‡Prácticas‡

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Se despertó tarde. SeokJin y él se habían quedado tanto tiempo hablando la anterior noche que ninguno de los dos llegó al desayuno de aquella mañana. Por suerte, mientras se vistieron, la habitación se inundó de risas y comentarios graciosos sobre los pelos con los que se habían levantado. TaeHyung se intentó arreglar como pudo pero terminó saliendo corriendo de la cueva con intención de llegar a tiempo a su primera clase de la mañana. Por suerte para SeokJin (al ser alumno de último año) gozaba de un horario más tardío. Contaba con algunas horas por la tarde a cambio de empezar entrada la mañana.
Para la sorpresa de TaeHyung sus clases pasaron volando y cuando quiso darse cuenta estaba nerviosamente esperando a JungKook en la puerta del Comedor. No se había encontrado a las hadas por ningún lado y tampoco a YoonGi o a su compañero de prácticas. Estaba algo cansado pero una sonrisa se dibujó en sus labios cuando vio a su amigo corriendo hacia él. Estaba de nuevo sucio y despeinado, como si sus clases se basaran en correr toda la mañana. Su mochila estaba medio abierta y su ropa descolocada. Ambos se saludaron y entraron para por fin comer un poco. Cogieron la comida que les correspondía, JungKook optando por las que tenían la etiqueta de su especie y TaeHyung eligiendo un surtido de comida de sirenas y magos. Se sentaron en la mesa que las hadas tenían asignada y sin más preámbulos comenzaron a comer con ansias.
Entre bocado y bocado JungKook le explicó que había tenido aquella mañana un entrenamiento muy duro y del cuál estaba muy satisfecho. Siempre se había considerado un deportista nato y aquello sólo se lo afirmaba. TaeHyung le escuchó atento mientras le desarrollaba los ejercicios que realizaba, las maniobras y los diferentes escenarios por dónde le hacían pasar. Era impresionante ver cómo el pequeño había conseguido superar todos los obstáculos y encima ser uno de los primeros de la clasificación. TaeHyung le dió algunas palmadas en la espalda y le acarició entre sus orejas, haciendo que cerrase los ojos y su sonrisa creciese desmesuradamente.
—¡No hagas eso! —se quejó irritado y mirando su plato ya vacío.
—¿Por qué? —le preguntó sin entender. —Si te gusta.
—Pero me da vergüenza. Parezco un perro. —TaeHyung se rió y levantó de nuevo la mano, acariciando ese punto que estaba empezando a conocer mejor. JungKook estuvo a punto de suspirar de gusto pero antes de perder la poca dignidad que le quedaba apartó su mano y le empujó. —¡Qué no hagas eso! —gritó riéndose. TaeHyung le imitó y agarró sus manos intentando no salir disparado de su asiento. El chico tenía demasiada fuerza.
—¡Eres un perro bueno! —le molestó. El otro se levantó vengativo y le cogió de la cintura, empezando a hacerle cosquillas. TaeHyung acabó en el suelo tumbado boca arriba, pegando sus rodillas al pecho mientras moría de risa. Si ese chico estaba fuerte era además un artista haciendo cosquillas. Sólo una voz pudo parar aquél ataque y posible muerte.
—¿Pero qué estáis haciendo, locos? —les preguntó la voz de HoSeok animado. Se sentó a la mesa y los dos menores les imitaron, mirándose de reojo, dando tregua a una guerra que continuarían más tarde.
—Descansar. Después de no haber desayunado necesitaba mi ración de JungKook del día. —el otro se rió abiertamente y TaeHyung le amenazó con volver a rascar entre sus orejas.
—Ni te atrevas. —le dijo apartándose con una sonrisa.
—Niños, dejad los juegos que estamos en la mesa. —esa vez fue JiMin, poniendo orden en la comida. Se sentó donde siempre, en frente de JungKook pero al lado de HoSeok y comenzó a comer con parsimonia.
—¿Qué tienes ahora? —le preguntó JungKook directamente mientras las hadas guardaban silencio mientras comían. TaeHyung cogió su bandolera y sacó su horario. Leyó un poco y después sus ojos se dirigieron al chico lobo.
—Dos clases más y luego la práctica con NamJoon. —suspiró apesadumbrado.
—Entonces supongo que no podrás apuntarte a algún club. —le dijo desanimado. —Tenía pensado que fuéramos al mismo...
—Puedes venir con nosotros. —le dijo HoSeok con un humor brillante. —JiMin es responsable del club de jardinería, aunque se le dan fatal las plantas...—JiMin le miró de soslayo y HoSeok ahogó su risa con su boca.
—¿Cómo un hada puede ser mala con las plantas? —preguntó TaeHyung sin entender. JiMin soltó sus palillos y le miró. Con un movimiento de sus dos dedos levantó la servilleta de TaeHyung y se la tiró en la cara.
—Mi elemento es el aire. —comentó malhumorado. —Soy bueno polinizando y esparciendo semillas, pero en cuanto a tierra...
—Ese es mi elemento. —dijo HoSeok orgullosamente. —Las plantas no se me resisten. Me adoran.
—Sí. Excepto los bichos. —comentó JiMin por lo bajo, haciendo reír a TaeHyung y a JungKook.
—¡Oye! No es culpa mía que sean tan feos. Si se fueran del mundo tal vez todo sería mejor.
—Si los bichos no existieran muchas plantas habrían muerto. Lo sabes, ¿no?—el otro se giró enfadado en broma y optó por no mirarle. Los menores estaban alucinados escuchando cómo funcionaba la dinámica de las hadas.
—De todas formas, tienes muchos clubs a los que unirte. No tiene por qué ser el nuestro, JungKook. —le comentó JiMin pasando un poco del tema. Parecía más desganado que de costumbre. El chico menor asintió entendiendo sus palabras.
—Estaba pensando en carreras. ¿Atletismo? —preguntó dudoso. JiMin asintió.
—Sí, ¿Por qué no? Igual te gusta. A los lobos les gusta mucho correr.
—Pero, ¿compitiríamos en forma animal o humana?—le preguntó a JiMin directamente.
—Animal. —afirmó. —Si es en forma humana os dejarían atrás en seguida. —JungKook asintió y miró su plato. TaeHyung se le quedó mirando unos segundos, imaginando a JungKook en forma animal.
—Ahora que lo pienso, nunca te he visto transformado en lobo. —aquello hizo que las orejas de JungKook se mostrasen demasiado interesadas hacia lo que le estaba diciendo. —Me dijiste cuánto medías pero ya está. Quiero verte. —JiMin y HoSeok se echaron a reír ante aquello. TaeHyung les miró sin entender. —¿Qué pasa?
—Le estás pidiendo verle desnudo. —los colores se subieron a las mejillas de TaeHyung con la simple mención de aquella palabra.
—¿Qué? ¡No es eso! —ya suponía que tendría que quitarse toda la ropa para no romperla con su transformación, pero no había imaginado precisamente eso. —Yo solo quiero ver su forma animal...—susurró intimidado por las risas de sus compañeros.
—Eso no es algo que se pida. —le dijo HoSeok. —Es más, creo que eres la primera criatura que se lo pide a un hombre lobo. —TaeHyung continuó mirándoles sin entender.
—La cuestión es, que si bien la transformación es a voluntad o por la luna llena, cuando se encuentran en ese estado son completos animales. —le explicó JiMin serio. —Normalmente no vamos pidiendo a hombres lobo ver su forma animal por la confianza y lo íntimo que es eso. —TaeHyung volvió a sentirse acalorado sin entender por qué.
—No entiendo. ¿Por qué es íntimo?
—Cuando estamos en forma animal, —ahora era JungKook el que hablaba con voz muy baja y mirando sus manos. Sus dedos se movían frenéticamente. —mostramos nuestros sentimientos y personalidad de manera pura. Normalmente cuando estamos en el estado humano podemos reprimir ciertos impulsos, olores, sensaciones que nos provocan...—levantó la vista apesadumbrado. —En el estado animal todo es más salvaje y descontrolado. Tenemos conciencia de lo que hacemos pero no podemos reprimir nuestros pensamientos o emociones. —TaeHyung asintió entendiendo.
—Entonces, si por ejemplo te encontrases de nuevo con el chico de ayer en vuestro estado animal, ¿probablemente le atacarías?
—Sí. —asintió sin dudar. —A veces es bueno porque ante problemas familiares, nos transformamos en lobos y es más fácil resolverlo todo. Pero cuando son emociones negativas...—TaeHyung asintió de nuevo.
—Bueno, aún así me gustaría verte. Cuando sea y tú quieras enseñarme, claro.  —con aquello los ojos de JungKook le observaron y notó aquél brillo extraño en ellos. Sabía que no podía ser ningún brillo o reflejo del agua u otro material porque no había nada cerca, así que se quedó ensimismado por unos segundos. Cuando regresó a la conversación (y a la realidad) se dió cuenta que llegaba tarde a su siguiente clase, así que se despidió de las hadas con la mano y acarició una oreja de JungKook antes de salir corriendo.
No podía mentir: esas orejillas eran suaves y esponjosas, si pudiera, las rascaría y acariciaría todo el tiempo.
Salió en busca de su siguiente clase con algo de cansancio acumulado. Para su suerte pasaron medianamente rápido y conseguió salir del edificio cuando el sol empezaba a esconderse por las llanuras. Después se fue hacia la laguna, donde tendría sus prácticas con el mago.
Una vez allí se quitó los zapatos y mojó sus pies sintiéndose revitalizado, cogió agua con sus manos y se mojó los brazos y la cara. Realmente no necesitaba hidratarse mucho, había aprovechado entre los descansos de las clases que estaban cerca para darse algún baño. Sin embargo una voz a sus espaldas le sorprendió pues cuando se giró no divisó a nadie. 
—¡Aquí arriba! —alzó la mirada y en el cielo, suspendido encima de una escoba algo vieja se encontraba el Primario más increíble del grupo: NamJoon. Sonrió mientras le vio descender y se quedó sin habla cuando llegó hasta él. NamJoon podría igualar su cansancio por las ojeras que tenía debajo de sus ojos. Sin embargo no le dió tiempo de inspeccionarle más puesto que en cuanto se movió para empezar a quitarse las protecciones de sus rodillas y codos le ordenó que le mostrase su manejo del elemento. TaeHyung tragó saliva y se concentró en sus tatuajes. Éstos de nuevo comenzaron a desprender un calor reconfortante y su cuerpo se estableció en ese estado de extrema sensibilidad. Cuando abrió los ojos comenzó a levantar tiras de agua de la laguna. Se las enseñó a NamJoon y él con los ojos abiertos pero con su mano en la barbilla asintió.
—Vale, ¿puedes de nuevo colocarlas alrededor de tus brazos? —TaeHyung le miró de lado y asintió, intentando hacerle caso. Levantó sus brazos e intentó acumular el agua en sus miembros. Sin embargo, la sola idea de intentar visualizar y manejar un elemento que no era parte de su cuerpo como si sí lo fuera le resultaba imposible. Intentó una y otra vez pero no funcionaba. El agua se acoplaba a sus miembros pero no seguía sus movimientos o si lo hacía, iban con mucha lentitud.
—Vale, para. —le ordenó NamJoon. TaeHyung de repente dejó de brillar y se agachó sobre sus rodillas recuperando la respiración y notando que gotas de sudor bajaban por su frente. Se las quitó y se estiró de nuevo para mirar a NamJoon. —De acuerdo, probaremos ahora cómo reaccionas ante un ataque, ¿Vale? —TaeHyung no entendió muy bien pero asintió de todas formas. Nunca en su vida había empleado su energía en utilizar tanto tiempo su elemento. ¿Sabía NamJoon acaso las consecuencias que podrían ocurrir si se sobrepasaba?
Decidió acallar aquellas voces y se preparó de nuevo. Se concentró y su brillo regresó a su piel. Miró a NamJoon atento a lo que sea que fuese ha hacer. El chico, sin esperar un segundo inició su ataque con rocas pequeñas. TaeHyung las fue interceptando con su tira de agua y las guardaba ahí, suspendidas mientras evitaba que otras le dieran. Cuando NamJoon terminó de tirarle piedrecitas asintió y le dijo que parara. TaeHyung de nuevo dejó caer sus tiras que salpicaron de manera ruidosa sobre la tierra y se agachó para recuperar el aliento. Se miró los brazos un poco asustado por empezar a ver pequeñas brechas de un color azul cielo. Aquello no era bueno, así que avisó a su profesor.
—Eh, NamJoon...—intentó captar su atención pero el chico estaba enfrascado en escribir en una libreta sucia y medio rota. —No puedo más. Si sigo puedo hacerme daño, ¿Sabes lo que pasaría si...?
—Claro que lo sé. —respondió mientras levantaba una mano para que se callase. —Hemos terminado por hoy. —le informó. TaeHyung se tiró al suelo y se sentó buscando que el oxígeno llegase a todos sus músculos. Se empezó a quitar la ropa con intenciones de darse un baño pero un grito le detuvo.
—¡TaeHyung! —el chico lobo venía corriendo con una enorme sonrisa y dos hadas siguiéndole por detrás. El chico sostenía una flor en una maceta y las hadas iban gritándole cosas sobre lo que podría pasarle a la planta como siguiese yendo tan rápido.
Cuando llegaron los tres a su lado el sol ya estaba oculto pero aún no se hacía de noche.
—¡Mira! —le enseñó la planta agachándose para estar a su altura. Su sonrisa podría perfectamente llegarle de oreja a oreja. —¿No es bonita? La he plantado yo y HoSeok la ha hecho crecer. Es increíble, deberías verlo. —las hadas empezaron a parlotear sobre que esa planta le había recordado a él y por eso había corrido hacia ella como habría perseguido a un palo. TaeHyung miró la planta que era de un precioso color azul turquesa con pétalos finos y afilados. La cogió en sus manos y le devolvió la sonrisa al chico. Él se sentó a su lado y las hadas permanecieron de pie, viendo la escena.
—Entonces, ¿no la has plantado tú? —preguntó sin entender la historia del todo.
—¡No! —se quejó JiMin. —Era una planta en una maceta. La ha visto, HoSeok la ha hecho crecer y ha dicho que podríamos ir a animarte con ella. —TaeHyung enfocó a JungKook con sus ojos y sonrió con cariño.
—¿Es demasiado vergonzoso decir que te aburrías con nosotros?—continuó HoSeok. JungKook se dió la vuelta y negó.
—Yo no he dicho eso. —respondió. —Es que no sé nada de plantas y me estáis hablando de tantas cosas de ellas que me pierdo. Parece una clase más que un club...—aquello hizo a TaeHyung reír en carcajadas y los demás le imitaron por verle tan cansado pero tan contento.
De repente, detrás de ellos se oyó un pequeño ruido. Cuando TaeHyung se dió cuenta de lo que era se giró para mirar hacia NamJoon y después vio un enorme palo siendo tirado desde arriba de ellos. TaeHyung le dió la planta a JungKook y se levantó de un salto. Las hadas fueron lo suficientemente rápidas como para volar lejos del alcance de esa rama que no mediría más que un metro. Sin embargo para él y JungKook que estaban sentados fue imposible librarse del golpe. Levantó sus brazos y empezó a brillar llevando el agua hasta la rama para evitar que cayera sobre él y más específicamente sobre su amigo. El agua frenó la caída de la rama y con un pequeño esfuerzo más la tiró a un lado de ellos. La rama si bien no había sido muy grande era estúpidamente pesada. Después de eso, TaeHyung dejó de brillar y cayó al suelo, perdiendo toda la fuerza. JungKook le recogió evitando que su cabeza diese con el suelo y le apoyó contra su hombro. El chico acuático abrió los ojos mirando lo que había pasado pero sin poder mover un músculo por el agotamiento.
—¿Qué...? —dijo sin entender.
—No sabía que los sentimientos fuesen tan importantes para tus poderes. —dijo NamJoon desde su escoba. TaeHyung entrecerró los ojos frunciendo el ceño molesto. JungKook le abrazó desde atrás y hundió ligeramente su nariz en su pelo. —Diría que eres a la criatura a la cual más le afectan las emociones al grado de control y obviamente la implicación de su uso. Muy interesante...—susurró. —Nos vemos mañana. —y con aquello se alejó volando en dirección al enorme edificio del fondo. TaeHyung se recostó en el hombro de su amigo y quiso cerrar los ojos pero las hadas quejándose se lo impidieron.
—¿¡Ése era NamJoon!?—gritó HoSeok sorprendido pero también sin creerlo.
—¿¡Cómo se atreve a atacar a cuatro estudiantes!? —continuó JiMin indignado. Mientras el uno se quejaba con el otro JungKook le levantó, notando que estaba al borde de la inconsciencia. Le cogió por las rodillas y se metió en la laguna con él en brazos hasta que el agua llegó a su cintura. Metió a TaeHyung hasta que el agua le cubrió la cara y unos minutos después el chico abrió los ojos y llenó sus branquias de agua dulce. Después se apartó de JungKook y salió disparado a nadar por la laguna. JungKook se quedó donde estaba, esperando que regresara con una ligera sonrisa en los labios. Al cabo de unos cuantos minutos más, cuando JungKook había empezado a entretenerse con las burbujas del agua TaeHyung apareció delante de él con una sonrisa cansada. Detrás de él y por encima de sus cabezas estaban las hadas esperando también por él. Les sonrió también agradecido y abrazó a JungKook instando a las hadas a que se unieran. Ambos parecieron algo recelosos por mojarse pero accedieron después.
Una vez que se hubieron separado, TaeHyung y JungKook andaron hasta la orilla. TaeHyung se secó al instante con la poca energía que le quedaba e hizo lo mismo con su amigo.
Agradeció por la bonita planta y decidió colocarla en el escritorio de su habitación. Lo bueno era que el agua dulce que usaba él también serviría para alimentarla a ella.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora