Fuego y Aire

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JungKook vio como su amigo tragaba saliva y se preparaba para contar por fin todo aquello que había vivido. El lobo sabía que Nam y JiMin habían debido de tener alguna conversación relacionada con ello, pero no había querido indagar mucho más allá. Era cierto que esos dos guardaban muchos pensamientos y secretos que él no conocía ni había visto por haberse encontrado inconsciente, pero de cualquiera de las maneras iba a descubrirlo aquél día. Nam comenzó a hablar con el tono de voz más relajado que pudo soltar. YoonGi y Jin le observaron con ojos expectantes y con cierta añoranza.
-Estaba en un momento horrible de la pelea-declaró mirando al techo con los ojos perdidos en sus recuerdos-. No sabíamos si Jin y HoSeok estaban vivos, porque les habían derribado. Perdimos a YoonGi por el camino-comentó mirándole fijamente-, y sólo estábamos JiMin yo con un pequeño JungKook inconsciente y herido. No sabíamos qué hacer. JiMin estaba destrozado y agotado. Además de herido, no podía volar. Ante todo aquello acabé entrando en pánico-dijo con pesar en su voz. JungKook asintió ante sus palabras. Esa historia la había oído demasiadas vecss ya y estaba cansado. Eran inocentes. NamJoon no tenía la culpa de ser especial, de tener un poder único en el mundo.
De repente de entre el público Jin levantó la mano de nuevo y todos guardaron silencio. YoonGi se pensó por unos segundos si darle el turno de palabra y con el ceño levemente fruncido se lo aceptó. Jin se aclaró la garganta con la barbilla levantada con orgullo y comenzó a hablar.
-Es una reacción bastante natural: medidas extremas para situaciones extremas-comentó lo suficientemente alto para que toda la sala le escuchase. Muchos allí presentes asintieron ante sus palabras mientras que otros se mantuvieron pensativos. El jurado parecía no saber qué hacer ante semajante situación-. Todos habríamos hecho lo mismo -terminó después, sentándose en su sitio. JungKook le sonrió animándole pero no creyó que aquél dicurso fuese a servir dd mucho, ya que el semblante de YoonGi se mantenía impasible. NamJoon estaba sentado con las esposas mirando al vampiro fijamente, probablemente intentando encontrar algún resquicio por el cuál entrar en YoonGi y averiguar qué era lo que buscaba.
-Los humanos no buscaban matar a otras criaturas, sólo a TaeHyung-declaró a continuación alguien del público-. Son una amenaza actual para todas las criaturas, pero allí había muchos humanos, seguro que alguno habría que no quisiese mataros-Nam frunció el ceño y JungKook abrió los ojos ante un contraataque de ese estilo. ¿En serio estaba defendiendo a los humanos? ¿Acaso eso era posible? JungKook no podía creerse la situación. Entonces, ante los labios fruncidos de YoonGi una mano pequeña y de dedos cortos se alzó entre las cabezas. JungKook dirigió su mirada hasta esa mano que la siguió la cabeza rubia de su amigo JiMin. Con sólo verle sonrió triunfador. Si Jimin tenía algo que decir, estaba claro que el juicio estaba ganado.
-No debemos olvidarnos de un factor crucial para este juicio -dijo con su voz aguda peri firme. En un instante, todos los ojos estaban puestos eb su figura delgada y pequeña. Mientras hablaba JungKook juró ver una chispa en los ojos de Nam. Eso sólo le confirmaba que lo que tenían esos sobrepasaba la simple amistad o hermandad que habían compartido todos esos años-. NamJoon es un mago con un don especial al resto. Él es capaz de controlar el elemento fuego y como todos sabemos, es una magia tan antigua y primigenia como los propios humanos-observó de reojo a la familia de TaeHyung y añadió:-, y los akuanas-unas pequeñas sonrisas se mostraron en todos los presentes ante aquella pequeña observación-. Por ello, no es raro que no sepa controlar ni utilizar sus poderes como un maestro ya que nadie cercano ha podido nunca enseñarle-aquello hizo que muchas criaturas del público empezasen a susurrar-. No creo que se deba juzgar a una criatura por algo que está fuera de sus capacidades-y con aquello dicho se sentó de nuevo. Para cuando JungKook volvió a enfocar con su vista a YoonGi, el vampiro observaba con una mueca divertida al chico rubio. Al parecer había estado esperando que alguien contestase algo parecido para poder llevar al juicio justo donde quería. JungKook no pudo evitar sonreír emocionado ante aquello y ante la idea de que YoonGi quería a Nam libre como el resto de ellos.
-¿Algún otro comentario?-preguntó con un tono ligeramente burlón pero manteniendo la diplomacia y elegancia que le caracterizaban. Ante el silencio del lugar YoonGi sonrió victorioso y se dirigió al jurado- ¿Alguien considera a Kim NamJoon culpable? -preguntó con una sonrisa más prominente en sus finos labios. Los miembros del jurado se mantuvieron quietos en sus posiciones, mientras que algunas personas del público alzaron sus manos, no satisfechas con las razones y posturas establecidas. Sin embargo, poco importó ya que al momento de pedir que se alzasen los votos de inocencia hacia Nam, la gran mayoría de manos inundaron el espacio del público. Y no sólo eso, la mayoría de los miembros del jurado establecieron que el chico quedase en libertad aunque con unos guantes especiales que evitasen sorpresas inesperadas. NamJoon aceptó sin rechistar y mientras YoonGi le quitaba sus esposas HoSeok se acercó para darle unos guantes negros que brillaban de un color azul oscuro cuando la luz reflejaba en ellos. Éstos se acoplaron a sus manos como si fuese una segunda piel. Después de eso, tanto mago como vampiro se fundieron en un abrazo emotivo que hizo que a YoonGi se le saltasen las lágrimas de la emoción. NamJoon se echó a reír y estrujó aún más a su amigo, buscando que dejase de llorar. Ante aquello se le unió HoSeok, que también estaba en el escenario, llorando a moco tendido. NamJoon al ver esto le rodeó con sus fuertes brazos y se empezó a reír eufórico. El jurado sonrió y se despidió de ellos, no sin antes mencionar algunas cosas con NamJoon. El resto se quedaron esperandoa a su amigo en sus lugares. Las personas que habían asistido como público se desplazaron para hacer sus responsabilidades, dejándoles casi solos en la pequeña plaza.
Una vez Nam hubo bajado del lugar, uno por uno empezaron a abrazarle. Primero fue JungKook que con gusto le rodeó con sus fuertes brazos y le dió algún que otro golpe para reconfortarle. Después le siguió Jin que le dio un coscorrón en la nuca y después le abrazó con lágrimas en los ojos. Dijo que no pensaba llorar, pero su cara decía todo lo contrario. Al poco rato le pidió un papel a HoSeok para sus lágrimas y mocos. Éste se lo ofreció y juntos hicieron una orquesta de trompetas mientras se sonaban los mocos ruidosamente. JungKook rió eufórico mientras se apartaba de la línea de visión de Nam, que estaba principalmente enfocada en una única criatura. Con una sonrisa burlona y juguetona se acercó hasta el hada que estaba esperándole algo apartada. JiMin le observó con una sonrisa tímida en sus labios. Se alejaron un poco mientras Nam parecía darle las gracias a su manera a el que había sido el más importante en su juicio. Mientras ellos dos charlaban, un tímido TaeHyung se acercó por detrás de JungKook, en silencio y sin hacer ruido. El chico lobo le detectó al momemto y sintió todos los vellos de su cuerpo tensarse por tener el chico tan cerca. El akuana se escondió detrás de él y observó a los otros dos charlar sobre algo.
-¿Crees que debería acercarme?-le preguntó en un susurro a JungKook. El chico lobo se extrañó.
-Claro, ¿por qué no ibas a hacerlo? -le preguntó sin entender. TaeHyung entonces salió de su escondite para mirarle fijamente a los ojos, algo que dejó sin aliento a JungKook.
-La última vez que hablamos hace seis años estábamos enfadados, ya sabes...-JungKook entonces hizo memoria y recordó que ninguno de los dos había conseguido hacer las paces antes del altercado. Recordó vagamente que él había intentado que los dos cabezas huecas se reconciliasen de alguna manera, pero había sido en vano.
-No creo que lo recuerde -le intentó dar ánimos. TaeHyung frunció el ceño e hizo una mueca un poco graciosa. Después observó de nuevo a la pareja y miró al suelo decepcionado.
-Debería haberme ido. -declaró desanimado y sin mayores dilaciones se dió la vuelta con la intención de desaparecer en esa enorme ciudad, pero alguien se lo impidió. JungKook le agarró de la muñeca con fuerza y tiró de él para que esperase a su lado.
-Somos una familia-comentó sin pensar demasiado-. Te perdonará, estoy seguro. -ante aquella seguridad y el calor que la mano grande de JungKook desprendía, TaeHyung enrojeció. Observó el suelo por unos minutos y después sus ojos acabaron en la mano de su amigo agarrando su muñeca con menos fuerza pero aún insistencia. ¿Por qué algo así de estúpido le hacía a su corazón dar trotes felices? ¿Podía ser que el amor enterrado hacía seis años todavía siguiese ahí? TaeHyung creía que ya no podría sentir nada por ese niño lobo. Aunque lo cierto era que de niño ya no tenía nada.
Con un suspiro pesaroso esperó porque los dos protagonistas de la escena acabasen de hablar, más no pudo ser ya que Nam agarró a JiMin de la cintura y le levantó del suelo dándole vueltas por el aire. El hada estiró sus alas sanas y marchitas en el aire, mostrándolas sin vergüenza a todos los presentes. Estiró los brazos y cerró los ojos mientras las risas de ambos llenaban el lugar. El trío de mocosos llorones seguían a lo suyo con más y más pañuelos en sus manos. YoonGi se les había unido después de haber visto las alas de Jimin. El chico parecía no estar tomándoselo muy bien.
Con una pequeña sonrisa JungKook intentó reconfortarle y transmitirle que JiMin estaba mucho mejor ahora a cómo había estado, pero sabía que era algo que el propio hada tendría que contarles a todos con calma.
Lo siguiente que ocurrió dejó a todos patidifusos. Cuando Nam bajó con cuidado a JiMin, éste colocó sus manos en los hombros del mago y cuando descendió a su altura juntó sus labios esponjosos manteniendo aún la sonrisa. Nam entonces se quedó paralizado, hasta ellos que le tenían despaldas pudieron ver cómo todos sus músculos se tensaban y se quedaban estáticos. JungKook rió feliz porque por fin hubiesen dado el paso.
El beso duró segundos y cuando se separaron el chico lobo empezó a aplaudir y a gritar de la emoción de que finalmente sus amigos hubiesen avanzado un poco. El resto de ellos se mantuvo impasible ante lo ocurrido. Los más destacables fueron Jin y HoSeok quienes se habían quedado con la boca abierta de par en par. Es más, JungKook tenía ganas de hacer una bola con uno de sus pañuelos y jugar a meterla en sus bocas. Sin embargo, se quedó quieto celebrando la escena. Cuando se separaron una sonrisa tímida se encontraba en los labios de JiMin mientras que Nam tenía una cara relajada y completamente ida.
-¿Te ha gustado? -le susurró el hada lo suficientemente bajo como para que el resto no les pudiese oír. El mago tardó en reaccionar pero cuando lo hizo unió sus frentes y suspiró agradecido.
-Llevaba demasiado tiempo esperando algo así...-susurró de vuelta relajado y colorado hasta las orejas.
Mientras tanto, la mano que había mantenido agarrado a TaeHyung se deslizó por su brazo y le soltó al completo, haciendo que TaeHyung se decepcionase de no poder tocar más a su amigo lobo. Con una pequeña mueca vio cómo el mismo celebraba y hacía un escándalo por los dos sujetos que se acababan de declarar. Al cabo de unos segundos HoSeok se unió al escándalo haciendo ruido y dando palmadas celebrando la recién formada pareja. Entre risas, abrazos y felicitaciones todos decidieron irse a dar una buena comida a NamJoon.
Durante el trayecto de ida TaeHyung se mantuvo atrás, esperando no molestar al grupo y no haciéndose notar. Sin embargo, el mago era el más perspicaz de todos ellos y ya se había dado cuenta de su presencia hacía un largo rato. Con un suspiro se alejó de JiMin a su pesar, no sin antes darle un beso en la mejilla y sin hacer alboroto se acercó hasta la esquina en la que pretendía esconderse TaeHyung. El chico no le vió venir, pero cuando lo hizo agachó la cabeza con intención de que pasase de él. Nam sonrió enternecido porque daba igual los años que pasaran, sería el mismo chico seguro de sus ideales pero estúpido a ratos.
-Hola TaeHyung. -el akuana levantó un poco la cabeza para cerciorarse de que se dirigía a él y no a otro. -Cuánto tiempo, ¿Eh? -con aquello dicho TaeHyung frunció el ceño y se apartó ligeramente.
-¿No se suponía que estabas enfadado conmigo? -preguntó un poco a la defensiva. Nam sonrió y le rodeó los hombros con cautela, acercándose al akuana adulto.
-Si no recuerdo mal, estabas enfadado conmigo-explicó haciendo que el akuana bajase la mirada arrepentido-. Si no me equivoco, estabas así porque yo había atacado y puesto en peligro a JungKook, ¿Verdad? -TaeHyung entonces levantó la mirada y ambos se observaron fijamente a los ojos. Nam sonrió relajadamente, aún bajo los efectos de lo que acababa de pasar con JiMin -. Bueno-comenzó a continuación señalando al chico lobo riendo con las hadas como en antaño-, como puedes ver, me he ganado tú perdón. Le he cuidado todo este tiempo.-con aquello dicho TaeHyung apartó la mano que rodeaba sus hombros y frunció el ceño. NamJoon se asustó un poco y esperó cualquier tipo de respuesta.
-No necesito tú disculpa, ni que me demuestres que has cuidado a JungKook...-empezó diciendo con ojos salvajes y brillantes. -Sólo quiero tú perdón por ser un niño cabezota y estúpido. Podríamos haber arreglado esto de una manera tan sencilla y sin embargo yo lo alargué y, creía que ya nunca más volvería a verte, y yo...-Nam le cortó antes de que siguiera con un abrazo que le dejó sin aire en los pulmones.
-TaeHyung, estás perdonado-ante aquello TaeHyung le devolvió el abrazo y respiró hondo dejando escapar algunas lágrimas traviesas. Se había pasado noches enteras creyendo que su amigo había muerto sabiendo que le odiaba cuando no era así. Él respetaba y admiraba a NamJoon, el problema había sido un altercado pequeño que en su momento no había querido arreglar. Con ese abrazo se prometió a sí mismo no volver a dejar que una tontería como aquella durase más de lo necesario. No volvería a sufrir por no haberse disculpado con uno de los mejores chicos que conocía.
Jamás volvería a sentirse arrepentido.
Ese abrazo era la prueba de ello.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora