‡Líos‡

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Despertó pesadamente en una habitación oscura. De repente pegó un salto y un mano se puso en su pecho volviendo a tumbarle. Aquello le colocó de nuevo pero no le relajó en absoluto.
¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba su compañero lobuno? ¿Le habían hecho algo más?
Miró a la persona que le había vuelto a tumbar y dejó escapar el aire.
—¿YoonGi...?—preguntó desconcertado. Apartó su mano helada de su pecho y se sentó en la cama aún agitado.
—Menudo espectáculo has dado, ¿Eh? —preguntó irónicamente. —Toda la maldita escuela te conoce ahora, chico.
—¿Dónde...? ¿Dónde está JungKook? —YoonGi le miró de lado mientras escribía algo en sus papeles.
—Si preguntas por el chico lobo se lo llevaron a su sección. —indicó sin mirarle. —Resulta que tenía dos costillas rotas y un enorme hematoma en la espalda. —TaeHyung mordió su labio quejándose por ese imbécil que le había hecho daño. —Pero está curado ahora. —sus ojos se agrandaron. —Tú le curaste. —su ceño se frunció sin entender. ¿Cómo había podido curar algo tan rápido? No tenía sentido. Se llevó una mano a la frente por sentir un dolor agudo. —Nunca en mi vida había visto a nadie curarse a esa velocidad. Ha sido... impresionante. —resopló pensativo. —Pero que no se te suba a la cabeza. No creo que puedas hacerlo de nuevo. —TaeHyung estaba en su mundo mirando al techo sin realmente prestarle atención al chico que le estaba hablando. ¿Cómo había hecho eso? ¿Era eso la clase de cosas que su madre le había explicado antes de venir? ¿Que sus emociones podían influenciar, y mucho, en sus poderes? De todas formas, no lo entendía. Nunca había curado una herida a esa velocidad, ni siquiera las suyas propias. Miró su brazo esperando encontrar su quemadura pero ahí no había más que piel lisa y tersa. Se tocó alrededor para cerciorarse de que había desaparecido por completo. Después miró a YoonGi y le enseñó su brazo sin aliento.
—Sí. También te has curado a ti mismo. —le afirmó. TaeHyung se echó sobre su almohada agotado y se tapó la cara con sus manos agobiado de todo. Se frotó la frente unos segundos y después se escuchó cómo se abría y se cerraba una puerta con brusquedad. Unos pasos ansiosos se acercaron en la habitación y YoonGi pareció quedarse sin aliento.
—Jung-
—TaeHyung. —le llamó una voz conocida. Abrió sus ojos y se incorporó sobre la cama mirando al chico lobo con una tirita en la mejilla. Tenía la respiración agitada y su pecho no dejaba de subir y bajar sin parar por la carrera que probablemente se había dado. Le miró de arriba a abajo y después dijo:
—¿Estás bien? —le preguntó nervioso. Aunque YoonGi le había dicho que claramente estaba como nuevo no se lo terminaba de creer.
—¿Que si estoy bien? —preguntó de mala manera. —¿Me estás preguntado si yo estoy bien? —volvió a preguntar medio gritando.
—¿Sí...?—respondió sin estar del todo convencido.
JungKook se mordió el labio inferior y le rodeó la espalda con sus brazos, dándole un enorme abrazo. TaeHyung se quedó paralizado y miró a YoonGi entrando un poco en pánico. Desde ahí también veía a la perfección la cola de JungKook que se agitaba emocionada y feliz. Con una sonrisa escondió su nariz en su cuello y le devolvió el abrazo apretándole fuerte contra su pecho. Sintió su corazón yendo demasiado rápido y rió un poco.
—Gracias...—le susurró en su oído el chico. TaeHyung hundió más sus brazos en su espalda.
Cuando se separaron JungKook estaba con una enorme sonrisa que dejaba ver sus pequeños colmillos y dientes delanteros que sobresalían. TaeHyung le devolvió la sonrisa y suspiró agotado. Se colocó la almohada y se apoyó como si fuera una silla.
—¿Co-cómo has hecho...?—empezó a preguntar pero TaeHyung negó sin conocer la respuesta.
—Nunca había...—empezó diciendo. —Tus costillas, mi quemadura...—susurró. —El chico ése...
—Por cierto, hay gente que dice que se hizo pis encima. —le murmuró JungKook mientras se reía. —Llevaba desde ayer molestándome...
—Entonces se lo tiene merecido. —afirmó TaeHyung sonriendo satisfecho.
—Merecido o no ambos estáis castigados. —dijo una voz femenina y rasposa. Todos se giraron hacia ella mientras se acercaba andando sobre sus tacones de aguja. —Además que añadiremos una hora más a su horario, señor Kim. —le informó la directora con su expresión seria e inquebrantable. —Es necesario que practiques esas nuevas habilidades con un mago. Ya he elegido a alguien que se encargue de ti por las tardes. —y con aquello les miró y se despidió dirigiéndose a otro lugar de manera rápida.
Esa mujer sólo traía misterio y malas noticias.
—Fantástico...—se quejó TaeHyung.
—Anímate. —le dijo JungKook dándole un pequeño empujón en el hombro juguetón. —¡No hay castigo!
—Sí que los hay. —respondió YoonGi mirando su libreta negra. —Tu compañero que te ha pegado limpiará las letrinas de tu sección por un mes. —JungKook sonrió más si es que era posible. —Y TaeHyung además de tener una hora más al día tendrá prohibido usar sus poderes contra más estudiantes. Ni siquiera podrás curarlos, TaeHyung. —le dijo leyendo lo que ponía en sus papeles. Él asintió entendiendo aquello y suspiró. Al menos no había acabado tan mal...
—Oye, ¿No íbamos a ir a ver tu nueva piscina? —le preguntó emocionado JungKook intentando animar al chico.
—Es laguna, no piscina. —pero rió de todas formas. Se movió para salir de su cama y notó que se sentía muy débil. Bajó sus piernas al suelo e intentó andar descalzo, sin embargo su peso le jugó una mala pasada. Se mareó y si no hubiese sido por JungKook, que le rodeó la cintura con sus manos, se habría dado de bruces con el suelo. TaeHyung le agarró los hombros intentando equilibrase.
—Malditos niños. —maldijo YoonGi. —Tus energías están por los suelos. Es como si hubieses estado una semana sin dormir. Tienes que reposar. —el vampiro se acercó para intentar meterle en la cama de nuevo pero TaeHyung le frenó con una de sus manos.
—Necesito hidratarme y nadar un poco. —le explicó mirando al suelo mareado.
—De acuerdo. Pero si después de eso sigues en ese estado ven a mi cuarto. Ya sabes dónde está. ¿Vale? —TaeHyung asintió y le indicó a JungKook que se fueran de ese lugar. El lobo le agarró por la cintura y ambos salieron de aquél lugar andando muy despacio. Mientras caminaban por el pasillo del enorme edificio se mantuvieron en silencio. A TaeHyung le costaba demasiado sostenerse en pie y le dolía la cabeza más de lo que jamás le había molestado. Necesitaba agua ya.
—Tenemos que ir donde está el campo de fútbol. —le indicó mareado. —Me ha dicho que iba a estar detrás de ese lugar. —JungKook asintió e intentó aumentar la velocidad, pero los pies de TaeHyung perdieron su propia fuerza y sus rodillas fallaron. El chico lobo le cogió a tiempo y agarró su cintura y rodillas alzándole. TaeHyung se movía entre la conciencia y la somnolencia. Apoyó su cabeza en el hombro de JungKook y suspiró avergonzado.
—Lo siento. —se disculpó. Sabía que el otro chico era muy tímido y tener que llevarle de esa manera debía de estar siendo una tortura para su amigo. —Es que no puedo...
—No pasa nada. —dijo rápidamente el otro. —No pesas mucho. —y con eso comenzó a correr con él en brazos. Habían conseguido salir por fin de ese edificio y la luz del sol les atacó como un horrible enemigo. Provocó que el mareo de TaeHyung empeorase considerablemente. Gimió intentando huir del sol escondiendo su cabeza en el hombro de su amigo.
—Ya casi estoy. —le informó JungKook mientras corría. —Dame un segundo.
Y fue cierto o tal vez que perdió la consciencia, pues cuando volvió a abrir los ojos se encontraba sentado en el suelo, apoyado en el pecho de JungKook mientras éste le quitaba los zapatos. Se encontraban a la orilla de una laguna pequeña y medio escondida entre matorrales no muy altos. Detrás de ellos se encontraba el campo con sus gradas alrededor creando sombra para la laguna. TaeHyung suspiró sintiendo el agua dulce en sus manos dormidas. Cuando JungKook terminó de quitarle el segundo zapato se lanzó sin mirar atrás hacia la laguna. Su cuerpo reaccionó al instante mostrando sus aletas en sus brazos y en sus piernas. Las branquias de su cuello y costado se abrieron y cogieron una enorme bocanada de agua. Estiró su cuerpo y dejó sus músculos descansar, dejándose flotar un poco por el fondo del lugar. Sonrió notando cómo su energía volvía a recorrer su cuerpo. Tocó la zona donde se había encontrado la quemadura y se quedó pensativo. Nunca había hecho algo como aquello, ¿Qué había producido el cambio en sus poderes? ¿Sus emociones, tal vez?
Escuchó desde el otro lado de la laguna cómo alguien se adentraba en ella. Sonrió felizmente cuando unos pies se vieron blancos y rojos. Dió unas brazadas y unos aleteos y en seguida se encontró al lado de esos pies. Sonrió maliciosamente y saltó del agua hacia el chico lobuno. Le agarró de la cintura mientras se encontraba en el aire y le tumbó en el agua, arrastrándole hasta una zona más honda. Cuando salieron los dos a la superficie TaeHyung no pudo evitar soltar una carcajada al ver la cara de sorpresa y las orejas pegadas a su cabeza.
—¡Está muy fría! —se quejó con los dientes tiritando.
—Tampoco es para tanto. —de repente vio cómo la cabeza de JungKook se hundía. Se acercó a él y el otro algo avergonzado intentó mantenerse a flote. —Espera, ¿No sabes nadar? —le preguntó, pero JungKook hundiéndose de nuevo le respondió. Se juntó a él y le agarró. Se rió un poco pero vio que JungKook no lo estaba pasando bien. Le dió algunos consejos y en menos de diez minutos JungKook aprendió a mantenerse a flote y después a dar algunas brazadas. TaeHyung estaba sorprendido que no supiese hacer algo como eso. Consideraba nadar algo básico ya que si no sabías podías tranquilamente morir ahogado. Por suerte, JungKook era un deportista nato y no le fue difícil cogerle el tranquillo e ir a por él en busca de venganza. Obviamente TaeHyung no se dejó coger al principio, pero después, cuando notó que el chico estaba agotado se dejó agarrar y hundirse bajo el agua de un golpe. Se rió sabiendo que aquello no iba a molestarle puesto que el agua era su amiga.
Después de unos minutos más en el agua, el chico lobo salió agotado y se tumbó sobre la arena recuperando el aire.
—¿Ya no puedes más? —le preguntó un poco alejado de la orilla. Ninguno de los dos se habían quitado la ropa así que ésta ahora se pegaba al cuerpo de su amigo como una segunda piel. Se veía a la perfección su pecho subir y bajar buscando aire desesperadamente. Después de unos minutos siguió a JungKook y se sentó a su lado, disfrutando del sol de septiembre que le acariciaba la piel mojada.
—¿Estás bien? —le preguntó abrazándose las rodillas mientras perdía poco a poco sus aletas. El otro le miró desde el suelo y sonrió.
—Sí. Pero estoy agotado. Menudo día...—comentó tapándose los ojos con un antebrazo. —Además, ahora tardaré una eternidad en secarme...
—¿Puedo...?—preguntó, pero JungKook se levantó de repente de un salto y se sentó con una mano levantada, frenándole.
—Vamos a evitar que uses tus poderes por hoy, ¿Vale? —le dijo un poco asustado. TaeHyung asintió con una sonrisa y estiró las piernas esperando que el sol le secase mejor. Los ojos de JungKook le siguieron las piernas y los brazos. Él también tenía la ropa pegada al cuerpo y se le hacía horrible pensar que JungKook le estaba observando. Pero no dijo nada.
—Tus tatuajes son...—TaeHyung le miró esperando alguna clasificación. —Quiero decir, los tatuajes normales son normalmente negros. Hechos con tinta negra. —TaeHyung se miró los brazos y después al otro chico. Su ceño se frunció sin entender. —Pero los tuyos son blancos. Como si fueran cicatrices...
—Sí, es que eso es lo que son. —afirmó felizmente. Después de todo, ya no le importaba tanto que JungKook le mirase los tatuajes. Ya le parecía hasta algo normal. Aunque la vergüenza no se iba y sus mejillas se colorearon de rojo.
—Ya, pero si yo las tuviera, probablemente no se apreciaría. Se ven porque tu piel es más morena que la mía. E incluso son bonitos...
—Claro que son bonitos. —se quejó. —Son mis antepasados. Y si soy más moreno es porque soy así. No entiendo la observación.
—No. —negó intentando arreglar lo que acababa de decir— Es sólo que te queda bien y a la mayoría de la gente no...
—Ah. —respondió con la boca abierta. —Gracias...

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora