Hay cosas que hacer

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Lo cierto es que poco más pudieron hablar después de aquella confesión. JungKook le preguntó en varias ocasiones sobre lo que acababa de decir, principalmente pidiendo que lo repitiese, ya que al parecer sus orejas más desarrolladas que las de un akuana u otra criatura no habían captado bien sus palabras, y eso que había sido sólo una. Finalmente ambos se habían separado y habían ido a informar a sus amigos sobre su inminente viaje hacia una aldea de lobos cercana. Taehyung avisó a HoSeok, Jin y YoonGi mientras que JungKook se encargó de informar a la parejita recién formada y a sus hermanos. Al perecer su familia al completo sabía ya sobre las ideas alocadas de su padre pero sus amigos estaban completamente alucinados sobre la posibilidad de haber recibido o haber sido elegido por una diosa. NamJoon era el que más escéptico se mostró ante su explicación sobre porqué de repente estaban yéndose de aquél lugar cuando acababan de llegar. El hada al principio se mostró asustadiza y poco convencida sobre que su padre estuviese pensando en todas las posibilidades que podrían ocurrir. La primera de todas y las obvia: que JungKook no fuese ningún elegido y que por intentar averiguarlo faltasen al respeto de la diosa. Lo último que necesitaban era tener que sufrir una maldición de una divinidad. Por el otro lado, que realmente lo que su padre había dicho tuviese sentido de  algún modo. De todos era conocido que TaeHyung llevaba varios años intentando buscar una pareja femenina que pudiese darle un hijo para continuar con la descendencia de los akuana. Con aquella información y unión inquebrantable que la diosa podría haber hecho sobre ellos explicaba el porqué el chico no había conseguido estar con ninguna mujer ni haber podido engendrar ningún hijo. Pero esa explicación tampoco relajaba a JiMin. El hada, perspicaz como siempre, sabía que algo más tendría escondido una vez lo llegasen al lugar indicado. JungKook realmente no les hizo caso a todas sus objeciones y les preguntó si les gustaría ir con ellos, acompañarles en aquél viaje. JiMin miró a NamJoon no muy convencido. JungKook no podía culparle, aquél lugar les acababa de brindar un hogar, un espacio estable y caliente en el que quedarse además de estar unido a una nueva relación que JungKook estaba seguro que JiMin deseaba disfrutar al máximo. La simple idea de tener que salir al exterior, donde había humanos y muchas otras criaturas y peligros, era algo que  JungKook entendía. Si él pudiese retener a TaeHyung o si siquiera supiese si ambos sienten lo mismo, lo más probable es que le escondiese en un agujero calentito y no le dejase salir nunca. Después de haberlo perdido una vez sabía que su mente y cuerpo no podrían con una segunda. Si ambos habían conseguido sobrevivir y además se habían encontrado de nuevo, no podía haber sido por cuestión de azar, era el destino. Y JungKook no creía en ello, pero lo respetaba. Así que cuando NamJoon le confirmó que ambos irían con ellos se alegró pero a su vez un nudo y manojo de nervios se instaló en su estómago. Cuantas más personas importantes para él fuesen más concentrado debía estar para que no les pasase nada malo. Debía protegerlos a todos.
Por eso ahí se encontraba en ese momento, recogiendo las pocas pertenencias que Jin le había comprado en los últimos días. No era nada nuevo que la sirena se hubiese encargado de informarle y prepararle con todo lo necesario para un viaje de ese estilo. Él también iba a ir con ellos, a esas alturas todos habían aceptado, lo cual no era algo que JungKook especialmente apreciase.
Terminó de recoger sus pertenencias y salió del apartamento en donde vivía su familia acompañado de su padre quien llevaba una mochila el triple de voluptuosa que la suya. Con una sonrisa nerviosa recibió a su padre, quién con un asentimiento le dirigió por los pasillos hasta fuera del edificio. Abajo del mismo les estaban esperando la recién formada pareja, JiMin y NamJoon, quienes estaban agarrados de la mano y evitando sus ojos. JungKook sintió ternura por ellos y alegría. Estaba más que contento por ambos.
Se acercaron a los dos chicos que les saludaron con las mejillas sonrojadas. JungKook simplemente les observó en silencio mientras su padre les ponía al día sobre cómo iba a ser el viaje. Realmente sólo estarían caminando un día entero y si se retrasaban mucho por la noche de transformarían en lobo y llevarían a los demás lo que quedase de viaje. Su padre estaba totalmente seguro de que el lobo de JungKook era enorme, incluso más alto y fuerte que el suyo, y eso que su padre era posiblemente la especie de lobo más fuerte y peligrosa existente. JungKook tenía sus dudas de si podría transportar durante un largo trayecto a tres personas. De cualquiera de las maneras, esperaba que no se detuvieran durante mucho tiempo y que llegasen antes del anochecer a la aldea. Prefería pasar las noches previas a la luna llena encerrado en un cuarto que a la intemperie. Esa era una de las razones por las que su padre había tenido tanta prisa por salir. Por alguna razón creía que la luna debía estar llena para poder averiguar si él era un Hijo suyo o no. Él continuaba siendo bastante escéptico sobre el hecho de que una leyenda infantil pudiese tener sentido y ser real, pero confiaba en su padre. Ahora bien, no confiaba en sí mismo bajo la luz de la luna llena. No confiaba en su autocontrol bajo esa transformación tan monstruosa y descontrolada. Temía que perdiese la cabeza y que en un descuido atacase a alguno de sus amigos.
Decidió dejar de lado esos pensamientos mientras caminaban hacia la salida de aquella guarida tan bien escondida. Por el camino, NamJoon decidió preguntar algunas cosas sobre cómo funcionaba y cómo habían estado esos últimos seis años.
—Parece que YoonGi y tú vais de uniforme, pero Jin no. —observó el mago, aún con su mano entrelazada en los dedos pequeños y redondos del hada. JungKook se recordó sosteniendo esas mismas manos mientras temblaban después de ver a NamJoon destrozando todo sin querer. O después de encontrarle a él cubierto de sangre en una de las muchas veces que había intentado dejar este mundo. Las manos de JiMin eran algo delicado y que temblaban con facilidad. Pero eran fuertes y guardaban cicatrices en algunos de sus pliegues, recuerdos de cuando sus alas quedaron inválidas para siempre.
—Oh, sí. —afirmó HoSeok, recuperando su tono animado y vivaracho de siempre. Sus ojos brillaron un poco ante la pregunta—YoonGi y yo pertenecemos a diferentes Cuerpos. —los ojos de NamJoon se expandieron ante la mención de que su amigo vampiro hubiese acabado trabajando en equipo. Sabía que no era el más predispuesto a cooperar con otras criaturas. Había hecho una excepción con él y con TaeHyung hacía unos años porque eran diferentes, o eso había alegado el chupasangre. JungKook no sabía porqué nunca había conseguido congeniar demasiado con el chico. Suponía que eran bastante diferentes.
—Yo pertenezco al de Investigación y HoSeok al de Seguridad Interna. —NamJoon asintió a esa información mientras salían de los túneles de tierra.
—Debo suponer que esto lo hicieron magos y hadas, ¿No? —preguntó a continuación mientras salían de los túneles.
—Hadas, sobretodo. —contestó HoSeok. —En la guerra los magos quisieron mantenerse alejados de cualquier bando. Decidieron no elegir. —explicó con detenimiento. JungKook mantuvo su atención en la conversación. Aquella historia le gustaba. Era de las primeras veces en su vida que se arrepentía de no haber prestado atención en clase. ¡Tampoco era su culpa no saber que dentro de seis años iba a estar viviendo en una base histórica vampira! —Así que la mayoría lo hicimos nosotras. —El mago asintió impresionado y el resto se mantuvo en silencio.
Ante el ruido seco de las pisadas sobre el barro a JungKook le vino a la mente una duda. Jin no estaba en ningún Cuerpo ya que en ese momento estaba llevando sus ropas vaporosas y de tonos blancos y celestes. A comparación con YoonGi y HoSeok que parecían militares, él estaba totalmente fuera de lugar con su vestimenta típica marina.
—¿Y tú, Jin? —preguntó de repente haciendo que todos le miraran. Agachó las orejas ante la repentina atención y sonrió avergonzado. —N-no llevas uniforme...—Jin se rió ligeramente y con aquello aligeró la tensión que se había instalado en los hombros del lobo.
—Esos uniformes son demasiado oscuros para mí. ¿Negro, camuflaje?—arrugó los labios mostrándose asqueado hacia las ropas reglamentarias—Les pregunté si tenían alguno blanco y se rieron de mí. —levantó la barbilla orgulloso y algo enfadado al recordar cómo le trataron—Me necesitaban para el Cuerpo de Exploración, pero me negué por obvias razones. —HoSeok puso los ojos en blanco y YoonGi se rió ligeramente. JungKook casi se había olvidado de los Primarios. YoonGi y Jin eran amigos desde hacía demasiado tiempo.
—¿Por el uniforme? —preguntó JiMin dudando de que una cuestión tan trascendental hubiese apartado a Jin de una tarea tan importante. Ante aquello la sirena levantó la barbilla y miró hacia el follaje, evitando encarar a ninguno de sus compañeros. Taehyung se rió un poco y suspiró.
—Por el uniforme, obviamente. —le dió la razón después. —Son horribles y algunos pesan un montón. —comentó Taehyung tranquilamente.
—Son pesados si llevas armas. —objetó YoonGi con el ceño fruncido y TaeHyung le sacó la lengua como un niño. El vampiro miró hacia el suelo algo ofuscado, pero después soltó una sonrisa relajada acompañada con un suspiro.
—Entonces, TaeHyung —empezó JiMin, haciendo que el akuana le mirase fijamente. —, tú ya no estás en ningún Cuerpo, ¿No?—HoSeok pareció tensarse ante eso y TaeHyung miró sus pies mientras aplastaba ramas al pasar. El padre de JungKook ni se dió la vuelta para comentar nada y YoonGi y Jin evitaron contestar a toda costa.
—Oficialmente lo dejé hace un tiempo. —declaró con poca convicción. —Mi madre me obligó a dejarlo para centrarme más en mi futuro...—JiMin frunció el ceño y NamJoon le regaló un apretón de manos que dejó aún más confundido al hada. —Lo cierto es que aunque lo haya dejado, de vez en cuando me gusta salir a la superficie y vigilar el perímetro.
—TaeHyung, entrar en un local y matar a un grupo de humanos, ¡No es vigilar el perímetro, es actuar! —se quejó HoSeok saliendo de sus casillas. JungKook dejó escapar una sonrisa traviesa de sus labios pero fue efímera cuando su cerebro unió cabos.
—Así que sí fuiste tú. —comentó enigmático. Aquél tono hizo que todos le observasen— Tú fuiste el que mató a ese grupo. La noche en que te encontré, no fue una visión. —TaeHyung le observó sin comprender.
—JungKook, soy real, y todo lo que hice también. Acabé con ese grupo con un pequeño puñal viejo. Si no te gustó, lo siento mucho, así soy ahora. —se quejó haciendo una cara arrugada.
—No, no...—intentó decir. —Quiero decir, me pareció increíble que, bueno, que alguien pudiese, o que, a ver, consiguiese, ya sabes, no es fácil...—levantó la mirada y vió a todo el grupo mirándole ensimismados. Algunos tenían unas pequeñas sonrisas que le avergonzaron aún más y otros simplemente se habían quedado en blanco. Taehyung estaba en el último grupo.
—Vaya, supongo que eso es un cumplido. Gracias. —y con aquello dicho se adelantó un poco, dejando atrás al lobo más joven. El resto continuó caminando en silencio, intentando no hacer evidente la tensión que se respotaba en aquella conversación.
—A partir de ese momento nos encontramos varias veces más. En el bosque, en la plaza, hace unos días en aquél callejón...—enumeró después TaeHyung. —Sé que me dijiste en alguna ocasión que creías que no era real. Yo también creía que eras otra persona. Alguien muy parecido a mi JungKookie. —soltó dejando a todos patidifusos y algo incómodos. —Aunque una versión mejorada y adulta, claro.—aquello hizo que la cara del lobo se calentara al momento. ¿Era un cumplido? Si lo era se iba a desmayar. Lo estaba notando, se iba. Estaba demasiado colorado, lo sabía. —Pero me engañé a mí mismo también. No me podía creer que estuvieses vivo, así que empecé a buscarte por todos lados. Me hice a la idea de que eras una estúpida criatura que había sido engatusado por humanos. Por eso tenías armas humanas, de fuego. —NamJoon frunció el ceño.
—Esa no era nuestra idea inicial. Quiero decir, con armas humanas conseguimos evitar a la seguridad oficial de la ciudad. Como eran armas de fuego las primeras sospechas iban a los propios humanos. Nadie nunca se preguntó que otras criaturas podrían manejar sus estúpidos juguetes. —YoonGi asintió orgulloso de su amigo, mientras que Jin alzó la barbilla y sonrió ampliamente en su dirección.
—Sí, pero mi cabeza unió a armas de fuego con humanos. —razonó—Empecé a unir cosas que no tenían sentido en mi cabeza. Primero me pregunté dónde habríais conseguidos esas armas humanas. Llegué a la conclusión que estabais trabajando para ellos. Y después me hice el paranoico y decidí que nos estabais buscando para acabar con nosotros. Por eso ese parecido, esa manera de actuar tan secreta y aparentemente premeditada al milímetro. Creía que ibas a acabar con nosotros.—NamJoon sonrió entendiendo aquella paranoia. En más de una ocasión JungKook había sufrido de ese tipo de control al iniciar con las misiones. NamJoon siempre les recibía en la puerta de la base metálica, les obligaba a quitarse las armas y devolvérselas. También les preguntaba cómo había salido la misión al detalle y para finalizar no les dejaba hacer ni salir más hasta pasados unos cuantos días, una vez estuviesen seguros de que los medios y la seguridad no tenían pistas ni indicios de su paradero o de los verdaderos autores de aquellos homicidios. Fue una temporada bastante dura y de muchas peleas entre los tres, provocadas principalmente por ese completo control que NamJoon tenía sobre ellos. Con el tiempo pudieron hablar las cosas y aclararlas, pero fue complicado.
—Luchamos la misma guerra. —le dijo JiMin con una sonrisa triste. —Siempre ha sido así. —JiMin le dirigió una sonrisa pequeña pero que guardaba muchísimo cariño. Taehyung le observó unos segundos y se la devolvió, posando un poco de confianza en el hada.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora