo su cola y orejas. JiMin no podía estar más contento con ambos.
—¡Oh, hola JiMin! —le saludó después del beso y dejando al niño en el suelo del estanque, que no cubría casi nada. TaeHyung le había informado que había zonas que eran más profundas que otras, pero que de cualquiera de las maneras no se metiera en el estanque, ya que no iba a ser necesario.
—Buenos días Kook—le dijo con una mirada coqueta. JungKook entonces se ruborizó por haber besado a TaeHyung delante de JiMin y de los niños, como si nada. TaeHyung suspiró conociendo lo que le pasaba a su lobo y rió no dándole importancia.
—Verás JiMin, hemos estado pensando en tus alas y tal vez lo mejor es que te cure en vez de hacer con mis poderes que se muevan. —JiMin abrió los ojos ante aquello.
—Entonces, ¿Crees que hay una posibilidad de que pueda volver a volar? —soltó con la respiración un poco contenida. JungKook sonrió y asintió haciendo que el corazón del hada flotara por unos segundos.
—Hace seis años, no sé si te acordarás—empezó a relatar JungKook—, cuando se quemó Jin...—JiMin asintió emocionado. —TaeHyung consiguió arreglar su quemadura con sus poderes curativos. Si consigue volver a ese estado tan potente es posible que te pueda curar ya que, al fin y al cabo, es una quemadura. —JiMin rió y algunas lágrimas de felicidad se formaron en sus ojos no pudiendo contenerlas. Después se acordó de algo y su sonrisa se desvaneció.
—Por cierto, ¿Sabéis algo de SeokJin?—les preguntó conociendo la respuesta a su pesar. TaeHyung y JungKook se miraron y negaron sin poder evitarlo.
—Lo he estado buscando, pero nos está evitando...—dijo TaeHyung con el ceño un poco fruncido. —Solo quiero aclarar las cosas, hablarlo como adultos...—JungKook entrelazó sus manos y TaeHyung sonrió con la acción. Le dió un beso en la mejilla agradecido por tenerle ahí, junto a él.
—Y, ¿lo que creías que estaba provocando su actitud? —TaeHyung puso los ojos en blanco ante aquello. JiMin se quedó callado esperando su respuesta.
—Es una estupidez. Estoy seguro que a Jin le pasa algo distinto y mucho más serio que lo que yo creía.
—¿Qué era, Tae? —le preguntó JungKook en un tono grave y bajo. Un escalofrío pasó por la espina dorsal de TaeHyung y sintió sus mejillas coger color. 
—Oh, por mi madre, creía que Jin estaba enamorado de ti o que le gustabas, al menos. —declaró en un tono cansino. JiMin frunció el ceño no negando aquella posibilidad y JungKook sonrió avergonzado. —Una estupidez, ¿Verdad?—JiMin no respondió y sin decir nada más TaeHyung decidió empezar con el tratamiento del hada.
—Empecemos con esto y dejemos las cosas del corazón para otro momento...—JungKook asintió y se acercó hasta JiMin, quien se mantenía callado hasta que les vio acercándose a la orilla donde estaba él esperando.
—Entonces, ¿Qué hay que hacer para que entres en el estado de concentración de hace seis años? ¿Para que me cures? —TaeHyung asintió y se puso serio. Toda expresión desapareció de su rostro.
—No recuerdo mucho de cómo curé a Jin pero sí recuerdo que JungKook estaba a mi lado y me sostuvo todo el tiempo. —JiMin asintió mientras le enseñaban sus manos fuertemente unidas. JungKook sonrió con cierto orgullo. Parecía que la compañía de TaeHyung le estaba haciendo bien para su amor propio. —Ya sabes, amor, si no vuelvo, intenta meterme en el agua o hacerme algo que me haga regresar...—JiMin les observó y TaeHyung rió con cierta picardía. —Siempre puedes besarme hasta que me despiertes. Sería genial. —le dijo susurrándole lo último. JungKook asintió poniéndose un poco colorado y cogió aire al igual que fuerza. Levantó sus manos entrelazadas para que TaeHyung no olvidase que le estaba sosteniendo, que estaba a su lado. TaeHyung asintió y cerró los ojos, concentrándose en el agua a su alrededor y en la frecuencia cardiaca del hada, que era muy rápida.
—¡TaeHyung va a hacer magia! —gritó JiSoo emocionada y dió una palmada con sus manitas. TaeHyung no pudo evitar sonreír por la dulzura de la niña y entonces comenzó a brillar, dejando una luz suave y turquesa muy débil. JiMin le observó con los ojos muy abiertos y tragó saliva. Todos los tatuajes de TaeHyung estaban brillando al mismo tiempo y la luz no tardó en hacerse poco a poco más potente.
Entonces, sin que JiMin pudiese percibirlo, JungKook cerró sus ojos también, encontrando una conexión parecida a la que habían tenido en el Estanque Lunar. Y, tampoco pudo darse cuenta del brillo que empezó a destilar del ojo azul de JungKook cuando éste volvió a abrirlos. TaeHyung le imitó en la acción, dejando ver una luz extraña que parecía cubrir sus orbes. Enfocó a JiMin y pareció recuperar su propósito. Sin mayores dilaciones comenzó a mover sus brazos y manos, provocando que tiras largas de agua salieran de la charca y avanzaran por el aire hasta sus manos. Éstas se acumularon ahí y dieron algunas vueltas sobre sus manos, rozando su piel y creando un efecto maravilloso con la luz que desprendían sus tatuajes. JiMin estaba alucinado con el espectáculo que era observar a TaeHyung usar su elemento. Sabía que cuando el chico lo usaba de manera habitual no brillaba con aquél fulgor o con esa intensidad tan característica. Del mismo modo, el agua no reaccionaba de la misma manera ante sus acciones. TaeHyung iba en serio aquélla vez y eso hizo estremecer a JiMin.
Cuando quiso darse cuenta observó a Jungkook quieto, con sus ojos brillantes también. Continuaban con sus manos unidas y TaeHyung estaba utilizando únicamente la derecha para manejar y separar las aguas en pequeñas gotas. Una vez hubo alrededor de cinco gotas en el aire, de un grosor parecido, TaeHyung dejó caer el resto de golpe, haciendo que le salpicase. Entonces, y para sorpresa del hada, TaeHyung dirigió las gotas hacia la mano libre de JungKook quién las rozó con delicadeza y gracia. En cuanto el chico rozaba con las yemas de sus dedos las gotas, éstas adquirían un color distinto al otorgado por TaeHyung. Pasaban de un turquesa intenso a tonalidades de amarillo, azul y verde. JiMin quiso creer que eran los colores que le representaban y empezó a temblar. Sus rodillas casi no podían aguantarle de pie delante de aquellos dos.
Cuando todas las gotas estuvieron iluminadas de distinto color y habiendo sido tocadas por el lobo, TaeHyung las dirigió hacia el hada. JiMin las observó rodearle y girar a su alrededor suya en un baile que le hipnotizó. Sus ojos resplandecían por el brillo reflejado en ellos de las gotas. Casi pudo sentir el viento de las grandes alturas en su cara. Estaba deseoso y ansioso de ser libre.
Libre de nuevo...
—Abre la boca. —le dijeron TaeHyung y JungKook a la vez, en una única voz. Aquello hizo a JiMin salir de su ensoñación y asustarse por lo extraño que había sido aquella propuesta. Se sonrojo ligeramente recordando a Nam y se reprendió por estar pensando en cosas que no debía. —Debemos curarte por dentro también. —le explicaron ante su falta de acción. Sin embargo, lo hicieron los dos a la vez, de nuevo. JiMin abrió los ojos y asintió sin querer volver a oírles hacer eso. Abrió la boca con delicadeza y esperó por lo que sea que fuese a pasar. De repente sintió por su lengua dos gotas heladas que se introdujeron en su cuerpo sin mucho problema. Alcanzaron su estómago en muy poco tiempo y entonces lo sintió hacerle cosquillas en los omóplatos, justo donde nacían sus alas. Y el resto de las gotas se juntaron con las alas que estaban marchitas e inutilizadas. JiMin no sintió nada extraño más allá de las gotas luminosas que habían entrado en su cuerpo. No sabía hasta qué punto aquello se debía hacer así, o si realmente podían arreglar algo que estuviese dentro de él, pero no podía quejarse. Haría cualquier cosa que pudiese hacerle volar de nuevo.
Y entonces, como un fogonazo, toda su visión se quedó en blanco y su espalda se curvó sin que pudiera evitarlo. Sintió entonces un dolor horrible proveniente de las alas que hacía muchos años que ya no sentía. Quiso llorar en ese preciso instante por sentir que al menos estaban ahí, con él.
Lo siguiente que ocurrió fue espantoso para cualquiera que pudiera verlo desde el exterior pero JiMin lo sintió como si estuviera en el Cielo. Dos pares de sus alas se juntaron y se convirtieron en dos alas únicas, más fuertes y unidas por agua. Ambas se solidificaron la una con la otra y las demás fueron curadas por las gotas, haciendo que la piel muerta se regenerase.
Cuando el brillo que le había envuelto se redujo JiMin notó cómo sus pies flotaban en el aire. Antes de que pudiera abrir los ojos ya sabía que sus alas estaban funcionando a la perfección. Sonrió complacido y ante todo agradecido por sus dos amigos, los cuales se estaban recuperando en el agua después del esfuerzo.
Aleteó unas cuantas veces para verificar cuáles habían sido los cambios y si se acordaba de cómo volar exactamente. A pesar de que TaeHyung le había ayudado hacía unas semanas no se fiaba de sí mismo.
Ahora, en vez de tener ocho alas en cada lado, tenía seis. Dos de ellas, las más dañadas, se habían unido en una y eran de otro color distinto a las demás. Todas tenían un color distinto al que recordaba, como una mezcla entre turquesa, azul palo del cielo y azul oscuro de la noche. Sus alas eran un paraíso de colores azulados y estaba asombrado por lo bellas que se veían. Esperaba que pudieran encontrar alguna solución a su parálisis, pero nunca se podría haber imaginado que acabaría con esas alas tan preciosas.
Ahora sí, no pudo evitar las lágrimas que corrieron por sus mejillas. Dió unas cuantas vueltas mientras sus ojos se empañaban con rapidez. Tampoco pudo sostenerse sobre el suelo demasiado ya que al momento se cansó. Llevaba demasiados años sin mover sus alas y no tenía musculatura suficiente como para aguantar mucho tiempo volando. Aterrizó posteriormente al lado de sus amigos, que se estaban comiendo a besos entre risas. TaeHyung había dejado y brillar y tenía sus manos acariciando la cara de JungKook. El lobo estaba agarrando con cariño su cintura y abrazando su cuerpo a su vez. Sus risas hicieron reír a la pequeña JiSoo que les observó risueña desde donde estaba sentada. JiMin les devolvió la sonrisa e hizo una enorme reverencia que fue casi de noventa grados. TaeHyung y JungKook se escandalizaron cuando le vieron completamente doblado sobre sí.
—¡JiMin!—le dijo JungKook sorprendido y acercándose para levantarle con un gesto. En cuanto le vio la cara cubierta de lágrimas y una sonrisa enorme JungKook se quedó confundido. —¿Qué pasa? Ya puedes volar...
—Sí...—confirmó el hada llorando. —Y nunca he estado tan feliz... —entonces JungKook sonrió comprendiendo las lágrimas de su amigo. Y sin preguntarle le envolvió en un abrazo que le dejó sin aliento y le hizo llorar más.
Él y JungKook habían pasado por tantas cosas, tantas pesadillas, intentos de suicidio, demonios, agujeros negros... Y esa era la luz que necesitaba ver para salir adelante. Tener a Nam a su lado era fantástico pero tenerse a sí mismo completo de nuevo era excepcional.
Se sentía rejuvenecido, como si hubiese vuelto a reencontrarse consigo mismo, alguien a quién había perdido hacía seis años...

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora