Respuestas sin sentido

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Le hizo caso.
Simplemente decidió seguir el olor de sus familiares y buscar una excusa para enmendar todos esos años que llevaba fuera de casa. Su padre le había abrazado y recibido de buena manera, pero no esperaba lo mismo de su hermano mayor. MinHo no estaría de humor para verle y JungKook lo sabía. De cualquiera de las maneras, ya era tarde para arrepentirse ya que estaba caminando en su dirección. Su olor no había cambiado mucho, si bien su hermana se había vuelto algo más delicada y ya no olía tanto a campo y flores, el olor característico de Lisa se mantenía con el tiempo. No tardó mucho en alcanzarles una vez dobló una esquina. El olor le llevó directamente a la puerta de un edificio alto, más ancho que la biblioteca en la que había estado con TaeHyung. Sin pensárselo mucho entró con las manos metidas en los bolsillos. Sus piernas y brazos estaban tensos y parecía que quisiese desaparecer de aquél lugar lo antes posible. A pesar de ello, de mantuvo caminando e intentó olvidar los nervios y las preocupaciones para luego. Su encuentro no era algo que pudiese evitar, así que realmente no podía huir de aquello.
Se acercó a unas criaturas que parecían vigilar quién entraba y quién salía. Con calma les preguntó sobre su familia y se identificó. Ellos miraron sus teléfonos móviles y asintieron con el ceño fruncido. Después le indicaron en qué piso podría encontrar a su familia y siguieron con lo suyo.
Si bien en la escuela no había podido tener teléfonos móviles o siquiera aparatos electrónicos ya que seguían una política bastante estricta, le sorprendía que en aquél lugar contasen siquiera con Wi-Fi. No entendía la mezcla entre antorchas y productos eléctricos. Estaba empezando a sospechar de cómo funcionaban las cosas allí. ¿Acaso la electricidad estaba reservada sólo para algunas criaturas?
Dejó de lado sus pensamientos mientras subía las escaleras de dos en dos. Su cerebro no paraba de crear y recrear una escena horrible tras otra. No era el más positivo de todos precisamente, así que tampoco le sorprendía que su mente estuviese jugándose de nuevo una mala pasada.
Cuando por fin encontró la puerta con un número pintado a mano se detuvo y suspiró nervioso. Se limpió las manos en sus pantalones ya que éstas habían empezado a sudar de la ansiedad y cuando menos se lo esperó se abrió la puerta. JungKook abrió los ojos sorprendido por la persona que se encontró al otro lado. Una Lisa crecida y con una enorme sonrisa en los labios le recibió y le abrazó con fuerza. La chica nunca había sido especialmente fuerte y tampoco lo era ahora, sin embargo intentó levantar a su enorme hermano del suelo, algo que no consiguió. Detrás de ella JungKook pudo ver a su hermano MinHo con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Estaba en manga corta y podían verse ambos de sus miembros tatuados. JungKook contuvo el aliento mientras le devolvía con nerviosismo el abrazo a su hermana.
—¡No puedo creer que estés aquí!—gritó emocionada mientras continuaban en la puerta. MinHo se mantuvo quieto en su sitio, observando el reencuentro sin aparente expresión. —¡Creía que era mentira, creía que jamás volverías!—le soltó con cuidado y después se ceño se frunció— ¡Creía que estabas muerto, idiota! —vociferó a continuación mientras le daba un golpe en el brazo. Unos segundos después de compartir una sonrisa cariñosa se apartó y le dejó pasar al lugar. Cerró la puerta detrás de él y entonces fue cuando nada le separaba de su hermano mayor. El Jeon que había generado que le atormentasen en la escuela. El Jeon con el que le habían comparado en tan innumerables ocasiones. El primer Jeon de toda la familia.
Se acercó a él con los brazos aún cruzados sobre su pecho y le observó. Sus ojos recorrieron toda la cara alargada y juvenil de JungKook. Se frenó en su cicatriz, su ojo diferente, sus mechones rubios blanquecinos, y sus lunares, sus pequeñas arrugas y los minúsculos cambios que habían transformado a su hermano en un hombre. Un hombre destrozado y fuerte a partes iguales.
—Min...—pero antes de que siquiera pudiese decir nada, el cuerpo fornido de su hermano se abalanzó sobre él, cubriéndole casi al completo. Su cara acabó en su hombro, quedándose ahí por unos segundos mientras estrujaba a JungKook contra él. Inspiró suavemente el aroma de su pequeño (no tan pequeño) hermano y sonrió agradecido.
—Estás vivo...—susurró mientras le soltaba y le observaba con una sonrisa abierta. —Cuando papá nos lo dijo no nos lo creímos, no después de seis años sin saber nada de ti. —comentó con un estado de ánimo tan risueño que ni siquiera todas las incógnitas que guardaba su hermano podrían quebrárselo.
