El olor del amor

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JungKook podría haber sido paciente. Podría haber hecho caso a la mujer de pelo turquesa y rombo en la frente y podría haber esperado unos días para encontrarse con TaeHyung de nuevo. Podría haberlo hecho, pero no lo hizo.
Llevaba tanto tiempo sin él que esperar más teniéndolo tan cerca le parecía un método de tortura. Desde que le había visto, su nariz había decidido captar su olor y guardarlo bajo llave en su memoria. Hacía unos cuantos años que ese dulzor se había desvanecido de su memoria olfativa, pero ahora estaba allí de nuevo, a su alcance.
Por eso decidió separarse de JiMin y olvidarse de NamJoon por un rato. El mago continuaba custodiado y en una jaula en constante vigilancia. Esperaban hacerle otro juicio al día siguiente sobre lo que había hecho en la escuela hacía seis años. JungKook lo consideraba injusto pero JiMin lo aceptó con madurez. JungKook creyó que el hada había esperado esta clase de situación desde el principio.
Por ello, en ese momento se encontraba vagando por los pasillos de edificios altos y redondos. Parecían estar construidos con roca y barro y aunque la estructura parecía frágil, realmente eran tan duras como rocas. Caminó con los ojos casi cerrados siguiendo los rastros de ese olor mezclados con los de una pequeña humana. Si bien la niña le había sorprendido, ver a TaeHyung le había impresionado y dejado sin aire. Era como un sueño hecho realidad, con la excepción de aquella intrusa humana.
Continuó caminando y caminando con la cabeza echada hacia delante como un perro. Cualquiera que le viese podría pensar tranquilamente que era estúpido, pero a esas alturas a JungKook no le importaba nada.
—¿Dónde estás...? —susurró un poco después.
Había llegado a un lugar sin salida pero con edificios no muy altos. Allí se concentraba el olor pero no había ningún TaeHyung a la vista. Su ceño se frunció sin comprender y observó el lugar con curiosidad. ¿TaeHyung le había tendido una trampa? Aquello fue lo primero que pensó pero justo antes de que pudiera continuar maquinando posibles ideas una risa grave se escuchó de entre las paredes. Entonces JungKook miró hacia el tejado de las casas y le vió. Estaba sentado con las piernas colgando por un lado. En su regazo tenía un libro y en sus labios una sonrisa traviesa. JungKook no pudo evitar sonreír de manera automática.
—¿Estabas buscándome, chico lobo? —le preguntó con unos ojos entrecerrados que cautivaron a JungKook. Como de repente se quedó sin palabras, acabó asintiendo sin más. —Me has encontrado. Ahora, ¿Qué? —le preguntó con un tono más oscuro y sin ninguna sonrisa.
—Y-yo, quería hablar contigo. —tartamudeó. TaeHyung asintió y de un salto se posicionó a su lado. Dejó su libro a un lado de su cintura, agarrado con una mano y asintió. Después se estiró y le miró relajadamente.
—Pues aquí me tienes. Hablemos. —JungKook entonces se dió cuenta de lo extraña que era la situación. Un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo y tragó saliva. El tiempo les había separado bastante. Se dió cuenta que el TaeHyung que conocía no era el mismo que en ese momento estaba delante de él. Sin embargo, eso no le quitaba las ganas de querer conocer a ese nuevo TaeHyung. Y de la misma manera, quería enamorarse de él de nuevo. Con aquello en mente, cogió aire hasta que llenó sus crecidos y adultos pulmones.
—Quería hablar contigo sobre todos estos años. Qué has hecho, qué ha ocurrido en este tiempo. Quiero saberlo todo...—sus ojos brillaron cuando TaeHyung le observó con una sonrisa tranquila, pero después se asustó de su proposición. —Pero, ehm...—volvió a ponerse nervioso y mordió su labio inferior intentando calmarse. —Sólo si tú quieres contármelo, claro. No te obligaría a nada...—susurró al final. Una pequeña risa asomó los labios de TaeHyung y le tocó el hombro con cariño.
—JungKook, me encantaría ponerme al día contigo. —le reconfortó. —Creeme, llevo un tiempo esperando por ello. —JungKook miró al suelo entonces. Sonrió avergonzado y se puso colorado. Supo que se había puesto más rojo que un tomate porque la risa de TaeHyung aumentó.
TaeHyung entonces empezó a caminar hacia algún lugar mientras buscaban una manera de ponerse al día de verdad. Habían pasado tantas cosas que JungKook quería contarle y TaeHyung no se quedaba atrás tampoco. La cuestión a resolver era aclarar desde qué momento debían empezar.
—Creo que ambos sabemos lo que ocurrió durante la pelea. —JungKook le observó después de haber estado unos segundos en completo silencio.
—Nosotros lo solemos llamar incidente, pero creo que sí. —corroboró—Si no lo sabes por lo que te hayan contado Jin, HoSeok o YoonGi lo sabes por las noticias, así que sí. —TaeHyung asintió de igual manera.
—Cuando... volví—decidió resumir—, las cosas en la escuela estaban fatal. Todos los alumnos estaban patas arriba, yendo de un lado para el otro, buscando ayuda, gritando, arreglando cosas. Fue una pesadilla. Es posible que al irse los humanos se relajasen las cosas, pero el desastre que generaron se mantuvo un tiempo. —JungKook asintió en silencio. —Jin fue el que estuvo a mi lado durante todo mi proceso. Mi cuerpo necesitaba de más luz de luna en las siguientes noches, así que tardé alrededor de una semana en volver en mí. Fue muy raro.
—Cuando estabas, ya sabes, ¿Qué sentiste?
—Creo que estaba flotando, pero no lo tengo muy claro. Sentía frío y sólo veía una enorme luz blanca sobre mí. Durante un tiempo se mantuvo en silencio pero después comenzó a hablarme. No recuerdo nada de lo que me dijo. —JungKook asintió. —Después de eso, YoonGi decidió llevarme a casa. Él consiguió escapar de los humanos en su forma de murciélago así que, de entre todos, fue el que menos heridas tuvo. Aunque sí se quemó un poco con el Sol. —sonrió tristemente. —Regresamos a mi laguna para ver si mi familia estaba bien. La directora nos dijo que no lo hiciéramos ya que era probable que los humanos estuviesen acechando la escuela todavía. Pero era muy improbable puesto que ya habían conseguido lo que querían: matarme. —JungKook tragó saliva y quiso agarrar la mano de TaeHyung. Quería hacerlo para asegurarse que él estaba ahí, de verdad. Quería asegurarse que no era una visión. Así que le tocó el brazo e inspiró su olor.
—¿Qué pasa? —preguntó TaeHyung sin entender. JungKook entonces le miró a los ojos y le abrazó sin poder reprimirse más. TaeHyung se mantuvo sorprendido unos segundos y después le devolvió el abrazo con manos temblorosas.
—Y-yo...—empezó con lágrimas en sus ojos—Tenía visiones de ti. Te veía en mis sueños y a veces me despertaba y te seguía viendo a mi lado. —se separó de él y una lágrima cayó por su mejilla. —Me volví loco viéndote o imaginándote. JiMin y Nam tenían que estar todo el rato diciéndome qué era real y qué no lo era. —se quitó las lágrimas de las mejillas con enfado. — Necesito tocarte para saber que eres tú, que estás aquí, que eres real...—una lágrima cayó por la mejilla de TaeHyung y entonces fue el akuana quién abrazó al lobo con la intención de consolarle. El lobo se mantuvo estático disfrutando de la confianza y la calidez que el corazón de TaeHyung le estaba brindando de nuevo.
—No sabes la de cosas que hice porque no podía aguantarlo...—TaeHyung le apretó fuerte contra su cuerpo. —I-intenté acabar con mi vida varias veces. Y-yo...—se separaron y TaeHyung se quedó mirándolo con ojos brillantes. —Perdí la cuenta de las veces que me intenté suicidar. En la mayoría fui frenado por JiMin...—cogió aire mientras temblaba. —De no haber sido por él, yo no estaría aquí. —se miró las manos y entonces se remangó uno de sus brazos, exponiendo sus tatuajes negros. —Me los hice para tapar las cicatrices de mis intentos de suicidio. Por alguna razón, nunca moría...—con aquello dicho TaeHyung le miró a los ojos y se abalanzó sobre él. Escondió su cara llena de lágrimas en el cuello del lobo y se mantuvo ahí unos minutos. No podía soportar el hecho de que su JungKook, su pequeño JungKook hubiese pasado por esas fases de autodestrucción. Era algo impensable.
—JiMin y Nam también tuvieron sus episodios...—le comentó mientras abrazaba con fuerza a TaeHyung. El akuana se mantuvo fervientemente en sus brazos y se negó a separarse. Las lágrimas caían por ambas mejillas en silencio. —JiMin también quiso acabar con su vida. No sé si te habrás fijado, pero ya no puede volar. —la cabeza de TaeHyung se levantó y un ceño fruncido y a la vez sorprendido se mostró ante los ojos de JungKook. El lobo le observó serio y asintió. —Antes de la explosión los humanos consiguieron darle en la mitad de sus alas. Casi todas se quedaron inválidas después de eso...—TaeHyung asintió mientras en su cabeza parecía maquinar toda una serie de ideas y posibles soluciones. JungKook entonces sonrió enternecido. Aquella faceta de TaeHyung no había cambiado y estaba bastante satisfecho porque así fuera.
—Bueno, eso son cosas que ya te contaremos cuando llegue el momento. —TaeHyung se separó de él y se quitó las lágrimas de manera brusca de sus mejillas. Prácticamente se las arrancó y continuó andando sin decir ni una palabra. JungKook le siguió con la boca tensa y cerrada. Esperaba no haber dicho nada malo que le hubiese molestado. No quería recordar todas las cosas que habían sucedido, al menos no después del juicio tan traumático que había tenido anteriormente.
—Está bien. Entonces te contaré yo. —declaró mientras entraban en un edificio muy alto. —Cuando regresé a mi laguna acompañado de los chicos encontramos a mi familia viviendo perfectamente. No hubo mayores problemas en avisarles de lo que había sucedido pero mi madre se escandalizó al saber que había sobrepasado mis límites. —JungKook sonrió un poco al recordar a la mujer y lo protectora que se había mostrado con él por la mañana. No le sorprendía que ahora todos estuviesen encima de TaeHyung después de lo que le había sucedido. Él también lo iba a estar, si se lo permitía.
—Estuvimos unas semanas allí, buscando la respuesta de mi vuelta. —suspiró mientras se acercaban a un enorme hall en donde les atendió un hada con una sonrisa relajada. Al otro lado del mostrador se encontraban una enorme cantidad de libros que ascendían hasta el infinito. JungKook no podía ver el final de la estantería pero estaba seguro que podía alcanzar hasta el techo de aquél edificio tan alto. No era de extrañar que la bibliotecaria fuese un hada, sería la única capaz de poder alcanzar esos libros.
TaeHyung dejó el libro delante de la mujer, quien asintió y lo recogió. Anotó algunas cosas y lo dejó en un montón con muchos otros. Después se levantó del sillón donde estaba sentada y se dispuso y colocar todo ese montón que se le había acumulado. JungKook la observó con ojos curiosos y el hada le regaló una sonrisa tierna. Podría haber sido perfectamente su madre.
—Pero no encontramos nada de entre los libros de mis padres que pudiese dar una solución coherente. En todos ellos se decía que los Akuanas podían vivir una gran cantidad de años, como cualquier hada, hombre lobo, mago o sirena evitando, claro, exponerse demasiado tiempo al uso de sus poderes. O sea, no sobrepasando sus límites. —JungKook asintió. —Poco después la directora y tu padre encontraron este sitio abandonado. Al parecer era una antigua base militar de vampiros en donde se mantenían, cuidaban y convivían. Ya sabes que hubo una fuerte guerra civil entre las sirenas y los vampiros...—JungKook asintió sin tenerlo demasiado claro, pero TaeHyung no le dió mucha importancia. —Trajimos aquí a toda mi familia y a la mayoría de alumnos que no tenían otro lugar al que ir. Los demás regresaron a casa y la escuela se cerró por el peligro y la cercanía de nuevos humanos. —suspiró después de eso y salieron del enorme edificio sin hacer ruido.
Caminaron entre los edificios y entre algunas personas que se encontraban por allí. Ninguno parecía estar muy atento a TaeHyung y JungKook se sorprendió por ello. En la escuela prácticamente todas las criaturas se habrían dado la vuelta y habrían observado a TaeHyung como si fuese una criatura en peligro de extinción (lo cuál era en cierta medida).
—Desde entonces hemos estado aquí, recluidos y encerrados. Entrenando todos los días para combatir contra los humanos. Algunos se lo han tomado más en serio que otros...
—HoSeok parecía un militar. —comentó JungKook con sorpresa.
—Y Jin un cocinero. —se quejó un poco aunque aquello hizo reír ligeramente a JungKook. —No parece importarle los humanos, sólo cuidarnos.
—Tampoco me parece mal. Siempre ha sido así. —TaeHyung asintió algo perdido en sus recuerdos.
—Nosotros estuvimos viajando de un lado a otro por lo menos un año entero. —declaró con una pequeña sonrisa. —No nos dió tiempo a ver nada ni a conocer a nadie nuevo porque nos asustaba que alguien nos reconociese. Además, hasta que conseguí sanar fui un lastre para movernos. —TaeHyung asintió. —De todas formas, acabamos aquí, en una base a las afueras de la ciudad. Está oxidada y vieja, pero nos va bien para vivir. —describió con una pequeña sonrisa recordando su pequeña cama. TaeHyung asintió de nuevo y pareció comprender algo.
—Antes de saber quién eras creía que trabajabas para los humanos. —los ojos de JungKook se abrieron desmesuradamente—Es cierto. Se me hacía muy extraño que otra criatura que no fuese un humano tuviese armas de fuego. —JungKook rió a su pesar. TaeHyung frunció el ceño, ya que no entendía su repentina risa.
—NamJoon nos hacía usarlas para que la policía no sospechase. —le explicó. —Era una manera de encubrirnos. Si usaba mis dientes o mi fuerza para acabar con ellos, las pistas iban a llevarles a pensar que había sido un hombre lobo. Incluso Nam y JiMin reprimían sus poderes para no generar sospechas. —comentó algo más desanimado. —Lo cierto es que Nam no ha vuelto a usar su elemento desde que ocurrió lo que ocurrió en la escuela. Las cosas no están a su favor, la verdad. —TaeHyung sonrió y se encogió de hombros.
—No creo que mi madre y su séquito le declaren culpable. Lo único que deberá hacer es prometer que no usará sus poderes en contra de otras criaturas. —JungKook asintió entonces con una sonrisa más sincera que dejó patidifuso a TaeHyung. El akuana se desespabiló con un movimiento y continuó andando más rápido. —Supongo que habrás ido a ver a tu familia, ¿No? —JungKook entonces se sintió enrojecer y miró hacia otro lado. TaeHyung le mantuvo la mirada de manera impasible.
—M-me da un poco de miedo. —declaró encogiéndose de hombros. —Hace mucho que no les veo y no creo que sea el orgullo de la familia...—TaeHyung entonces se paró de golpe y le miró con el ceño fruncido. Parecía enfadado.
—Ve a ver a tu familia, JungKook. —le ordenó con un tono tan grave que hizo que su cola se erizara. —Creían que estabas muerto—declaró serio—. Te puedo asegurar que lo último que les importa es lo que sea que te avergüence. Ve con ellos.
—Pero, tú...
—No me voy a ir a ningún sitio—dijo a continuación—. Si quieres verme, búscame por mi olor, como has hecho siempre.
Antes de darse la vuelta e irse le sonrió con cariño y le guiñó un ojo. Aquello dejó a JungKook estático y sin poder siquiera devolverle el gesto con una sonrisa o un adiós. Todo fue tan rápido que cuando volvió en sí TaeHyung ya se había perdido entre los edificios.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora