A la mañana siguiente todo su cuerpo estaba cubierto por una ligera capa de agua fría. Sus extremedidas desnudas se sacudieron ligeramente y él suspiró a gusto después de haber dormido como un tronco toda la noche. Hacía tiempo que no descansaba tanto el cuerpo como la mente.
De cualquiera de las maneras debía regresar a su hogar o al menos donde dormía con JiMin y NamJoon. Probablemente ambos le estarían esperando o si tenía suerte no se habrían dado cuenta de su ausencia todavía.
Con un movimiento rápido se levantó del suelo y se dirigió, como le habían traído al mundo, hacia la pequeña base de metal oxidado. No estaba muy orgulloso de tener que escabullirse de aquél lugar todas las noches de luna llena, pero no estaba tampoco seguro de ser capaz de comportarse transformado con JiMin y NamJoon. Todavía seguía creyendo que su familia era una de las más salvajes de su especie y por ende, él también lo era.
Cuando vislumbró el pequeño y bajo edificio roto y viejo corrió ligeramente hasta su ventana abierta con su ropa mojada. Se quejó por lo bajo cuando pegó un salto para meterse en su cuarto y allí se buscó ropa limpia y seca. No esperaba que fuese a ser una noche húmeda, si no se habría preparado para ello. Una vez vestido y más fresco que nunca salió de su pequeña cueva y fue a buscar a sus dos amigos para poder desayunar todos juntos.
Para su sorpresa cuando se acercó a la habitación que usaban de cocina se encontró a NamJoon abrazando a JiMin muy fuertemente. Aquello le hizo querer abandonar la escena, pues sabía que esos dos guardaban sentimientos encontrados el uno con el otro y era posible que estuviesen por fin sincerándose. Sin embargo se equivocó, ya que cuando NamJoon abrió los ojos y le vio le indicó que entrase y le informó que tenían que hablar seriamente de algo.
JiMin se separó de los largos y ahora corpulentos brazos de su compañero y se sentó de nuevo con las piernas temblorosas. Aquello hizo que JungKook se pusiera alerta. JiMin no se encontraba bien, era evidente, y eso sólo le ponía más y más nervioso. JiMin era el más fuerte de los tres, si estaba en ese estado no se podía imaginar lo que sea que pudiera haber sucedido.
JungKook decidió sentarse a la mesa junto con el resto y esperó a que le comentasen lo que había ocurrido. Nam pareció entender que era algo que debían hablarlo sentados y tomó su asiento también, colocando dos cafés en la mesa junto al de JiMin. JungKook entonces miró al más bajo de todos y respiró hondo, esperando lo peor.
—¿Qué pasa? —les preguntó impaciente. Ya no podía aguantar esas respiraciones erráticas y las pequeñas lágrimas que caían constantemente de los ojos de JiMin. ¿Qué había ocurrido? No habían perdido a nadie más, estaban los tres allí. ¿Por qué otra razón podría estar su amigo en esas condiciones?
—JungKook...—susurró JiMin muy serio y sin levantar la cabeza. —Me dijiste el otro día que habías visto a TaeHyung, ¿No? —JungKook entonces se puso de los nervios y miró a Nam de reojo esperando lo peor. Sin embargo, el otro rehuyó de su mirada y la mantuvo pegada a su café que probablemente se estaba helando en sus manos. —Hoy, cuando he ido a patrullar la zona de siempre me he encontrado con...—,y empezó de nuevo a llorar. —No creo que sea una visión, le he visto claramente. Estaba comprando comida, fruta...—sus lágrimas cayeron con mayor intensidad. —Recuerdo que le encantaba la fruta...—JungKook sólo pudo desesperarse aún más si podía. JiMin no le estaba dando ninguna respuesta y eso le estaba estresando. Miró a Nam de nuevo buscando alguna respuesta pero el otro se mantuvo estático.
—¿A quién has visto, JiMin? —le preguntó demasiado nervioso. El mencionado alzó sus ojos por primera vez para encararle y respiró hondo.
—He visto a HoSeok. —declaró con voz temblorosa. JungKook abrió los ojos por la impresión y después observó a NamJoon esperando que dijese que era mentira. Pero no fue así, ya que lo único que hizo el chico fue asentir ante sus palabras. JungKook entonces se quedó paralizado por unos segundos y después la emoción recorrió su cuerpo despierto y descansado.
—¡Entonces eso significa que Jin también puede estar vivo! —contestó animado y sonriendo. NamJoon se asustó ante su grito y una pequeña sonrisa se formó en sus labios abultados.
—Y YoonGi...—murmuró como si al decirlo más alto alguien fuese a negárselo o cortarle un brazo. JungKook no podía quedarse quieto con tanta emoción, tanta fantasía. ¡Las noticias que llevaban esperando seis años por fin parecían ser reales!
—Y-y puede que incluso...—dijo carcomido por el sentimiento de esperanza.
—No, JungKook. —le dijo cortante NamJoon, acabando con la felicidad que había inundado la sala. El más pequeño de los tres se mantuvo en silencio, esperando por una respuesta, una explicación. Todos los allí presentes sabían exactamente lo que iba a decir a continuación, ¿Por qué Nam le había cortado...?
—Tae está muerto. —indicó de manera brusca y medio enfadada.
—Pero...
—JungKook, le vimos. —empezó mientras sus manos temblaban en la taza. —Le vimos morir, JungKook. Se desvaneció en tus brazos. —entonces al chico lobo le entraron ganas de llorar. —Los demás es más probable que podamos haberlos visto o que estén vivos porque después del incicente no supimos nada de ellos, pero Tae...—antes de que pudiera seguir hablando JungKook arrastró la silla y salió de la estancia, dejando un silencio sepulcral en su lugar. JiMin se mantuvo callado, observando lo que ocurría a su alrededor y después le dió un sorbo a su café cuando ya estuvo más relajado.
—No deberías haber cortado su momento de felicidad así. —le reprochó. Nam pareció pensárselo y suspiró cansado. —Hacía años que no le veía tan emocionado o siquiera sonreír así.
—Eso es porque creía que Tae podría estar vivo. —indicó sin mirarle a los ojos. —No puedo arriesgarme a que se haga de nuevo ideas contradictorias. No quiero que haya de nuevo visiones o que llore sin parar.
—Yo tampoco, —coincidió su compañero. —pero igual que creíamos que todos estaban muertos es posible que si ellos siguen...
—JiMin. —le cortó. —Tú viste exactamente lo que pasó: TaeHyung se desvaneció en sus brazos. Se convirtió en agua y murió. —JiMin mantuvo su aliento ante aquellas palabras tan duras. —Los Akuanas pueden mantenerse en su estado y manejar su elemento por un tiempo limitado. Es evidente que él sobrepasó ese límite y eso le llevó a...
—¡Cállate!—le gritó desesperado. —¿No te das cuenta? TaeHyung para JungKook era mucho más que un compañero o un amigo. Creo que le eligió como su compañero vital cuando se conocieron. —los ojos de NamJoon se agrandaron. —Sabes perfectamente cómo son los hombres lobo ante la pérdida de un ser como su elegido.
—Pueden intentar hacer daño a otros, autolesionarse o incluso llegar a buscar su propia muerte. —recitó.
—Exacto. —dijo. —JungKook pasó por todas esas fases cuando nos estábamos recuperando. Y ahora que hay una ligera posibilidad de encontrar a Tae o algo que quede de él, se la hundes. —NamJoon bajó la cabeza.
—Es mejor que viva en la realidad, ¿No crees? —JiMin sonrió ligeramente, entendiendo por fin el punto de Nam.
—Entiendo que no quieras verle de nuevo recaer, pero esta vez, si realmente los chicos siguen vivos no se lo tomará tan mal. Debemos confiar. Llevamos demasiado tiempo aislados sin una luz de esperanza. —le explicó con calma y paciencia. —Por una vez Nam, —le susurró. —ten fe.Fuera del pequeño edificio, si es que se le podía llamar así, se encontraba JungKook, dándole patadas y puñetazos al aire. Se agarró la cabeza en varias ocasiones y buscó la manera de hacerse daño dejando escapar su furia. Cuando se hubo agotado de tanto dar golpes y correr de un lado a otro se tumbó boca arriba en el suelo y suspiró.
—No está vivo...—se recordó. —TaeHyung está muerto...—ante eso se levantó de nuevo del suelo y cogió aire de manera temblorosa. Su cuerpo estaba tan descansado que hasta podía darse una vuelta por la ciudad sin problema. Cogió sus armas de siempre, las guardó donde solía y salió sin avisar a nadie.
No tardó mucho en atravesar las vallas que rodeaban la ciudad.
Al ser de día, tuvo que buscar un punto ciego para saltarlas y no tener que hacer la cola diaria que esperaba por el permiso adecuado para entrar. Con dos movimientos y un ligero salto ya se encontró al otro lado sin complicaciones.
Después de eso caminó por las calles con parsimonia y relajadamente. No podía decir que estuviese relajado o incluso calmado, pero en cuanto a apariencia parecía dar el tipo.
Estuvo merodeando sin rumbo hasta que pasó de nuevo por el local donde había visto aquella figura tan conocida. Respiró hondo al verlo cerrado y cubierto por cintas policiales. Debían de estar todavía recogiendo pruebas para conseguir alguna conclusión coherente. Sacó el cuchillo con empuñadora de coral de sus pantalones y lo observó por unos segundos. Era bonito, delicado y muy letal. Demasiado estrambótico para ser una herramienta de matar. JungKook odiaba los cuchillos pero debía admitir que lo guardaría como recuerdo.
Iba de nuevo a guardarse el arma cuando otro ser se lo arrebató de las manos. No pudo evitar vislumbrar, a plena luz del día, el abrigo tan reconocible de plumas negras que le tapaba hasta la cabeza. Sólo se le podía ver la barbilla y la boca entre toda esa ropa. El otro sonrió socarronamente y después frunció un poco sus labios.
—Así que tú tenías mi cuchillo...—le dijo con un tono juguetón, muy parecido al del personaje de la noche anterior. JungKook seguía creyendo que todos sus recuerdos de esa noche eran simples y estúpidas visiones que se habían acumulado en su mente y que se había centrado en reproducir de manera constante.
—Vete de aquí. —le dijo de mala manera. El otro perdió su sonrisa socarrona y todo tono de juego desapareció al momento.
—¿Qué te ocurre?—preguntó sin entender aquella evasiva. —Anoche no estabas tan malhumorado...
—Todo esto es mentira, tú no existes y yo debo seguir mi camino así que, devuélveme el cuchillo. —el otro pareció titubear unos segundos.
—Es mi cuchillo, ¿por qué iba a devolvértelo? —JungKook gruñó ante aquello y se apretó los nudillos hasta hacerlos crujir. Estaba tan descansado y revitalizado que podría hacer lo que se le antojara.
El otro adoptó una posición de pelea también y esperó por el ataque inminente de su compañero.
JungKook se lanzó sin pensar hacia su contrincante, chocando con su cuerpo al momento. El otro se mantuvo quieto y empezó a reírse como loco cuando descubrió que realmente iba en serio. JungKook gruñó ante su juego y continuó atacándole y arrastrándole hasta un lugar sin salida. El chico del abrigo de plumas estaba eufórico y empezó a hacerle cosquillas sin parar. Incluso consiguió encontrar aquél punto detrás de una de sus orejas en donde sus patas actuaban de manera instintiva. Una de ellas empezó a dar golpes sobre el pavimento por la caricia y un ligero «mmhmm...» salió de sus labios. Su contrincante de repente se quedó completamente quieto. Aquello le había dejado patidifuso y estático. JungKook se apartó de él, huyendo de esa caricia tan horrible y que le daba tanta vergüenza y volvió a posicionarse de forma defensiva. Pero esta vez el otro no hizo nada. Se quedó paralizado, quieto ante los ojos asesinos de JungKook. Cuando fue a por él, de nuevo, el chico salió corriendo en dirección contraria. JungKook pegó un grito llamando su atención para que no huyese de aquella manera tan cobarde, pero no sirvió de nada.
Respiró hondo ante lo que acababa de pasar una vez le perdió de vista y se llevó las manos a la cabeza. Cuando Nam descubriese que había perdido la única pista que tenía de encontrar a unos posibles aliados sabía que no le dejaría comer carne en por lo menos una semana.
Respiró hondo y apesadumbrado se dirigió de nuevo a su hogar, ahora con menos esperanzas aún.
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Akuana [SIN EDITAR]
Fiksi Penggemar¡Bienvenido a un mundo donde los humanos están extintos! De aquí en adelante lo único que encontrarás serán criaturas marinas como las sofisticadas sirenas, las criaturas del bosque como los hombres lobo y las hadas de las flores y por último las c...