—Lo siento, yo...—pero no le dejaron hablar de nuevo ya que una lágrima rebelde salió de sus ojos y fue apartada por su hermano con un cariño y amor que no recordaba. Después fue abrazado por él de nuevo y a ellos se les unió Lisa, queriendo rodear mínimamente ambos cuerpos fornidos y adultos. Entre lágrimas y cuerpos calientes que le profesaban amor acabó riendo de felicidad. Felicidad porque no le habían reclamado nada, no le habían gritado ni le habían exigido dar explicaciones, simplemente le aceptaban porque eran familia. No les importaba en ese momento que se hubiese ido seis años, lo importante era que había vuelto y seguía vivo y sano.
Una vez se hubieron separado JungKook se limpió las lágrimas sobrantes como pudo. Estaba tan contento que no quería llorar, aunque la ansiedad debía salir por algún lado. Todos sus nervios y noches en vela confabulando maneras de disculparse ante sus hermanos no habían servido para nada. Se sintió estúpido y patético por no conocer tan bien como creía a su familia. Por no conocer que le aceptarían después de todo por lo que había pasado. Con unos ánimos y fuerzas revitalizadas se sentaron en el sofá una vez se hubo quitado los zapatos. Y juntos estuvieron hablando de cómo habían llegado hasta allí.
—Fue TaeHyung. —acortó su hermana mientras abrazaba sus piernas delgadas. —Quiero decir, fue el que se puso en contacto con papá. —explicó. Aquello descolocó un poco a JungKook que se mantuvo en silencio ante aquella revelación.
—Sí. —corroboró su hermano—Después de comprobar que su familia estaba bien decidieron visitar a las familias de JiMin, NamJoon y a nosotros. Querían informarnos de lo que había pasado. —terminó perdido en los recuerdos.
—TaeHyung es un chico muy agradable. —le dijo entonces su hermana. —Fue bastante cuidadoso en preguntarnos sobre ti y sobre dónde podrías estar. Creía que, de haber sobrevivido, habrías vuelto a casa—le dijo con voz tranquila y relajada—. Se llevó una gran decepción cuando no te encontró con nosotros...
—Y a nosotros nos costó aceptar lo que había ocurrido—soltó su hermano entonces—. Mi hermano pequeño había desaparecido en una reyerta contra humanos en la escuela y lo más probable es que estuviese muerto. —Lisa se abrazó con fuerza sus piernas. —Nunca me gustó ese lugar. —murmuró enfadado. Aquél pequeño comentario hizo que JungKook soltase una risa pequeña y tímida que hizo perder la tensión del momento. Sus dos hermanos se quedaron embelesados por su sonrisa puntiaguda, coronada por dos colmillos prominentes que iban acompañados de sus paletos de conejo.
—¿Y tú? —le dijo entonces su hermano con una pequeña mueca feliz. —No nos has contado nada sobre ti. —JungKook entonces se mantuvo serio y sonrió de manera triste. Recordar su pasado no era algo que le gustase, pero sabía que era algo que debía superar. Y para ello debía contarles todo por lo que había pasado. Comenzó contándoles lo que había expuesto ante el jurado. Sus hermanos a lo largo del relato compartieron varias expresiones que si bien le asustaron, también le reconfortaron en cierta medida. Se notaba que les importaba muchísimo y aquello hizo que su corazón se calentase y a su vez se estrujase. ¿Cómo podía haberles hecho aquello a sus hermanos?
—... después llegamos a XingMa y nos establecimos en una base oxidada. Sólo buscábamos un lugar seguro para vivir y guardar nuestras armas. Queríamos acabar con los humanos a toda costa. —explicó. Ante aquello MinHo sonrió cómplice y asintió efusivamente dándole a entender que él también aprobaba aquél pensamiento y actuación. Lisa sin embargo se mantuvo más pensativa acerca del tema.
—Sabes que Tae está cuidando de una niña humana, ¿No? —le preguntó con la cabeza agachada y mirando sus piernas juntas. JungKook la observó con el ceño serio y después desvió su mirada, entendiendo a lo que se refería.
—TaeHyung no tiene ni idea de lo que está haciendo. Desde que regresó, me han dicho que ha estado haciendo cosas por instinto. —se quejó su hermano mientras fulminaba con la mirada a Lisa. Ella se hizo pequeña en el sofá, evitando contestar a su hermano. —Que esa niña esté aquí supone un peligro y si en breve no se la llevan, lo haré yo mismo.
—No puedes hacerle nada a JiSoo, ni tú ni JungKook. —rebatió ella con fuerzas renovadas. —Es completa responsabilidad de TaeHyung y debe ser él quien la cuide y crie para que no odie a las criaturas como sus padres.
—¿Cómo ha acabado TaeHyung con esa niña? —preguntó de repente para frenar la discusión de sus hermanos. Ellos se mantuvieron en silencio y después MinHo habló.
—En una misión sus padres fueron asesinados por algunos del Cuerpo de Ataque. Por aquél entonces TaeHyung pertenecía a ellos y además también se encontraba en el Cuerpo de Exploración. —JungKook asintió a todo aquello, comprendiendo las nuevas habilidades de su amigo para combatir y escalar de la manera en que lo hacía.
—Siempre estaba fuera, si no era acabando con humanos era buscando pistas para encontrar más o incluso buscando rastros para saber algo de vuestro paradero. —Lisa parecía triste con todo aquello. —Siempre estaba entrenando—tragó saliva entrecortada—. Se obsesionó tanto con la idea de venganza que cuando esa misión acabó y encontraron a una niña casi bebé entre los escombros aún viva, TaeHyung aprovechó la oportunidad. Fue como si abriese los ojos. De repente comenzó a cuidarla, mimarla y quererla como si fuese su hermano o su padre. Muchos se negaron a que la educase pero consiguió hacerse con la suya...—una sonrisa orgullosa se escapó de entre sus labios y JungKook la imitó de manera tímida. TaeHyung seguía siendo genial después de todo.
—Sigo creyendo que esa niña debe morir.
—No eres tú el que debe decidir eso cuando no nos ha hecho nada. —después desvío su mirada a su hermano mediano y le observó fijamente. —Ni se te ocurra hacerle algo a JiSoo, sino Tae...
—No voy a hacerle nada, lo juro. —le prometió con una sonrisa tranquila. Aquello relajó en cierta medida a Lisa y se acostó en el sofá con un suspiro. —No me perdonaría perder a TaeHyung de esa manera...—declaró entre risas.
—Porque le has elegido como tu compañero vital, ¿Verdad? —su padre apareció por un pasillo cubierto en sombras. Su voz le asustó tanto que pegó un ligero salto en su sitio. Su hermana bajó la cabeza y sus mejillas se colorearon de un rosa palo. Su hermano sin embargo, frunció aún más el ceño.
—¿Cómo dices, papá? —le preguntó MinHo sin creer a su padre.
—Tu hermano eligió a TaeHyung como compañero vital.
—Eso fue hace muchos años. —contraatacó JungKook con el ceño fruncido.
—¿Es cierto? —le preguntó entonces MinHo dirigiéndose a él.
—También intentó suicidarse porque creía que TaeHyung estaba muerto. —JungKook se mordió los labios intentando frenar la ira. Aquello era algo que él debía confesar, no su padre. Respiró hondo y aguantó las miradas decepcionadas de sus dos hermanos. Al parecer esa noticia había sido la peor de todas.
—¡JungKook! —medio gritó, medio se quejó su hermana en un intento por no echarse a llorar. —Te uniste a un akuana, ellos...
—JungKook, de entre todas las criaturas tenías que elegir a una que está en peligro de extinción. —se quejó su hermano también, llevando una mano a su cara.
—¿Qué tiene de malo que sea un akuana?
—Están en extinción y desesperados por tener descendencia para que, como es obvio, su raza no se termine. —JungKook abrió su boca, sorprendido. Después la cerró con la incredulidad aún en su mente.
—TaeHyung lleva años intentando dejar embarazada a alguna chica que le suele presentar su madre. Por alguna razón, nunca funciona. —le explicó su padre mientras se sentaba en un lado del sillón, alejado de sy hijo mediano. —Tampoco brilla. Sus tatuajes no brillan cuando usa su elemento y lo que hizo de controlar la sangre debió de ser temporal o pura suerte. Ya no puede hacer nada de eso. —JungKook escuchó callado todo lo que estaban diciéndole y que tal vez habría preferido que se lo dijese su amigo de pelo turquesa.
—Pero, entonces...
—Lo tienes complicado si quieres ser su compañero, JungKook. —confesó Lisa.
—Pero, si él quiere estar conmigo, no podrán obligarle a hacer lo contrario, ¿No? —preguntó asustado por la respuesta.
—Los akuanas tienen algunas normas y tradiciones que debemos respetar. Si dentro de ellas hay prioridad de mantener a la especie, no podremos hacer nada para ayudarte. —JungKook asintió cabizbajo ya que se sentía como si le hubiesen dado un puñetazo en el estómago. Aunque un golpe como ese dolía incluso más. —De todas formas, JungKook, —llamó su padre mientras su ceño se relajaba y se volvía neutral. —quiero hablar contigo sobre lo del compañero vital—las orejas de JungKook se elevaron ante la idea—. Me gustaría tratar algunas cosas contigo. Es posible que podamos averiguar porqué volvió y porqué tu ojo y pelo están cambiando.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora