‡La parte de atrás‡

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Después de la competición las cosas habían ido más tranquilas. Ese día en específico TaeHyung estaba dándose un baño en la laguna mientras JungKook repasaba para su examen de la jornada siguiente. Los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina y TaeHyung se sentía preparado para enfrentarlos. Estaba emocionado y esperaba que suficientemente listo para todo. Sin embargo, JungKook estaba teniendo algunas dificultades. Estudiar no era su fuerte y además no le gustaba. A TaeHyung le daba la impresión que al chico realmente no le atraía estar sentado por mucho tiempo, lo cual era un problema si pretendía memorizar algo.
Mientras chapoteaba en el agua miró hacia el otro lado de la laguna, el que no daba al estadio. Se acercó a la orilla con el ceño fruncido y salió del agua con calma.
—JungKook, —le llamó—¿sabes qué hay al otro lado de la laguna? —el chico alzó su vista de sus cuadernos y apuntes y observó el otro lado. Se encogió de hombros y suspiró.
—Pues no, la verdad. —respondió sin importarle mucho. —Nadie nunca ha ido allí, ni siquiera las hadas. Además, nosotros no entrenamos por esa zona. A quién he visto alguna vez por allí han sido a los vampiros, aunque creo que sólo para resguardarse del sol...
—Deberíamos echar un vistazo, ¿No crees? —le preguntó animado. JungKook le miró desde donde estaba sentado y sonrió.
—Vale. —cerró sus libros muy poco dispuesto a seguir con sus estudios y se acercó hasta él. —Pero, ¿tengo que rodear la laguna? Voy a tardar un rato en llegar. —comentó observando el ancho del agujero de agua. TaeHyung le miró sonriente y su piel empezó a brillar. JungKook no pudo evitar observarle, aunque hiciese aquello casi a diario no dejaba de fascinarle.
—Puedo llevarte, si quieres. —le dijo muy animado y feliz. JungKook se asustó un poco y tragó saliva. Después asintió y TaeHyung dejó de brillar. A veces ocurría que sus poderes se acumulaban en su cuerpo por emociones simples. Su madre ya le había alertado más de una vez que el brillo podía aparecer tanto con emociones positivas como con negativas. De momento, estaba intentando apartar las negativas y mantenerse en el lado positivo de todo. JungKook también era de gran ayuda para mantenerse animado casi constantemente.
El chico lobo se quitó los zapatos y los calcetines y se acercó a TaeHyung. Ambos se metieron en el agua y TaeHyung le indicó que le agarrara de los hombros lo suficientemente fuerte como para no soltarse. El chico, tímido como era él, le tocó con cuidado y respeto, como si fuese a romper su piel. Una vez se hubo agarrado, TaeHyung le agarró las piernas para que quedase a caballito sobre su espalda. Todo parecía ir bien hasta que empezó a nadar a una velocidad demasiado rápida para JungKook. TaeHyung procuró mantenerse cerca de la superficie para que el chico no tuviese que aguantar la respiración, pero aún así JungKook no lo pasó muy bien.
Cuando por fin llegaron al otro lado de la laguna y salieron del agua verdosa, JungKook tenía el aspecto de un perro mojado que odiaba el agua con todo su ser. Se había abrazado a sí mismo y sus orejas estaban empapadas, al igual que su cola. Sus dientes castalleteaban por el ambiente frío y todo su cuerpo empezó a temblar. TaeHyung de inmediato activó sus poderes y se dispuso a secarle con demasiado cuidado y parsimonia. Una vez hubo terminado se puso a hacer lo mismo consigo.
—Guau...—dijo alucinado su compañero. Observó el lugar hacia donde estaba mirando y abrió su boca sorprendido también. Era tan verde y precioso. El sol casi no se colaba entre las hojas, pero el contraste que creaba en ellas era hermoso y enigmático. La naturaleza en general era increíble y TaeHyung lo sabía bien. Sonrió sintiéndose como en su hogar y salió corriendo hacia el follaje. JungKook se rió animado y corrió detrás de él. Corrieron y corrieron. Jugaron a esconderse entre los árboles, un juego en el que JungKook tenía ventaja por su extraordinario olfato pero aún siendo así, TaeHyung lo pasó de maravilla. Era tan divertido que le encontrase y le llenase de cosquillas el cuerpo que casi ni se dió cuenta que el chico ganó todas las partidas.
Cuando se cansaron se tiraron sobre las hojas secas y caídas que sirvieron como una cama un poco rasposa e incómoda que les hizo romper en carcajadas de nuevo.
—Creía que sería cómodo. —se quejó TaeHyung mientras veía a JungKook buscando una postura adecuada o en la que al menos las hojas no le pinchasen en la espalda. No la encontró y se estiró cansado quejándose en el acto.
—Las películas son todo mentira. —dijo molesto y con los labios fruncidos. TaeHyung rió enternecido y se levantó intentando limpiarse. Después miró al cielo y suspiró de gusto.
—Me gusta este sitio. —dijo tranquilo y cerrando los ojos. Si se concentraba podía sentir el agua que corría por los árboles, por sus raíces, por la tierra. Su elemento estaba en todas partes, era maravilloso. Podía sentirse como una extensión de su propio cuerpo, nuevas posibilidades que se abrían ante él. Cosas que siempre habían estado ahí pero que ahora le ofrecían sus brazos abiertos. Sólo tenía que entrar y dejarse envolver por ellos. Y eso pretendía hacer.
Sonrió y levantó a JungKook del suelo como pudo. El chico se quejó y le siguió sin saber qué iba a hacer. Se mantuvo callado y tranquilo a su lado. TaeHyung se acercó a un grueso tronco y colocó sus manos en la rugosa corteza. Cerró los ojos y escuchó por unos segundos el agua y la vida palpitando en su interior. JungKook le miraba algo aburrido y suspiró sin entender nada.
—Voy a intentar una cosa...—le dijo animado y sin mirarle. JungKook se tensó cuando dijo eso y le miró de lado asustado.
—Espera. —le frenó agarrando su antebrazo. —No deberías forzarte, no después de lo de Jin. —le avisó con cara preocupada. TaeHyung sonrió con cariño y agarró su mano.
—Mantenme a salvo entonces. —los colores no tardaron en alcanzar las mejillas del chico y bajó la mirada avergonzado. Con su otra mano TaeHyung tocó el tronco y cerró los ojos intentando concentrarse.
—Si algo pasa, ya sabes qué hacer. —notó cómo JungKook asentía y le agarraba con más fuerza, sintiéndose más seguro. TaeHyung sonrió y empezó a brillar ligeramente. Sus tatuajes emitieron una luz cálida y más verde de lo habitual. Los ojos de JungKook se iluminaron como cada vez que su amigo hacía algo así. Había algo que simplemente le encantaba.
Después de unos segundos sin suceder nada el tronco del árbol empezó a brillar junto con TaeHyung. El brillo llegó hasta el suelo y hasta la copa del árbol. JungKook se quedó tan asombrado que se olvidó de parpadear.
—¿Te gusta? —preguntó TaeHyung con los ojos cerrados.
—Es...es...—murmuró mirando el árbol. El suelo brillaba entre las hojas secas, el tronco desprendía pequeñas aberturas de luz y las hojas mostraban una hermosa gama de tonos verdes y azulados entre sus venas. —¡Es lo más bonito que he visto en mi vida! —dijo sin creérselo. Era cierto, nunca había presenciado nada tan increíble.
—Me alegro que te guste. —murmuró el chico después de una ligera risa. —Espera, —su ceño se frunció de repente y JungKook se acercó a él para ver qué ocurría. —¿qué...? —pero un ruido ensordecedor le calló. Contuvo la respiración y entonces gritó como si le estuviesen haciendo daño.
—¿¡TaeHyung!? ¿Qué ocurre? —le preguntó asustado su compañero. Le tiró de la mano intentando que recuperase la consciencia pero el chico no paraba de gritar y sufrir por algo.
—¡Se están quemando! ¡Se está quemando todo! —gritó sin aire en los pulmones. JungKook le agarró las mejillas y le hizo encararle.
—TaeHyung, no se está quemando nada. —le dijo con calma. El chico no paraba de hiperventilar y sus ojos continuaban cerrados. —No pasa nada, no...
De repente, una bola de fuego fue dirigida directamente hacia la espalda de JungKook y TaeHyung abrió los ojos en ese instante. Hizo un movimiento con la mano que estaba posada sobre el árbol y tiró a JungKook hacia él para que no le diese ese misil mortal. Le envolvió en sus brazos y le apretó contra su pecho. Sintió calor sobre los vellos de sus antebrazos pero aún no pudo soltar a su amigo. Rodaron un poco por las hojas secas y éstas les arañaron un poco los informes y los brazos. Cuando se separaron JungKook le miró asustado y sin saber qué había pasado. TaeHyung observó lo que había ocurrido con el ceño fruncido. Se tapó la boca y las lágrimas se acumularon en sus ojos cuando vio que había utilizado al árbol como escudo. Había conseguido mover una de sus ramas hasta donde ellos estaban y ésta había frenado la explosión. Sin embargo, ésta ahora se encontraba destrozada y quemada. Algo había explotado sobre la misma y había acabado con aquella extremidad del árbol. TaeHyung se dobló sobre sus rodillas sintiendo el dolor sobre su piel. Había sentido en el último segundo el dolor del árbol cuando había impactado aquella monstruosidad en él. Se abrazó los hombros y comenzó a llorar sintiéndose culpable del fuego que se estaba propagando como un virus. Éste había empezado a alimentarse y a engullir el árbol que había sido parte de TaeHyung hacia unos segundos y detrás de éste se encontraban más árboles en la misma situación.
—Lo he matado...—se dijo a sí mismo. —He acabado con una vida de la naturaleza...—agachó la cabeza hasta que su frente tocó con el suelo manchado y lleno de hojas. Sus lágrimas corrieron como cascadas por sus mejillas hasta el suelo. JungKook le tocó la espalda aún conmocionado con lo que había pasado y le abrazó por atrás. Estuvieron así unos minutos hasta que JungKook decidió que debían irse de allí antes de que se propagase más o llegase hasta ellos. Levantó a TaeHyung como pudo y le agarró de la cintura. Cuando ambos estuvieron en pie JungKook empezó a correr, tirando de un muy traumatizado TaeHyung.
—Tenemos que irnos Tae...—le susurró sobre su oído. TaeHyung continuaba llorando sin parar y sus hipidos se oían demasiado tristes para las orejas sensibles de JungKook. Odiaba verle así pero si no avanzaban no saldrían de ahí con vida. Además, ¿De dónde había salido esa bola de fuego?
Cogieron el mismo camino para regresar al lago pero les fue imposible pues la llamas habían llegado ya allí. JungKook respiró hondo y se desesperó por unos segundos. Tosió un poco por el humo y los gases que ya estaba provocando el masivo incendio y miró a sus lados buscando una salida. Observó a su compañero que miraba la salida también con los ojos muy abiertos y asustados.
—¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo salimos? —preguntó con la voz rasposa y empezando a toser por el humo. JungKook le acercó más a su cuerpo y TaeHyung se apoyó sobre él, descansando su cabeza en su cuello.
—Puedo llevarte. —decidió JungKook. Apartó a TaeHyung y se quitó su uniforme. Su chaqueta y su camisa acabaron en los brazos cansados de TaeHyung mientras que sus pantalones rotos se mantuvieron en su cuerpo. —Me voy a transformar. Súbete y salgamos de aquí, ¿Vale? —TaeHyung asintió entendiendo el plan pero antes de dejar que se transformase se acercó a él y le agarró el brazo.
—¿Vas a saltar al agua? No hay manera de salir por otro lado. —le dijo con el ceño fruncido. Después dirigió la camisa de JungKook a su nariz y la usó para protegerse del humo que le ahogaba.
—Cúbreme. —le dijo sin más y se transformó en un lobo negro que dejó sin aire a TaeHyung. Sus ojos se abrieron y acarició con respeto su pelaje. Se subió con cuidado y se agarró a él con todas sus fuerzas. Cuando estuvo bien sujeto, el chico corrió hacia las llamas y después hacia la salida que había sido tragada por las mismas. Cogió carrerilla y saltó hacia fuera. No sabía si llegaría al agua o si se iba a quedar corto y lo que les esperarían serían llamas mortales. En el aire, TaeHyung se hundió en su pelaje y le agarró con tanta fuerza que la posibilidad de que se quemase y sufriese dejó a JungKook con una sensación molesta. Antes prefería quemarse sus patas a ver sufrir a su compañero. Con aquello en mente se hizo a la idea de que la caída llevaría a una enorme quemadura en la zona más delicada de su cuerpo, así que cerró los ojos y esperó el dolor.
Esperó y esperó por una quemadura, dolor, algo desagradable, pero nunca llegó. Sus ojos se abrieron pero lo que descubrió le dejó sin aliento. A su alrededor había una burbuja de agua que le resguardaba de las llamas a sus lados. Como bien había pensado, su salto no había sido lo suficientemente largo como para llegar al lago. Pero TaeHyung era increíble y había conseguido usar el agua cercana para protegerlos de las llamas. Notó un brillo cálido en su espalda y empezó a correr en dirección al agua y a su salida. Saltó de nuevo cuando vio el azul y jamás tocó el agua pues la burbuja no se desvaneció y se mantuvo fuerte a su alrededor. Siguió corriendo por las profundidades del lago lo más rápido que pudo. Después de unos extasiados minutos ambos llegaron a la otra orilla y TaeHyung colapsó sobre su cuerpo. JungKook decidió llevarle a la enfermería e informar a todos sobre lo que había pasado. Aunque, de todas maneras, ya había una ancha y negra nube de humo ascendiendo por el cielo y varios estudiantes curiosos mirando hacia esa dirección. Les observaron pasar asombrados y con los ojos abiertos. Algunos otros les miraron con el ceño fruncido llegando a conclusiones precipitadas.
JungKook caminó a paso rápido entre ellos y con TaeHyung durmiendo sobre su cuerpo.
Mientras él estuviese bien, todos podían desaparecer.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora