‡Lado Animal‡

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Con el tiempo pasaron las semanas y cuando quiso darse cuenta ya llevaban allí dos meses.
Las prácticas con NamJoon eran tan reconfortantes como frustrantes. Había días que los ejercicios que el chico le proponía eran imposibles de realizar y días en los que realmente se lo pasaba bien utilizando su elemento. El mago era bastante estricto e intentaba anotar cualquier pequeña cosa que él hiciese y estuviese fuera de la rutina. Aquello asustaba un poco a TaeHyung pues le daba la sensación de ser una criatura sin alma o conciencia en vez de alguien capaz de poder contarle todo lo que quisiese si se lo pedía.
Con el tiempo su amistad con JungKook se volvió hermandad. Era cierto que a veces al chico le daban ciertos ataques en los cuales le olisqueaba el pelo, la ropa o las muñecas sin darse cuenta, pero TaeHyung (que era un amante del contacto físico) había encontrado eso incluso agradable. Los acosos por su olor habían continuado produciéndose pero por suerte las cosas se estaban calmando. Había intentado hablar sobre aquello con NamJoon y él le había dicho directamente que llevase ropa de su amigo lobuno. Resultaba que los lobos eran muy posesivos y territoriales y sobretodo animales de instintos y olores. NamJoon le resolvió el problema informándole de que una vez su olor se mezclase con el de su amigo (más de lo que ya estaba pues siempre que tenía un poco de tiempo libre se veían y estaban juntos) todos los demás perros dejarían de molestarle. Todo fue bien, el concepto era sencillo, sin embargo cuando fue animadamente a pedirle amablemente que le dejase una de sus camisetas con su olor el chico se puso colorado y las hadas de nuevo acabaron ahogándose en carcajadas. Posteriormente le explicaron que aquello, de nuevo, era muy íntimo para los lobos. Usar el olor de otro suponía posesión, lo que suponía que aquellos implicados tenían una relación íntima y única. A TaeHyung le dió igual dar esa imagen a los demás lobos con tal de dejarle en paz pero JungKook estaba muy avergonzado, así que no pudo utilizar ese método. De todas formas y gracias a las prácticas de NamJoon sus habilidades en cuanto a control habían mejorado considerablemente llegando a poder defenderse de cualquier licántropo con aires de grandeza. No entendía todavía el por qué de sus reacciones ante su olor y su pérdida de memoria frente a sus posibles gustos. En fin, él no dejaba de ser un chico y por lo que le había dicho JiMin, los lobos se reproducían como conejos. Por tanto, no cabía que un lobo viese atractivo a otra criatura masculina si con ella no podía procrear (como todos los lobos pretendían, pues parecía ser algo que era tradición). La cuestión resultó en que JungKook no le dejó su ropa pero TaeHyung se las ingenió de todas formas para dejar claro a los demás lobos que no se acercasen ni a él ni a su amigo. Al ser tan sumamente físico no podía evitar estar tocando constantemente a JungKook, si bien sus orejas o su ropa o su brazo o simplemente tocarle con un pie para saber que estaba ahí. Aquello, creía TaeHyung, debía generar un olor de JungKook en él, ¿No?
De cualquier forma su relación con las hadas había mejorado también. Después de que se colaran en el comedor para robar todo el helado que sólo le daban a los magos su lazo se fortaleció y las conversaciones fueron más amenas. Descubrió que JiMin era una especie de delegado de su curso y su trabajo era dar respeto y mostrarse siempre calmado y serio. Sin embargo él era bastante ruidoso y divertido. Lo había descubierto un día soleado de fin de semana en el que había jugado con JungKook a coger la pelota. Ambos estaban en la laguna, él en el agua y JungKook con ropa de deporte. Para prepararse para su atletismo JungKook le había pedido que entrenase con él, aunque claro, cada uno en su elemento. Utilizando la pequeña pelota entrenaron los dos juntos. TaeHyung le tiraba la pelota hacia el campo y JungKook debía correr hacia ella y cogerla lo más rápido posible. Cuando regresaba, el chico tiraba la pelota hacia el agua y TaeHyung debía conseguirla nadando lo más rápido que sus aletas le permitían. Continuaron turnándose hasta que llegaron las hadas y quisieron competir contra el chico, que a pesar de estar en su forma humana, era realmente rápido. Y ahí empezaron los problemas pues JiMin también era sorprendentemente rápido ya que su elemento era el aire.
Todo comenzó como un juego pero a medida que pasaban las rondas y HoSeok no paraba de perder, la rivalidad entre JiMin y JungKook se hizo notable. TaeHyung terminó saliendo del agua y viendo las carreras desde tierra donde se podrían apreciar mejor. La tarde terminó en risas y carcajadas y ambos chicos manchados de barro. El problema de la rivalidad y esos dos cabezas huecas fue que no pudieron parar. Se hizo de noche y HoSeok y TaeHyung llevaban un rato ya quejándose por querer ir a cenar pero los dos insistían en ganar al otro, hacerle revanchas. Así continuaron hasta que el ser acuático y el hada de tierra unieron fuerzas para crear un enorme charco de barro que los detuviese. Fue difícil tirar a JiMin, pues él no tocaba el suelo, pero cuando JungKook cayó, el otro se acercó riendo y regodeándose de su torpeza. El chico lobo le agarró un pie y le tiró en el barro junto a él. Ambos empezaron a pelear para ver quién acababa más manchado hasta que se dieron cuenta de la estupidez que estaban haciendo. Fue una buena tarde.
Con el paso de las semanas no sólo eso había cambiado, sino que los Primarios se habían vuelto una constante en sus comidas. Al cabo de solo unas pocas semanas, NamJoon vio necesario comentar con él algunos conceptos sobre sus prácticas. Así que acabó sentándose con ellos en la mayoría de las comidas. Después le siguió SeokJin, alegando que el chico lobo le hacía gracia y finalmente YoonGi que había preferido comer sólo. Había criaturas que les incomodaba su nutrición y tampoco quería molestarles. Las hadas se vieron algo incómodas los primeros días pero no duró demasiado. YoonGi resultó ser un personaje de lo más entrañable a pesar de su aspecto.
Por eso se encontraban allí de nuevo, la segunda luna llena que TaeHyung vivía en aquella escuela. La primera de todas había seguido a la perfección las indicaciones de la escuela: quedarse en su dormitorio hasta que la luz del sol saliese de nuevo, pero aquella noche no podría mantenerse en aquel lugar. Había encontrado muy satisfactorio ir a la laguna a meditar. Estar a solas con sólo el sonido tranquilo del agua meciéndose le recordaba a su hogar y le llevaba a momentos felices que se había visto enrredado en recordar constantemente. Odiaba y amaba sentirse nostálgico, por eso regresaba allí cada dos noches. Además que desde que visitaba esa zona por las noches, por el día sus poderes se veían bastante más potenciados y fluidos en sus prácticas. Por ello, esa noche iba a saltarse sus restricciones, por sólo un día. Además, ya olía lo suficiente a JungKook como para dejar claro a los demás lobos que no tenían oportunidad. Y si algo malo pasase, siempre tendría el agua cerca, podría escabullirse nadando o atacando en caso de necesitarlo.
No esperaba encontrarse nada ni a nadie principalmente porque a los lobos los mantenían encerrados en jaulas de madera gruesa con cadenas encantadas. Que alguno escapase era un supuesto demasiado lejano como para siquiera considerarlo. De cualquier forma, no le dijo nada a nadie.
Aquella noche después de cenar, SeokJin le avisó que tenía que terminar algunos asuntos antes de ir a la habitación. TaeHyung le dijo que igual se quedaba a dormir con las hadas, así que le comentó que no le esperase despierto. Con aquello dicho se fue a su cuarto y cogió todas sus plantas acuáticas. Las metió en su bandolera y sonrió mientras se dirigía a la laguna con un paso rápido. Se sorprendió bastante cuando, mientras llegaba al estadio y lo rodeaba, no se cruzó con nadie. Todos eran bastante cuidadosos con la luna llena y sobretodo en relación con la locura característica de los lobos.
TaeHyung suspiró mientras se quitaba los zapatos y dejaba su bandolera en un lado. Había querido ir a aquél lugar antes para plantar sus queridas plantas, pero las clases, su constante hidratación y las prácticas no le habían dejado margen para cuidar su medio casi de vida. Por suerte o por desgracia las clases se cancelaban los días de luna llena, no podías entregar trabajos, ni realizar exámenes lo cuál le daba una completa libertad para poder cuidarse un poco. Ante esto y una vez descalzo, empezó a meter una por una sus plantas, sacándolas de sus peceras con cuidado. Después de dos meses ellas también necesitaban un cambio de agua. Tardó un largo rato en conseguir transplantarlas y tenerlas como las cultivaban en su casa.
Sonrió satisfecho cuando terminó y decidió sentarse en la orilla de la laguna. Respiró hondo, se cruzó de piernas y empezó a meditar. Se concentró en sus respiraciones intentando calmarlas lo máximo posible y relajar a su corazón. Todo habría ido a la perfección si no hubiese escuchado un ruido provenir de detrás de él. Cuando quiso darse cuenta y se giró ligeramente, una bestia saltó sobre su cuerpo.
TaeHyung creyó que en ese momento moriría, realmente era lo único que su cabeza visualizaba en esos instantes. Para su suerte aquella bestia le llenó la cara de babas con su enorme lengua y después hundió su morro en su cuello, haciéndole cosquillas con su respiración. TaeHyung se rió y tocó el pelo negro y brillante de la bestia. Aquél tacto se le hizo familiar, pelo liso y fino...
Se intentó apartar un poco para verle y entonces cuando sus ojos se encontraron sonrió.
—¿JungKook? —preguntó sin creérselo. —¿Eres tú? —el animal volvió a darle un enorme lengüetazo en la cara y su cola se movió de un lado a otro animada. TaeHyung rió acariciando aquél punto entre sus orejas. El enorme lobo negro cerró los ojos y con su pata trasera hizo aquél movimiento que recordaba más al de un conejo que al de un licántropo. Aquello le dió la completa verificación de que quien estaba encima de él no era otro que JungKook. Sonrió ampliamente y rozó y acarició con cuidado su pelo, admirando su brillo y su cantidad. Estaba tan embelesado con lo grande y suave que era que casi no se dió cuenta cuando el morro del otro se escondió en su regazo. Parecía ser el mejor lugar donde reposar su cabeza. TaeHyung no podía dejar de acariciarle el cuerpo, intentando darle calor a aquellas partes que se habían quedado heladas. Suspiró cansado y se tumbó, abrazando como pudo el cuerpo de JungKook.
Ante el aplastamiento, el lobo pareció darse cuenta, así que se movió y TaeHyung inmediatamente se tumbó a uno de sus lados, abrazándole.
—¿Sabes que no deberías estar aquí? —le preguntó tentando su conciencia. El lobo suspiró y TaeHyung rió. —Lo sé. Es una mierda que te encierren en luna llena...—se quejó aún acariciándolo. —¿Cómo has escapado sin que se dieran cuenta? —el lobo se movió para mirarle y le dió otro lengüetazo cuando sus ojos se encontraron. TaeHyung rió y le abrazó aún más, hundiéndose en su pelo espeso.
—Me gusta tu forma animal. Eres increíble, grande, fuerte. Tú pelo es precioso...
Con el paso de los minutos y sin que se dieran cuenta ambos se quedaron completamente dormidos en los brazos del otro. A pesar de esto, la situación vergonzosa llegó al día siguiente.
Cuando los primeros rayos de sol aparecieron por el horizonte y acariciaron sus rostros, TaeHyung se quejó. Se removió un poco buscando el pelo abundante de su compañero, pero no encontró nada más que una respiración errática en su cuello. Suspiró y abrió los ojos encontrando a un chico de piel blanca y pelo negro como la oscuridad. Todo parecía normal hasta que se dió cuenta que estaba desnudo.
—¿JungKook? —le movió ligeramente, intentando que despertara. El chico tenía la nariz guardada en su cuello y ambos brazos alrededor de su cuerpo dándole calorcito. TaeHyung tragó saliva por encontrarse a sí mismo demasiado a gusto en esa posición. —Eh, despierta lobo...—con aquello la cabeza del chico se empezó a mover. Con los ojos cerrados y aún en sueños respiró profundamente y rozó su nariz con su cuello, gozando el olor. Después se incorporó ligeramente y rozó su oreja peluda con la mejilla de TaeHyung en un gesto cariñoso. Lo siguiente dejó alucinado a TaeHyung pues el chico depositó un ligero beso en su mejilla. Cuando abrió los ojos ambos se miraron sin entender.
—¿Q-qué? —preguntó medio dormido. Después se vio a sí mismo encima del otro, rodeando su cuerpo de manera protectora. Ante lo que veía se asustó y apartó de un salto. Fue un grave error puesto que estaba completamente desnudo. Cuando se dio cuenta se dió la vuelta sobre sí mismo y se intentó tapar sus intimidades. —¿Co-cómo he llegado...? ¿Yo estaba...? ¿Las cadenas...? —TaeHyung se levantó y se dió algunos golpes en las mejillas intentando despertarse. Después se quitó su chaqueta y se la ofreció al chico avergonzado. Éste la cogió y se tapó medianamente sus partes, manteniéndose aún muy colorado.
—Ayer por la noche saltaste encima de mí. —le empezó a explicar TaeHyung con calma mientras recogía sus pertenencias.
—¿Qué? ¿Cómo? —preguntó mientras se agarraba el pelo con desesperación. —Y ¿Qué hacías tú aquí fuera? Si hubiera sido otro lobo, quién sabe lo que te habría ocurrido...
—Salí a meditar y practicar un poco. —le respondió mientras se agachaba para mojarse la cara y refrescarse un poco. JungKook se pellizcó el puente de su nariz y después se agachó para imitar a TaeHyung. —Mientras estaba aquí escuché algunas ramas y saltaste sobre mi cuerpo...—JungKook mantuvo su mirada en el agua. Estaban sentados uno al lado del otro y TaeHyung se mantenía atento a sus reacciones. El color rojo de sus mejillas no le abandonaba. —No me hiciste nada malo si es lo que te estás preguntando. —le tranquilizó creyendo que aquello era lo que estaba martirizando al pobre chico.
—No, no. —negó. —Lo que me preocupa es que actuara, raro...—intentó decir apartando la cabeza, incapaz de mirarle a los ojos. TaeHyung se echó a reír y acarició sus orejas.
—No. Sólo fuiste un perro muy cariñoso. —JungKook apartó sus manos molesto y se tapó la cara por la vergüenza.
—Oh, no...—dijo después con la voz amortiguada. —¿Qué hice?
—Bueno, te tiraste encima y me diste algún que otro lengüetazo. Estabas muy muy cariñoso. —se rió levantándose. —No te separaste de mí, estabas constantemente tocándome y dándome golpes pequeños con tu morro. —JungKook hizo un pequeño gruñido molesto, ahogándose por la vergüenza. —Supongo que es el efecto de mi olor. No pudiste controlarte a él y actuaste así. No me molestó, de verdad. —añadió rápidamente viendo cómo se levantaba su compañero del suelo y andaba hacia él. —Sabes que me encanta tener compañía. Fue una sorpresa muy agradable.
Con aquello JungKook soltó una pequeña risa nerviosa y se encogió de hombros.
—Lo hecho, hecho está. —dijo apesadumbrado. —Al menos fui a buscarte y no hice nada más...
—¿Fuiste a por mí directamente?
—Bueno, supongo...—dijo poco convencido. —No recuerdo mucho. Me están viniendo pequeñas visiones poco a poco...
—Entiendo. —suspiró y le indicó que le siguiera. —Deberías volver a tu jaula antes de que despierten tus cuidadores. No queremos otro castigo...
—Dirás que no quieres más clases extras. —contestó riendo más animado. TaeHyung le miró con los ojos entrecerrados.
—Ni tú quedarte sin carne toda la semana. —atacó.
—No te atreverías. —le amenazó. TaeHyung acabó siendo el primero en reírse a carcajadas, relajando el ambiente. Después colocó un brazo alrededor de los hombros desnudos de JungKook y continuaron andando en silencio.
Cuando llegaron por fin a la sección de los lobos, JungKook le indicó que sería mejor que no entrase por su olor y efecto en los otros. Sin embargo, había un pequeño problema: JungKook se suponía que estaba encadenado desde fuera. Necesitaba a TaeHyung para volver a colocar y cerrar las cadenas. Así que, sin más remedio, entraron uno detrás del otro. JungKook le agarró de un antebrazo y le escondió detrás de su cuerpo, atento a cualquiera que enloqueciese por TaeHyung. Para su suerte, la mayoría de los lobos que aún estaban transformados sólo les miraron atentamente. Cuando JungKook les dirigió la mirada con el ceño fruncido ellos la apartaron y bajaron las orejas. TaeHyung se sorprendió y avanzó detrás de él, viendo las horribles condiciones en las que se encontraban las jaulas. Todas eran de madera gruesa y destrozada. Estaban arañadas, sucias y muy viejas para tratarse de seguridad. A TaeHyung no le gustó nada el lugar y se sintió mal porque su amigo tuviese que pasar allí una noche. Las jaulas además, estaban apiladas de dos en dos. Había una encima de la otra ya que estaban hechas para la altura de un lobo de primer año. Las jaulas llegaban a su hombro en cuanto a altura y encima se encontraba otra exactamente igual. Así, estaban todos apiñados en un lugar aún más pequeño. Cuando por fin llegaron a la jaula de JungKook éste intentó averiguar cómo había salido. Las cadenas al parecer estaban bien, excepto el punto donde se cerraban con llave. Esa parte parecía estar chamuscada. Se las enseñó a TaeHyung sin entender. Parecía una quemadura de fuego y eso fue algo que les sorprendió a los dos. Ante esto JungKook le pidió que las guardase y cogiese otras que estuviesen en buen estado. Así que TaeHyung las guardó en su bandolera y se dispuso a coger otras nuevas que estaban en una estantería para problemas o imprevistos.
—¿Crees que ha podido ocurrir a posta? —le preguntó mientras el chico abría la jaula y se metía sin hacer ruido.
—No lo sé. —le respondió algo perdido. —Deberíamos preguntarle a alguien...
—Puede que los Primarios nos puedan ayudar. —comentó pensativo.
—Puede ser, pero no le digas nada a ningún profesor. —le advirtió JungKook asustado. TaeHyung asintió y se agachó para recoger su chaqueta y cerrar la jaula con las cadenas.
—No puedo encantarlas, pero al menos hará el paripé...—comentó TaeHyung mientras las cerraba lo mejor quee podía. Los ojos de JungKook le seguían desde el pequeño cuadrado abierto de la caja.
Después de engancharlas se acercó a la pequeña abertura y sonrió.
—Nos vemos luego, ¿Vale? —le dijo con cariño. De verdad odiaba que le tuviesen que encerrar allí cuando no era una criatura malvada.
JungKook asintió y se dió la vuelta, perdiéndose en la oscuridad de la caja. Taehyung se fue del lugar y regresó a su habitación cuando el sol ya había salido de entre las llanuras. Por suerte no se encontró con nadie, sin embargo cuando llegó a su habitación SeokJin ya se estaba preparando para sus clases.
TaeHyung le saludó y se quedó pensativo. Aquellas cadenas podrían haber resultado un problema si JungKook no hubiese ido hacia él...
¿Habría sido un acto a conciencia?

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora