Jin salió de la casa echando humo por sus aletas.
¿¡Acaso no había sido lo suficientemente claro!? Él estaba proponiendo a JungKook que estuviera con él, con los dos, para siempre. ¿Acaso era tan descabellado? TaeHyung había estado en varias relaciones abiertas, de las cuales había salido muy desamparado, pero eso a él no le importaba. TaeHyung era el menor de sus problemas, principalmente porque a él sólo le interesaba JungKook. ¿Tan raro era de entender? Quería estar con el lobo, estaba dispuesto a compartir porque entendía que ambos habían pasado por mucho para llegar a dónde habían llegado y él eso lo respetaba. Lo que no respetaba era que JungKook no le quisiese, porque no era realista. JungKook debía de haberse dado cuenta de que era estúpidamente atractivo y que los años le habían sentado genial. No entendía el problema aquí y no dejaba de regresar a la pregunta de siempre: ¿Por qué no quería tenerlo todo?
Mientras iba gruñendo entre los edificios vio a JiMin revoloteando por los alrededores. Desde que había sido recuperado por TaeHyung, y ahora también JungKook, había estado practicando diariamente para volver a conseguir la musculatura que había tenido en antaño. Jin estaba orgulloso y feliz de que el hada hubiese vuelto a su elemento, pero agachó la cabeza al recordar todo lo que había pasado. A pesar de ello, JiMin notó su cabellera rosa y descendió para saludarle y acompañarle a donde sea que fuese.
—¡Hola Jin!—le saludó animado y con la respiración agitada. —Justo me pillas entrenando, ¿Qué tal todo? ¿Cómo estás? Llevo sin verte unas cuantas semanas...—la sirena le observó de reojo y suspiró apesadumbrada. El hada notó al momento que algo no estaba yendo bien con el otro y se asustó. ¿Había ocurrido algo de lo que no se había enterado?
—Estoy bien. —contestó con agresividad. Todo parecía estar dando vueltas en la cabeza de la sirena, mientras intentaba aclarar sus pensamientos para hablar con JiMin apropiadamente.
—Oh..—soltó entonces—De acuerdo...—JiMin no se creyó para nada aquella respuesta pero optó por no preguntar más. Se acabaría enterando tarde o temprano. Al menos debía admitir que ver a la sirena en tierra y no en el fondo de una piscina era cuanto menos un avance. —He estado ya como tres horas entrenando, ¿Te apetece que vayamos a comer juntos? —la sirena asintió sin decir nada más. Tal vez una compañía totalmente externa le vendría bien para aclarar sus pensamientos, acciones y, sobretodo, sentimientos.
Anduvieron por las calles sin encontrarse con ninguno de los chicos. Jin lo sintió como un alivio y cuando llegaron por fin a la casa de la sirena el hada entró con ganas. Estaba emocionado por ver dónde vivía el mayor del grupo y cómo mantenía su casa. Era un edificio alto y su piso era bastante pequeño pero agradable. Actualmente estaba muy descuidado y el hada se lo achacó al poco tiempo que la sirena había estado allí. El otro simplemente evitó dar una explicación porque básicamente suponía que no necesitaba contarle nada. Tampoco estaba emocionalmente estable como para ponerse a desarrollar lo descuidada que estaba su casa.
—Me gusta tu casa. —dijo JiMin de repente. —Has estado un tiempo fuera, se nota, pero es bonita. —Jin sonrió un poco aliviado. Si su familia hubiese pasado por esa puerta estaba seguro que le habrían obligado a poner todo en su sitio. Le aliviaba saber que JiMin tampoco se metería ni haría preguntas. —Bueno, ¿Qué te apetece? Cocino yo. —la sirena le dirigió hasta la cocina y le fue guiando sobre la comida que tenía y lo que podría hacerle. JiMin asintió y como el chico resolutivo que era comenzó a cocinar verduras y a calentar fideos en una olla.
—Siento haber estado alejado esta semana. —confesó apesadumbrado cuando se le había pasado un poco el primer enfado del rechazo del lobo. Ahora venía la tristeza y lo sabía. —He tenido muchas cosas en la cabeza. —JiMin soltó una pequeña risa que sonó como un resoplido. Jin le miró sin entender ese humor y JiMin le ofreció una sonrisa tranquila.
—Todos hemos estado raros desde que nos encontramos. Supongo que es lo normal después de descubrir que tus mejores amigos realmente están vivos...—soltó otra risa pequeña como si lo que estuviese diciendo fuese una historia fantástica. —Parece un cuento...
—Sólo que no todos tenemos un final feliz...—JiMin dejó de cortar por un segundo las verduras y de repente continuó como si nada. Su ceño se frunció un poco ante aquella respuesta y Jin se dió cuenta de que no estaba hablando con TaeHyung o HoSeok. Estaba hablando con, probablemente, el hada más perspicaz que había conocido en toda su vida y dentro de sus cualidades se encontraba ser un observador de primera. Lo que le volvía ciertamente vulnerable y por tanto debía tener cuidado con sus respuestas. En ese momento era un libro abierto ante las manos ansiosas de conocimiento de JiMin y él se había dejado engatusar para llevarle a su casa, como si el hada fuese totalmente inofensiva.
Si HoSeok era un girasol, JiMin era una rosa. El girasol no es nada sin un sol al que adorar todo el día, pero las rosas sin luz son un arma. Y JiMin era una rosa afilada.
—Supongo que no...—contestó después de unos segundos en silencio —De todas maneras, debió de ser un alivio para ti descubrir que estábamos todos bien. Recuerdo que le cogiste cariño a JungKook cuando estábamos en la escuela. —rió inocentemente —Recuerdo que siempre estabas metiéndote con él. —Jin se acabó haciendo pequeño ante aquellas declaraciones y olvidó de nuevo con quién estaba cuando se mencionó al lobo.
—Sí... Él también aprendió a devolverme las bromas. Parece un niño bueno pero donde las dan las toman. —y rió abrazándose a sí mismo, como intentando reconfortarse. —No sabes lo que me hizo el corazón cuando le vi con ese bozal en la cara. Estuve a punto de morder a alguien aquél día. —el hada asintió a pesar de que él no sabía lo del bozal. —Es tan especial...
—Tanto que hasta es el protegido de una diosa. —añadió el hada como broma. Todos ellos sabían que JungKook era mucho más que el elegido de la Luna. Era su pequeño, el chiquillo del grupo, y el compañero de travesuras de TaeHyung. Aunque actualmente compañero de todo.
—JungKook es mucho más que un simple protegido de una diosa. Que TaeHyung se haya dado cuenta de lo que vale ahora que es importante para su raza no significa que el resto no tuviéramos los ojos bien abiertos desde un principio. —la furia corrió por sus venas de sangre fría y JiMin sonrió para sus adentros. La sirena, por su lado, tenía la cabeza embotada con el lobo y su negativa.
—Claro que es mucho más. Y TaeHyung ya lo sabía antes de...
—TaeHyung simplemente quiere a todo el mundo para él. Los quiere para enseñarlos ante su madre y en el momento en que ella les vea un defecto, desecharlos. Es un consentido. —JiMin se mantuvo con los labios sellados, guardando su opinión ante aquello. —Si realmente estamos todos aquí es por él y su obsesión con los humanos. Si no fuera un jodido akuana nadie le buscaría tanto como lo hacen. —se rió con maldad. —No sería atractivo para nadie. Quiero decir, ¿Un campesino con una familia ermitaña? ¿En serio?—se encogió de hombros indignado, recordando que había sido rechazado por eso precisamente— Todas las criaturas que han estado detrás de él o que han estado con él perderían todo el interés. Estoy seguro que ni siquiera JungKook se habría fijado en él. —JiMin sonrió y asintió mordiéndose la lengua de nuevo. —Es más, sin TaeHyung, JungKook...—se cortó a sí mismo antes de que pudiese continuar y observó a JiMin, recuperando la conciencia de con quién estaba hablando. El hada, harta de su charla, se giró dejando los utensilios de cocina y le observó directamente.
—Sin TaeHyung JungKook probablemente se habría suicidado con catorce años. —Jin abrió los ojos por la sorpresa. Después de esa primera reacción llegó la duda y la desconfianza. JiMin se giró al notar el estado de ánimo en el que estaba la sirena y no queriendo confrontarle en su casa. —JungKook me dijo eso hace unos años... Me confesó que con la situación que estaban viviendo en casa y todo el bullying que recibía de manera constante sabía que su cabeza habría podido con él si no hubiera sido por TaeHyung.
—Eso es dependencia.
—No lo es. —soltó con fuerza y dejando todo para que Jin le escuchase claramente—TaeHyung simplemente fue una brecha de luz en el agujero en el que estaba JungKook. TaeHyung le ofreció una mano y JungKook salió solo y por su propio esfuerzo. Consiguió que dejaran de acosarle sus compañeros, consiguió hablar con nosotros a pesar de que le daba muchísima vergüenza e incluso se apuntó a una carrera y la ganó. Todo eso fue gracias a TaeHyung, porque le ayudó y se quedó a su lado cuando más lo necesitaba. Al igual que yo he estado haciendo estos años.
—Pero JungKook no está enamorado de ti.
—No. —confirmó—Pero nos queremos como hermanos. Nos queremos muchísimo. Estos últimos años han sido horribles para los dos y hemos pasado por unas rachas muy malas. Pero hemos sido la pequeña luz en la oscuridad del otro y hemos salido a flote gracias a que nos ayudamos. No nos vendría mal un poco más de ayuda, pero vamos tirando...—la sirena se quedó callada por unos segundos asimilando todo aquéllo. No conocía nada de los demonios del lobo y tampoco los entendía. El chico a sus ojos era una preciosidad, no comprendía porqué querría acabar con su vida u odiarse a sí mismo. Pero, claro, ahí se encontraba una de las muchas diferencias de porqué el lobo había escogido al akuana y no a la sirena.
—Todo esto es culpa de TaeHyung. —resumió. —Si no hubiese estado en nuestra escuela los humanos nos habrían dejado en paz y JungKook no habría resultado tan herido como acabó. —JiMin asintió por milésima vez desde que se había puesto a cocinar. Pero esta vez JiMin acabó muy cabreado y soltó todo, girándose con energía hacia la sirena. Su ceño estaba fuertemente fruncido por todas las tonterías que estaba dejando salir su estúpido amigo.
—Si no hubiese sido por TaeHyung tú nunca habrías conocido a JungKook. ¿No lo has pensado? —de acercó a él enfurecido por todo. —Porque yo tengo claro que si no hubiese sido por TaeHyung me habría perdido a dos amigos maravillosos y luego a vosotros tres que llegasteis después. ¡Le debemos mucho a TaeHyung!
—¡Todo es por su culpa, JiMin! —respondió como si no hubiese escuchado nada de lo que le acababa de decir. —¡Sin él JungKook sólo se centraría en mí! —JiMin se quedó paralizado ante eso. Así que todo se resumía a un estúpido capricho del corazón. Un jodido capricho que JiMin no llegaba a entender. Porque consideraba a JungKook como una coda en vez de una persona, ya que no parecía interesado en conocer todos los fallos que formaban al lobo. Parecía estar totalmente cegado por un sentimiento que JiMin dudaba de que fuera puro. ¿Acaso esta a celoso de TaeHyung por más cosas? ¿Era un enfado dirigido a dos personas?
JiMin no tenía nada claro y estaba muy preocupado por toda la situación, porque no veía que se fuese a arreglar en poco tiempo. Jin parecía estar demasiado embobado en lo que parecía que su cabeza había idealizado y JungKook parecía reticente a arreglar nada, porque la sirena no había mencionado que se hubiese confesado o hubiese sido rechazado.
Todo era tan extrañamente complicado que JiMin tuvo ganas de volver a su piso con Nam y dormirse en sus brazos.
Quería olvidar que pequeños deslices podían crear huracanes.
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Akuana [SIN EDITAR]
Fanfikce¡Bienvenido a un mundo donde los humanos están extintos! De aquí en adelante lo único que encontrarás serán criaturas marinas como las sofisticadas sirenas, las criaturas del bosque como los hombres lobo y las hadas de las flores y por último las c...