Estuvo toda la mañana hablando con el vampiro tranquilamente en su cuarto. Su quemadura parecía haberse calmado y no aparentaba tener mayores indicios de quejarse por el resto del día.
Cuando el vampiro tuvo que retirarse para atender ciertas cuestiones TaeHyung tuvo tiempo para ir a un baño y mojarse la cara. Lo bueno era que la escuela parecía tener agua potable en sus instalaciones, sin embargo ese líquido no le ayudaba a hidratarse. Simplemente se lavó la cara después de haber llorado un poco y se dispuso a dar una vuelta por el lugar. No quería quedarse en el enorme edificio por miedo a la directora o a otras criaturas como YoonGi, así que salió afuera. Con suerte se encontraría con JiMin o HoSeok.
Mientras caminaba alejándose del enorme edificio blanco de puertas de madera intentó recordar por dónde le había llevado Jin antes. Sin embargo, no consiguió rememorar nada más que el asombroso color de su pelo y su ropa vaporosa. Se sintió estúpido por un momento y optó por investigar por su cuenta.
Andó alrededor de diez minutos hasta que llegó a lo que parecía un campo de fútbol. Sin embargo había tanto porterías como aros de baloncesto en el campo de hierba. Eso le desconcertó y supuso que empleaban la misma cancha para dos deportes por falta de espacio. Pero, aún así, le resultó extraño que los aros estuviesen tan altos en comparación con las porterías que estaban en el suelo. Lo miró por unos minutos intentando buscarle algún sentido, pero decidió rendirse y continuar explorando.
Lo siguiente que vio fue otra pista, aunque esta era algo extraña. Tenía forma de óvalo muy alargado y tenía césped al igual que el campo de fútbol-baloncesto. La diferencia de este era que estaba dividido en diferentes aros o segmentos. Uno de ellos era un círculo, siguiendo el óvalo de la estructura, pero estaba hundido y dentro había agua, como si fuera una piscina. Las dos siguientes pistas a su lado carecían de césped o, si había habido alguna vez, éste lo habían quemado. Las dos siguientes estaban completamente cubiertas de césped frondoso y verde. En aquellos momentos a finales de verano debería encontrarse seco y del color de la paja, pero suponía que había algún hechizo detrás como el de la cueva de las sirenas. Suspiró suponiendo que allí se enfrentarían a carreras las diferentes criaturas. De sólo pensar que aquello podría ser utilizado por cinco criaturas a la vez y completamente distintas unas de otras le ponía nervioso. Estaba claro que eran nervios de anticipación, de adrenalina. Estaba ansioso por conocer tantas cosas...
Se lo imaginó como si estuviese ocurriendo en ese momento: las sirenas ocuparían la zona de la piscina, los hombres lobo y las hadas las zonas con césped y finalmente los vampiros la zona quemada. Sin embargo, en ese momento se dió cuenta de que le faltaba una criatura por añadir a aquella competición. Irremediablemente se imaginó a alguien como él, con sus tatuajes y su cabello turquesa palo corriendo por aquél lugar. Si bien a ellos no les salía una cola inmensa cuando tocaban el agua dulce, sí les salían aletas de los pies y de sus brazos. Las branquias se hacían visibles y sus ojos se adaptaban para ver a través de esas aguas. Normalmente brillaban como sus tatuajes, pero dependía de la situación.
Supuso, entonces, que ese espacio no estaba dedicado a criaturas como la suya sino a otra que muy posiblemente no había conocido todavía.
Se desilusionó un poco y siguió caminando. Le sorprendía no ver a nadie de ningún tipo. Era normal que las sirenas estuvieran ocupadas en su cueva, pero las hadas y los hombres lobo parecían criaturas que amaban el sol y el aire libre. No entendía por qué no había nadie.
Unos segundos después su respiración se cortó y vio a una jauría de, lo que supuso, perros corriendo en su dirección. Intentó apartarse como pudo y cuando hubieron pasado de largo cogió aire y les siguió desde atrás. Ellos habían ido en dirección a un edificio enorme pero muchísimo más bajo que el principal donde se encontraban YoonGi y la directora. Respiró hondo y abrió la puerta viendo a todo el cuerpo estudiantil allí dentro. Se encontraban hadas, hombres lobo, sirenas y otras personas. Sonrió asombrado y caminó un poco viendo cómo conversaban los unos con los otros. Le alucinaba que todos pudiesen llevarse tan bien y pudiesen convivir sin complicaciones. Se perdió en su mundo hasta que alguien le tocó el hombro. Se giró para encararle y se sorprendió cuando vio a HoSeok con una bandeja y comida. Se le hizo la boca agua y después miró al chico que estaba esperando por su atención.
—¿Tienes hambre?—le preguntó sospechando que el otro se estaba comiendo su comida con la mirada, literalmente.
—Sí. —afirmó el otro.
—Pues acércate allí y ponte a la cola. En seguida te atenderán. —TaeHyung vio una enorme cola de estudiantes y se acercó hasta que se colocó al final. Mientras esperaba y avanzaba a cuentagotas se quedó mirando cómo las hadas revoloteaban por el techo para llegar a su mesa o llamaban a un amigo desde allí para que le vieran. Consiguió ver incluso a un hombre lobo transformado, al que se llevaron fuera del lugar pues en la entrada ponía específicamente que no podían ir allí en esas condiciones. TaeHyung se rió por el pobre que no pudiese volver a su estado original y continuó esperando su turno. Las hadas seguían siendo las más llamativas en ese lugar, ya que para poder sentarse en sillas con respaldo, habían colocado sus alas hacia abajo y las habían doblado de cierta manera para que molestaran lo menos posible. Después de un rato llegó por fin a la barra en donde un hombre mayor pálido y gordo le preguntó qué era lo que quería. Estuvo a punto de contestarle, señalando los platos que más le llamaban la atención, pero le frenó de repente.
—Espera. —le dijo. —Tú eres el nuevo estudiante, ¿Verdad? —TaeHyung asintió sin estar muy convencido. El otro le miró con las cejas alzadas y se agachó para rebuscar por debajo de la barra. Cuando su cabeza volvió a aparecer le colocó delante una bandeja que olía horrible. TaeHyung miró la comida y luego le miró a él sin entender.
—¿Puedo elegir otra cosa? —preguntó mirando los bocadillos vegetales y los zumos de frutas. Su especie era omnívora, así que podía comer todo tipo de carne, aunque su preferencia era el pescado. Y en cuanto a vegetales, prefería la fruta.
—No. —le respondió cortante y le empujó la bandeja. —Vamos, que hay gente esperando. —TaeHyung asintió y cogió intimidado la bandeja que olía a demonios. Mientras caminaba miró la comida repugnante que le habían dado. Ahí se encontraba una rana frita y mal cocinada además de insectos vivos que correteaban fuera de su bol. TaeHyung sintió arcadas y quiso largarse de allí en busca de la buena comida de su madre. Habría dado cualquier cosa por una salchicha cocinada en una hoguera por su padre...
—¡TaeHyung! —gritó una voz a su izquierda. En una mesa sentados se encontraban JungKook, HoSeok y JiMin con sus respectivos almuerzos. —¡Ven, siéntate con nosotros! —le llamó JiMin. Él obedeció y con una pequeña sonrisa se acercó a ellos. Decidió sentarse al lado de JungKook y les saludó. Todos se le quedaron mirando algo sorprendidos y TaeHyung se quedó mudo. ¿Qué ocurría?
—¿Estás bien? —le preguntó JiMin sin tapujos. TaeHyung abrió los ojos y supuso que tendría una cara horrible después de llorar, quemarse, correr y haber estado alrededor de una hora vagando por las instalaciones. El otro suspiró y miró su comida asqueado.
—¿Te has quemado? —le preguntó ahora JungKook olisqueándole. TaeHyung rió avergonzado y sintió unas enormes ganas de llorar.
—Eh..bueno. —empezó a decir pero fue interrumpido por el grito de HoSeok.
—¡BICHOS! ¡QUÍTALOS! ¡FUERA! —empezó a saltar y salió volando hasta el techo donde se quedó abrazado. JiMin miró la bandeja y sus ojos se abrieron sorprendidos.
—No sabía que eras insectívoro. —comentó mientras estiraba sus alas con cuidado de no dar a nadie e iniciaba un vuelo hacia su amigo asustadizo. —Vamos HoSeok, si normalmente estás rodeado de bichos...—se quejó mientras intentaba separar a su amigo del techo. Parecía un gato asustado.
TaeHyung se disculpó por lo bajo mientras intentaba coger con sus palillos a la rana frita. Después de unos intentos decidió darse por vencido y no quiso probar bocado.
—¿Estás bien? —preguntó JungKook en un susurro mientras cortaba con su cuchillo enorme un filetón de carne, a TaeHyung se le hacía la boca agua. —Te has quemado, esa venda no la tenías antes y también te has quemado la cara y el cuello un poco. —TaeHyung se tocó la zona y siseó al sentir un inmenso dolor provenir de ahí. Suspiró agotado y se echó hacia atrás en la silla.
—Me han intentado hidratar con agua salada. —dijo en un murmullo. JungKook abrió los ojos sorprendido y pensó por un momento. —No ha sido su intención pero tampoco he hecho nada para frenarle. Me he asustado y ya no he vuelto a ver a mi guía, que además es mi compañero de cuarto...—le relató mientras el otro le miraba casi sin pestañear. —Luego me he encontrado con un vampiro...
—¿Un vampiro? —se asombró JungKook con un trozo de carne en la boca. TaeHyung le miró y sonrió. —Y, ¿Cómo son? ¿Dan miedo? Nunca he hablado con uno, siempre me han dado demasiado respeto.
—Es muy serio. —le explicó con calma. —Pero ha sido muy amable conmigo. Me ayudó con la quemadura. —le enseñó la venda perfectamente colocada. —Y hemos estado hablando un rato. Se llama YoonGi.
—Espera, ¿YoonGi? —preguntó asustado. —¿Min YoonGi? ¿El de la familia de los Min? —TaeHyung asintió contento y más animado.
—¿Qué pasa?
—Su familia tiene mucho dinero. —afirmó.
—Sí, bueno. Tiene una habitación muy grande y...
—¿Has estado en su cuarto?—medio gritó alucinando.
—Claro. Te he dicho que me ha ayudado con la quemadura. Me ha echado sus productos contra quemaduras y hemos hablado un rato, ya te lo he dicho.
—Vale, vale. —asintió felizmente mientras seguía comiendo con ganas.
—¿Tú qué tal? —le preguntó considerando que habían hablado demasiado tiempo sobre él. —¿Te han enseñado la escuela?
—Bueno, al menos donde voy a estar la mayoría del tiempo. Mi cuarto, mis compañeros, las clases a las que tengo que ir, ya sabes...—TaeHyung asintió prestándole la máxima atención. Quería que Jungkook se sintiese también especial por no haber hecho nada emocionante. —Nada fuera de lo común. Me han dicho donde tengo que ir en luna llena y esas cosas...—le explicó sin muchas ganas y bajando su tono de voz. Parecía de nuevo avergonzado. TaeHyung le puso una mano en el hombro y le sonrió cálidamente.
—¡Pues algún día tendrás que enseñármelo! No he visto casi nada de la escuela...—se quejó un poco. JungKook le devolvió la sonrisa mientras los otros dos se volvían a sentar en frente de ellos.
—Ya está, relájate...—le susurró JiMin mientras le tocaba el pecho a HoSeok. Éste no paraba de hiperventilar sin parar, aunque era demasiado exagerado. —Los bichos se han escapado... —añadió y HoSeok suspiró aliviado. Después miró a TaeHyung y frunció su ceño.
—¡¿Por qué comes cosas como esas?! —le espetó gritando y haciendo que los pocos que no habían girado la cabeza cuando había salido disparado observasen ahora la escena. —¡Es asqueroso! —JiMin se quedó callado y le dió un golpe en el brazo indicando que se callara.
—Pues, no lo sé...—respondió TaeHyung. —Nunca en mi vida he comido bichos...—declaró. HoSeok se le quedó mirando sorprendido mientras TaeHyung intentaba hundirse en su silla. Todos los ojos habían recaído sobre él y no sabía qué hacer. —Lo siento mucho...—todos continuaron mirándole y cuando quiso levantar la mirada para ver a HoSeok se dió cuenta que su enfado seguía ahí. Observó sus manos y se levantó abandonando aquella mesa. Ya había arruinado su posibilidad de tener un grupo de amigos y una mesa en la que comer. Fantástico.
Salió del comedor y se fue andando lejos de aquél lugar. Se acercó al campo de fútbol-baloncesto y se sentó en el césped que había alrededor. Se abrazó las rodillas y apoyó su cabeza sobre las mismas. Se quedó allí hasta que terminó completamente dormido.
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Akuana [SIN EDITAR]
Fanfic¡Bienvenido a un mundo donde los humanos están extintos! De aquí en adelante lo único que encontrarás serán criaturas marinas como las sofisticadas sirenas, las criaturas del bosque como los hombres lobo y las hadas de las flores y por último las c...