‡Los Jeon‡

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Una de las tardes antes de la gran carrera a la que JungKook se había presentando, TaeHyung estuvo hablando con él. El incidente relacionado con la noche de luna llena ya había caído en el olvido y NamJoon no les había vuelto a decir absolutamente nada al respecto. Por ello, ambos chicos estaban relajándose después de un día largo en la laguna. TaeHyung estaba rehidratándose y JungKook tenía una pelota de plástico en una mano. Pretendía correr un poco pero estaba cansado, así que optó por sentarse en la orilla, al lado de TaeHyung. El chico estuvo un rato mojándose los dedos en silencio y jugando un poco con su elemento. Pensó durante unos segundos y miró al chico lobo que había echado las orejas hacia atrás, disfrutando del sol de la tarde. Se acercó a él y se abrazó las rodillas con calma.
—Hay algo de lo que quería hablar contigo...—dijo con calma. El chico dió un pequeño salto y le miró sin entender del todo. Sus ojos enormes le enfocaron como si fuese el misterio del mundo y TaeHyung se sintió cohibido por un momento. —Desde que llegamos todo el mundo te mira mal, te trata mal y no parecen tener razones reales para hacerlo. Quiero decir, tú no les contestas mal, ni te enfrentas a ellos. Ni siquiera parece algo que tenga que ver con tu especie. —comentó mirando el agua y gesticulando con sus manos. —Lo que quiero decirte es, —cogió aire algo nervioso y mirándole de soslayo. El chico se había quedado observando la nada con los ojos abiertos. — que si hay algo de lo que no me has hablado, me gustaría saberlo. —con aquello dicho empezó a sentirse mal cuando JungKook bajó la mirada a sus manos. TaeHyung sabía que no le gustaba hablar demasiado sobre sí mismo y suponía que menos de su familia, pero quería saberlo. Después de esos meses compartiendo cotilleos, molestias, quejas de los profesores y tardes enteras en la laguna creía ser suficiente y merecedor de conocer esa información.
JungKook respiró hondo hasta que su pecho se hinchó y después cogió una piedra y empezó a juguetear con ella. Sus ojos no querían encontrarse y TaeHyung lo entendía.
—Es...complicado. —explicó. TaeHyung asintió y miró a la laguna, suponiendo que era lo máximo que iba a conocer. Lo que más le frustraba de aquello era que, como siempre, todo el mundo parecía saber de qué iba el tema menos él. Estaba intentando aprender lo máximo posible de cosas que todos parecían saber ya y estaba dando su máximo esfuerzo por comprenderlo y aceptarlo. Pero parecía que para ciertas cuestiones, debía esperar.
—Pero te lo voy a contar. —aquello le sorprendió y se giró para mirar a JungKook a los ojos. El chico mantenía su mirada en la piedra y sus cejas estaban ligeramente fruncidas. —No es algo que me guste, pero eres mi amigo. —TaeHyung asintió y suspiró, girándose para poder mirarle sin problemas. —Resulta que mi madre murió.
—Vaya. —dijo sin saber exactamente qué decir. Nunca en su vida había presenciado la muerte de un familiar, ni siquiera de alguien externo. ¿Qué era lo que se solía decir?
—No pasa nada, fue cuando yo y mi hermana éramos bebés. —comentó encogiéndose de hombros. TaeHyung sabía que a medida que el chico soltaba algo por su boca, un muro protector crecía entre ellos. —El problema de eso es que hay rumores de que mi padre la asesinó estando en su estado animal una noche de luna llena. —TaeHyung abrió la boca sorprendido y se la tapó. JungKook le miró y asintió mordiéndose el labio inferior. —Por eso le tengo cierto respeto a la luna llena y mi estado animal. No quiero tener problemas con otras especies, ni que me recuerden como mi hermano...—TaeHyung giró la cabeza sin comprender. ¿Hablaba de su hermano mayor, el chico del tren que se había quedado embelesado con él? —Mi hermano vino a esta escuela hace unos años. —le explicó al ver su expresión perpleja. —Pero le acabaron echando en cuarto porque resultó ser muy agresivo entre sus compañeros. Siempre peleaba con ellos, se metía en problemas en clase, rompía mobiliario y obviamente no aprobaba las asignaturas. —TaeHyung asintió. —Con el tiempo, mi hermano regresó a casa con una carta de expulsión entre sus cosas...—parecía decaído y entristecido con todo aquello. Realmente TaeHyung no podía comprenderle del todo pero sí podía entender que sintiera vergüenza, enfado o incluso impotencia. Que a él le atribuyeran características o hechos de su familia era injusto. Estaba seguro que JungKook no era capaz de hacer aquellas cosas.
—Oye, —le dijo después de unos minutos. —ya te lo he dicho muchas veces: eres la mejor criatura que conozco y que tú familia no lo sea no te rebaja a ellos. —JungKook le miró por unos segundos y sonrió.
—Ya, ya, lo sé. —empezó diciendo algo nervioso. —Lo que pasa es que los demás sí. Pero quiero hacerles cambiar de opinión.
—Eso es. —y rascó sus orejas de manera cariñosa. El chico se dejó hacer y cerró los ojos mientras su pie saltaba ligeramente. TaeHyung sonrió feliz y después le abrazó. El chico daba tanto para luego recibir tan poco que le frustraba. Al menos estaba él ahí para hacerle sentir mejor.
Cuando se separaron del abrazo se miraron mutuamente como compartiendo algo en silencio. Sin embargo, la tranquilidad no tardó en desvanecerse cuando un enorme estruendo se hizo presente en el campus. Ambos se miraron sin entender qué había provocado aquél ruido, hasta que empezaron a ver humo salir de algún lugar y muchos estudiantes correr hacia esa dirección. JungKook y TaeHyung no necesitaron palabras para salir disparados hacia la enorme bola de humo negro que ascendía a una velocidad alarmante por el cielo. Una vez se estuvieron acercando al lugar de los hechos todo se volvió más confuso. Delante de ellos había un enorme cúmulo de personas alrededor de la entrada de la cueva que dirigía hacia las habitaciones de las sirenas. Aquello no pintaba bien, nada bien. Se acercaron un poco más mientras veían como varias sirenas salían tosiendo o agarradas unas a otras. Algunos estudiantes se adentraron a buscar a algunas compañeras con la certeza de que el humo no era tan espeso. Éste ciertamente lo era pero los valientes que se adentraron no se dieron cuenta hasta que se tuvieron que dar la vuelta porque se ahogaron de repente. TaeHyung miró a JungKook pero éste estaba absorto en las pobres sirenas que se habían secado un poco con aquél humo. Para ellas debía ser casi mortal aspirar algo como aquello. Ante la simple mención de las sirenas en su mente TaeHyung se dispuso a buscar a su único amigo de esa especie. Le buscó con la mirada pero no encontró a nadie con el cabello rosa palo.
—¿Dónde está SeokJin? —preguntó desesperado mientras seguía en su busca con su mirada.
—¿SeokJin? —preguntó JungKook sorprendido. Aquello le hizo levantar las orejas y escuchar atentamente. Después olisqueó el ambiente, pero terminó tosiendo por inhalar demasiado humo. —Está dentro. —dijo entre toses. TaeHyung abrió los ojos y se tapó la boca de la sorpresa. —Le he oído toser. —añadió tristemente y agarrando el brazo de TaeHyung sin saber qué hacer. Sabía que ninguno de los dos podía entrar con el humo a ese nivel y lo peor es que no podían hacer nada al respecto.
De entre la multitud se empezó a divisar una sombrilla enorme con adornos de huesos y oscura como la noche. De repente apareció YoonGi con NamJoon al lado. Ambos estaban ansiosos y respirando con dificultad por la carrera que probablemente se habían dado. Se miraron entre ellos buscando respuestas, pero los menores no supieron cómo explicarlo así que dijeron a la vez:
—¡SeokJin está dentro! —y con aquello dicho NamJoon se dobló la sudadera que llevaba y colocó sus manos en posición de ataque. TaeHyung conocía esa posición, había estado entrenándola durante suficiente tiempo como para saber que NamJoon no estaba de broma. Lo que más le sorprendió fue que a pesar de que llevaban un tiempo juntos entrenando jamás había visto a su compañero usando su tan exclusivo elemento. Ver cómo el chico se adentraba con el cuello de la sudadera pegada a la nariz le hizo sentirse desilusionado. Quería ver a su profesor favorito manejar aquél elemento tan magnífico. Sin embargo no dijo nada y agarró con fuerza un brazo de JungKook buscando soporte. Había algo que necesitaba agarrar con tal de saber que continuaba estando despierto. Que aquello no era una horrible pesadilla, sino una realidad más tenebrosa.
—¿¡Ha entrado NamJoon!?—gritaron algunos estudiantes.
Ante todo el desastre por fin llegaron los responsables de cada especie. Cada uno dirigió a sus respectivas criaturas lejos de aquél lugar. TaeHyung se coló entre los lobos, como ya había ocurrido en otras ocasiones, y se mantuvo pegado a JungKook. Esperaron unidos a que algo sucediese. El encargado de los lobos no era otro que un licántropo de patillas espesas las cuales estaban empezando a tornarse blancas. Todo parecía tan descontrolado que cuando las hadas intentaron ser retenidas, empezaron a volar en busca de ayudar a los pocos que quedaban dentro del lugar.
TaeHyung agarró la mano de JungKook y entrelazó sus dedos para evitar separarse por algún empujón. Esperó a que el encargado les dijese algo sobre la situación pero antes de siquiera darse cuenta, un chico, NamJoon, salió con otro de la cueva. El chico de pelo rosa estaba manchado y muy herido. Su piel estaba muy reseca y había zonas en las que se caía a pedazos. NamJoon le tumbó sobre el césped y pidió ayuda. Los encargados no tardaron en darse la vuelta y desatender sus obligaciones con tal de ayudar al estudiante inconsciente que estaba tendido en el suelo. Todos corrieron hacia él, le levantaron como pudieron y se dirigieron al enorme edificio donde residían los magos y los vampiros. Todos observaron cómo se llevaban a su amigo. Cuando SeokJin desapareció de sus vistas el humo cesó de repente. Unos segundos después una de sus profesoras sirenas y expertas en batalla salió de la cueva con el ceño muy fruncido. Las miradas se dirigieron a ella de inmediato y ésta se cruzó de brazos mientras miraba alrededor a todos los estudiantes curiosos.
—¿Quién ha sido el responsable de esto? —preguntó de manera severa. TaeHyung agarró con más fuerza la mano que tenía sujeta y tragó saliva. ¿Había un culpable en aquello? —Ha habido un estudiante muy gracioso que ha esperado al momento preciso para prender fuego dentro de este lugar. Ha habido un estudiante con la osadía y la astucia de infringir una norma tan básica como el respeto mutuo. Ha habido un estudiante que pagará por lo que se ha hecho y muy posiblemente será expulsado de la escuela. —empezó a decir de manera tranquila pero dejando sin palabras a todos los que la miraban. Ella continuó mirando a los estudiantes pero estaba claro que, si había culpable, no iba a salir a la primera. Con el ceño fruncido, la mujer se descruzó de brazos y sonrió de manera maliciosa. Después con su uso magistral de las aguas rodeó a todos los estudiantes con hilos de agua que no les permitían moverse. Poco a poco fue cerrando el círculo hasta que estuvieron más cerca de ella.
—Quiero información. Si el culpable no se encuentra entre vosotros, quiero saberlo todo. Dónde estabais, qué estabais haciendo y si visteis algo, ¿Entendido? —todos asintieron siendo respetuosos y lo más sumisos posible. Después de eso, la mujer empezó a utilizar tiras de agua de su alrededor para atrapar a los estudiantes elegidos y acercarlos hasta donde estaba ella. Les rodeaba y les hacía unas preguntas, que eran inentendibles para los que estaban fuera de ese círculo de agua. Todos observaron la situación y JungKook y TaeHyung se mantuvieron agarrados el uno al otro.
—JungKook...—susurró asustado. —Si esa mujer me coge, probablemente me matará...—intentó decirle puesto que un poco de agua salada podía hacerle tanto dolor no sabía qué ocurriría con una tira entera agarrándole y acercándole hasta ella. Y realmente no quería averiguarlo.
—Ella lo sabe. —le comentó en otro susurro. TaeHyung empezó a temblar. Si bien todos se habían dado cuenta del manejo de sus poderes en el Comedor, no todos eran conscientes de aquél punto débil que le podía hasta matar. —No te cogerá, ya verás. —pero, justo cuando JungKook terminó de decir aquellas palabras, el círculo en el que se encontraban ella y otros alumnos se deshizo y sus ojos acabaron irremediablemente en el ser que estaba con un grupo de criaturas al que no pertenecía. Le fulminó con la mirada y sin previo aviso movió sus manos para dirigir tiras de agua hacia él. TaeHyung se tapó como pudo y se preparó para el dolor que seguramente iba a sentir. No había nada que pudiese hacer, su piel sería abrasada en cuanto rozase con el agua salada y tuvo miedo. Tuvo miedo por sus cicatrices, tuvo miedo por el dolor y sufrimiento que iba a sentir, tuvo mucho miedo de no volver a abrir los ojos. Sin embargo, cuando el agua estaba ya casi a punto de tocarle, un cuerpo le rodeó y le abrazó como pudo. Su cara se escondió en el pecho de su salvador y éste intentó cubrirle lo máximo posible. Sus brazos se mantuvieron doblados sobre su pecho y pegados al cuerpo del otro mientras que las manos de su compañero le rodeaban la espalda algo asustado. Cuando el agua dejó de caer contra el cuerpo de su compañero, TaeHyung se apartó para ver quién había sido el que se había interpuesto. No se sorprendió cuando vio a JungKook con las orejas hacia abajo empapadas y el pelo de su cabeza apelmazado por la enorme cantidad de agua. No se le veían los ojos y se apartó de TaeHyung en cuanto el agua dejó de chocar contra su piel.
—¿Estás bien? —le preguntó nervioso, intentando evitar tocar a TaeHyung y mojarle por accidente. Se apartó de él un poco para quitarse el agua del pelo con una sacudida y después, cuando sus ojos pudieron enfocar de nuevo, TaeHyung le sonrió agradecido.
—Sí, sí. Lo has frenado todo tú. —sin embargo no pudieron hablar más ya que la mujer cogió a JungKook por el aire y lo acercó hasta donde ella estaba.
—¿Se puede saber quién se ha creído que es Jeon? —le preguntó algo desesperada. El chico bajó la cabeza ante las intenciones de la mujer de golpearle como a un animal. TaeHyung gritó para evitar aquello y toda la atención se centró en él.
—¡No puedo tocar el agua salada, señora! —gritó para que lo escuchara. —¡Si lo hago mi piel se seca y me quema!—la mujer asintió y dejó a JungKook sobre el suelo. Después le ordenó que andase hacia donde se encontraban y que se pegase a ellos para que les hiciera unas preguntas a ambos. TaeHyung obedeció con cuidado y cuando estuvo al lado de JungKook la mujer les encerró de nuevo con agua, creando un torbellino hacia arriba que evitaba el escape de cualquier criatura. TaeHyung tragó saliva ante la idea de que aquello le tocase.
—Se ha provocado un incendio en su cuarto, señor Kim. —aquello le sorprendió demasiado. Abrió sus ojos y no supo qué decir. —He hablado con algunos de sus compañeros, los que duermen cerca de usted, pero ninguno me ha dado información relevante. —comenzó explicando y cruzando sus brazos de nuevo. —Por eso, quiero saber con lujo de detalles qué estaba haciendo y con quién antes de que se provocara. —TaeHyung asintió y le indicó que había estado en la laguna, como la mayor parte del tiempo, con JungKook. Ninguno de los dos negó nada y le dijeron más o menos las horas en las que habían llegado y habían estado en ese lugar. La profesora no pareció estar muy convencida y no dejaba de mirar de mala manera a JungKook. El chico estaba todo el tiempo intentando quitarse de los ojos el agua salada. TaeHyung sintió pena y agradecimiento a partes iguales.
—Sabe que es ciertamente muy sospechoso que ustedes no se encontrasen en el momento del acto, ¿No? —dijo ceñuda. TaeHyung empezó a enfadarse con aquello.
—Todo el mundo es sospechoso. —contestó un poco de mala manera. —La cuestión es que no puede culpar a un acuático de esto y menos a un chico lobo. Ha sido un fuego, profesora. Debería estar tratando con magos y no con seres que de ninguna manera pueden producir fuego. —la mujer asintió de manera irónica y se acercó a él. Cuando le tuvo enfrente le señaló su pecho con una uña blanca y afilada que clavó amenazante.
—Todo parece tener sentido en su cabeza, señor Kim. Por si no lo sabía, el fuego es un elemento casi tan extinto como los humanos. Es evidente que quien haya provocado esto no ha sido alguien que lo controle, sino cualquier criatura con un mechero y productos inflamables. —aquello hizo que TaeHyung tragase sus palabras y mirase al suelo avergonzado. Era cierto que todavía debía aprender muchas cosas, pero lo que había dicho tenía sentido, ¿No?.
Después de unas cuantas preguntas más, un poco fuera de lugar, hacia JungKook, los dejó libres y ambos decidieron ir a ver a SeokJin. Aquella situación no tenía sentido y aquello sólo estresaba más y más a ambos chicos.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora