Conexión

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TaeHyung se acercó hasta la orilla y gritó una y otra vez sin parar, sintiendo que sus pulmones quemaban y la ansiedad los oprimía. No había señales de JungKook por ningún lado y aquello sólo le estaba agobiando más.
JiMin le agarró del brazo mientras observaba la luna llena. Ya no parecía tan bella como antes, daba miedo. JiMin sintió un escalofrío por todo su cuerpo y observó a YoonGi que estaba ensimismado en su sitio. NamJoon, SeokJin y HoSeok se habían puesto a gritar el nombre de JungKook intentando que apareciese.
—JiMin, tengo que ir a por él. Se está ahogando. —JiMin le agarró uno de los brazos con fuerza. Por alguna razón no quería que se lanzase al agua dulce en busca del lobo. Por tanto, contó treinta segundos exactos en los que su respiración agitada no le dejó pensar con claridad. Cuando se cumplió el plazo se giró hacia JiMin y se escuchó un enorme aullido que provenía de sus espaldas. HoSeok después gritó aterrorizado y NamJoon corrió a socorrerle. YoonGi les siguió a la par que se transformaba en murciélago. JiMin continuó agarrándole con fuerza y tembleques por todo el cuerpo. Unos segundos después un par de lobos robustos y rubios aparecieron entre la espesura del bosque. JiMin se quedó sin aire y TaeHyung le agarró por los hombros, haciendo que reaccionase. SeokJin les observó y se acercó para arrancar al hada de su brazo. El chico rubio se quedó paralizado en los brazos de Jin mientras la sirena empujaba a TaeHyung hacia el agua.
—¡Sácale de ahí! ¡Este lago debe ser propiedad de Luna! —le informó— Al parecer su padre no tenía razón. JungKook es un chico normal y es posible que hallamos ofendido a la diosa. —TaeHyung miró sus manos y después a las aguas. —¡Sácale de ahí TaeHyung! —y con aquello dicho se zambulló sin hacer más preguntas.
Su cuerpo desarrolló sus branquias y aletas sin mayor problema, aceptando la hidratación y favoreciendo sus poderes y movilidad. El agua era refescante para todo su cuerpo y alma. Con su visión mejorada vislumbró un cuerpo inerte que se hundía despacio en la penumbra. Sin pensárselo dos veces movió sus brazos y piernas para nadar en dirección al chico. Sin embargo, cada vez que parecía acercarse y braceaba más en su dirección el cuerpo se alejaba. No conseguía moverse un palmo de donde estaba y no paraba de moverse y de nadar. ¡No entendía qué estaba ocurriendo! ¡No podía llegar a JungKook!
Siguió braceando y moviendo sus piernas y aletas buscando la manera de alcanzarle, pero el chico sólo se hundía.
El interior del lago estaba lleno de altísimas algas que casi tapaban toda la luz que llegaba de la luna. Todo el cuerpo de JungKook estaba siendo tapado por una sombra oscura y perturbadora. No se movía ni aparentaba tener vida en su interior. TaeHyung se negó a pensar en lo peor, justo cuando se había hecho la promesa de que no iba a permitir que le ocurriese nada a au padre se le ocurría arriesgar su vida de esta manera...
Apartó esos pensamientos y nadó, nadó y nadó más. Sus lágrimas se mezclaron con el agua cuando se dió cuenta de que no había manera de que llegara a tiempo.
Dejó de nadar y se mantuvo quieto, flotando en el silencio de las aguas tranquilas.
Entonces cerró los ojos y recordó aquél brillo que había visto cuando su cuerpo se había desintegrado. Cuando su corazón ya no pudo latir. Cuando arriesgó todo lo que tenía por los que quería.
Cuando abrió los ojos de nuevo necesitó luz de luna para recuperarse.
Tal vez eso era lo que necesitaba. Tal vez por eso no alcanzaba a JungKook.
Su madre no podía verle.
Abrió los ojos y se concentró en las aguas que rodeaban a JungKook. Con un movimiento de manos apartó las algas que cubrían la superficie e impedían que los rayos tímidos de la luna rozaran a su hijo. Una vez hubo conseguido que todo el cuerpo de su chico estuviera iluminado por la luz se quedó quieto y esperó. Al ver que JungKook ya no se hundía hacia el abismo comenzó de nuevo a dar brazadas hasta su cuerpo y, esta vez, sí se acercó a él.
Nadó con cuidado, sabiendo que estaba bajo los ojos de una deidad muy querida. Cuando alcanzó el cuerpo de JungKook éste abrió los ojos de repente. Su ojo azul brillaba de manera increíble. Aquél orbe desprendía una cálida luz que le dió una sensación reconfortante a TaeHyung, quién se acordó de su brillo perdido.
JungKook se acercó un poco hasta él y le observó como si no le conociera. Después sonrió con amor, algo que desconcertó y derritió a TaeHyung por partes iguales. Colocó una mano en su nuca y juntó ambas frentes. JungKook cerró los ojos y TaeHyung le imitó mostrando una sonrisa de labios cerrados. Estuvieron así unos segundos sintiendo el calor que desprendía el cuerpo del lobo. Cuando se separaron y abrieron los ojos, la mano que había estado en la nuca de TaeHyung se deslizó por su piel desnuda hasta donde se encontraba su corazón. El akuana le observó confuso y entonces todo empezó a brillar. Sus tatuajes se calentaron y volvieron a desprender el brillo tan habitual y hermoso que creía perdido. TaeHyung rió y antes de que perdiese toda la conciencia y se dejase por completo en manos de la deidad, juntó de nuevo su frente con la de JungKook, cerrando sus ojos y mostrando completa confianza en él y en su diosa.
Entonces el cuerpo de TaeHyung sacó del agua a JungKook, quien también estaba hipnotizado por el poder cegador de la diosa.
Ambos alcanzaron la superficie y JungKook cogió una enorme cantidad de aire apresurado. Después rió y TaeHyung le imitó.
Lo que ocurrió a continuación no se supo si fue por el hechizo de la diosa o por ellos mismos, pero JungKook se lanzó a los labios del akuana entre risas. TaeHyung, perdido en las sensaciones, devolvió el gesto pegando al lobo más a su cuerpo y girando su cabeza para profundizar en el beso. JungKook sonrió en mitad de todos los besos que se dieron y notó calor y amor por todos lados. Estuvieron probando sus labios con cuidado y hambre. Querían aprovechar el momento (aunque no estuviesen del todo conscientes), pero a su vez no querían que fuesen demasiado efímeros o bruscos.
A pesar de esto tuvieron que separarse por falta de aire y justo en ese preciso instante la Luna desapareció del firmamento, dejando como única luz de la noche la que ellos dos desprendían. Al desaparecer su luz desapareció del mismo modo su embrujo y ambos volvieron a la realidad.
JungKook se rozó el cabello con gesto distraído y observó de reojo a TaeHyung quién esperó a que su brillo desapareciese del todo para devolverle la mirada. Cuando sus ojos se encontraron TaeHyung rió con algo de timidez.
—Tu pelo...—murmuró maravillado. El lobo se quedó paralizado. ¿Qué había ocurrido con su pelo? —Ahora eres rubio al completo. —sus ojos se expandieron. ¿Cómo podía ser aquello posible?
—Tú...—dijo confundido—Estabas brillando. —alegó con el ceño fruncido. TaeHyung asintió mordiéndose el labio inferior.
—Sí. Así que eso y tu pelo confirma que eres un Hijo de la Luna y...
—Que somos compañeros vitales. —soltó sin aliento y sin poder creérselo. Con una sonrisa, JungKook se empezó a reír y abrazó a TaeHyung sin previo aviso. El akuana compartió sus risas por un tiempo hasta que le apartó con cariño, rozando sus hombros desnudos.
—Estábamos haciendo algo, ¿No? —preguntó con una mirada pícara mientras el lobo entraba en combustión espontánea.
—Eh, bueno—sentía sus nevios en los labios que acababan de ser besados por él—. No sé si ha sido la Luna o...—pero TaeHyung no le dejó acabar la frase porque agarró su fina cintura y pegó sus cuerpos en el agua. Ese momento fue en el que JungKook se dió cuenta del crecido cuerpo del chico en frente suyo.
—Voy a comprobarlo entonces...—susurró mientras se acercaba a sus labios de manera peligrosa. JungKook cerró los ojos, no pudiendo contener todas sus emociones y esperó porque sus labios se rozaran de nuevo. Ésta vez estando los dos en sus cabales.
Sus labios se saludaron con timidez y después, como había ocurrido antes, se adoraron el uno al otro. JungKook alzó sus manos para acunar la barbilla de TaeHyung y el otro paseó las suyas por la espalda suave del lobo, pegándole aún más si podía.
No pararon y dejaron fuera sintimientos que habían estado encerrados por seis años.
Se hicieron promesas, se contaron las veces que habían deseado aquello y recordaron cómo había sido ese primer beso hacía tanto tiempo. Todo aquello sin palabras, pues no hacía falta.
Pero no duró mucho ya que unos vítores se oyeron desde la orilla.
Los chicos estaban celebrando, casi igual a como había hecho Jin hacía seis años. Aunque, ahora estaban todos juntos para celebrar su unión y su libertad. Sin embargo, también descubrieron a un grupo de lobos que les observaban callados y de manera penetrante. TaeHyung identificó a los dos licántropos rubios que habían formado tanto alboroto antes.
Suspiró con alivio al verles a todos bien y notando que los lobos no eran una amenaza ni siquiera en luna llena.
JungKook entonces le indicó que fuesen hacia ellos, para celebrar. Ya no había nada más que hacer en aquél lugar.
TaeHyung les llevó nadando a ambos, ya que JungKook estaba agotado después de todo. Alcanzaron la orilla uno en los brazos del otro y con unas enormes sonrisas en sus rostros. Les recibieron sus amigos eufóricos y les felicitaron, así como que casi se arrodillaron al haber confirmado que JungKook realmente era el "elegido".
Entonces llegó un momento extraño. JungKook se dirigió al grupo de licántropos con los cuales intercambió una serie de miradas que TaeHyung entendió como palabras. Soltó la mano de JungKook quien se alejó decidido al grupo. Le dejó avanzar solo mientras los chicos le daban algo de ropa para cubrirse.
JungKook paseó entre la innumerable cantidad de licántropos que le observaban sin pestañear. Entonces, se paró en frente de la pareja de lobos rubios y con el semblante serio se inclinó y pegó sus frentes con uno de ellos. Cerró los ojos a continuación mostrando puro respeto e igualdad a pesar de lo que sabían ahora todos.
Justo en este instante la Luna volvió a ser protagonista de la noche e iluminó de nuevo a JungKook, mostrándole precioso a los ojos de TaeHyung.
La marca que se encontraba en su nuca brilló de manera delicada. Un pequeño resplandor que sólo pudieron ver él y sus amigos.
TaeHyung sonrió.
El lobo rubio se apartó de la muestra de respeto de JungKook y frente al ceño fruncido de éste se inclinó delante de él. Le imitó el otro lobo rubio y poco a poco, todos los integrantes de la manada se fueron inclinando hacia JungKook. Se veían inferiores a él y lo respetaban. JungKook se quedó parado en frente de ellos.
Después y compartiendo una mirada con TaeHyung, se transformó en un enorme lobo de pelaje platino y relució ante la luz que aportaba su madre desde el cielo. TaeHyung se quedó ensimismado y JungKook se introdujo entre el resto de lobos, notando cómo éstos se apartaban a medida que él pasaba con la cabeza bien alta. Todos sus amigos se mantuvieron quietos observando la escena, sin decir nada. Entonces JungKook soltó un aullido de aviso y salió corriendo a la espesura del bosque, perdiéndose poco después. El resto de lobos sin dilación se adentraron del mismo modo, siguiendo al que era su "elegido".
TaeHyung sintió como sus ojos picaban, cómo le brillaban del orgullo porque por un momento vió al niño que en una vida pasada fue.
El pequeño chico inquieto que sufría acoso de sus compañeros era ahora un miembro respetado por parte de sus iguales a la vez que poderoso.
No sabían las propiedades mágicas que podrían tener los Hijos de la Luna pero TaeHyung estaba ansioso por seguir descubriendo poco a poco a JungKook con el tiempo.
Aquello no hacía más que comenzar.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora