TaeHyung abrió los ojos perplejo ante aquella petición y se quedó sin habla por unos segundos. JiMin notó su estado y se puso un poco nervioso, girándose para encararle.
—Vamos, curaste a Jin cuando se quemó en la escuela y le recuperaste la piel. Ya sabes lo sensibles que son las sirenas con el calor...—se mordió el labio inferior algo desesperado. —Me acordé de eso el otro día y simplemente quería pedirte si podrías, si podrías intentar...—TaeHyung le observó entonces con seriedad, y ese semblante dejó sin palabras al hada. JiMin no sabía qué pensar ya que TaeHyung parecía una persona totalmente distinta al que había conocido en el colegio. Ya no sabía cómo tratarle y menos como pedirle un favor tan grande. Además, había notado que el chico era bastante oscuro. Seguía siendo tan imparcial y libre como recordaba, pero notaba cierta amargura que los años, y probablemente su trágica muerte, le habían provocado. Era como una bruma que se observaba en sus ojos a todas horas, excepto cuando enfocaban a cierto lobo (ahora) platino. Entonces toda bruma y sufrimiento parecían disiparse, aunque no desaparecían del todo.
JiMin no quería ni pensar por todo lo que tendría que haber pasado TaeHyung en aquellos años, sumándole la presión que había notado por parte de su familia. Sólo esperaba que JungKook supiese saltar las barreras que el chico se había construido y llegar hasta el viejo TaeHyung que adoraba.
—Podemos intentarlo. —dijo entonces con voz calmada. A JiMin le brillaron los ojos con esperanza. TaeHyung le sonrió un poco para insuflarle valor a su maltrecho corazón y al pobre de JiMin. El chico entonces con las energías renovadas se dió la vuelta y caminó hacia la aldea.
TaeHyung se mantuvo atrás en silencio, pensativo.
No era la primera vez que un hada le pedía algo así. Le dolía la cabeza sólo de recordar a todas las criaturas que acudieron a él y a su familia en busca de una cura mágica. Muchos de ellos habían tenido que regresar por dónde habían venido, ya que los poderes de los akuanas, si bien eran históricos, no eran imbatibles. No podían curarlo todo, al igual que no podían arreglarlo todo. Y el destrozo que había supuesto para un joven TaeHyung tener que negar a ciertas criaturas su ayuda por ser incapaz había ido mermando su esperanza en poder servir en un futuro a alguien.
«Pero ahora era diferente» se recordó. Ahora volvía a tener al lobo a su lado como en antaño cuando curó a la sirena y volvía a sentirse como antes: poderoso y completo. Ahora bien, ninguna de las dos cosas podía garantizar que el plan fuese a funcionar. Y eso solo ponía a TaeHyung más de los nervios.
Nada más divisar los tejados de algunas casitas vieron una cabellera marrón que les recibió sonriente. Nam estaba con los brazos cruzados y con sus guantes puestos. Cuando los vio surgir del bosque una enorme sonrisa se instauró en sus labios. JiMin trotó hasta él y le dió un beso en los labios que duró a penas unos segundos. TaeHyung sonrió enternecido y se encogió un poco más. Él necesitaba a JungKook en aquél momento, para que estuviera a su lado, para que su presencia le calmase o para que le acompañase si al final todo salía mal.
Ojalá su conexión funcionase como los mensajes de texto porque así sería todo más sencillo y rápido.
—¿Ha aceptado? —preguntó NamJoon al aire. JiMin sonrió y le abrazó no pudiendo contener la emoción. TaeHyung sonrió un poco y asintió.
No podía arrepentirse ahora de aquello.
Anduvieron un poco hasta que encontraron un riachuelo. TaeHyung supuso que aquél pequeño río llegaba hasta el Estanque Lunar y era el que se encargaba de proveerlo de agua.
—Ayer encontramos este río antes de irnos. Pensamos que sería un buen lugar, por tu elemento y demás...—soltó NamJoon un poco atropellado. Se le notaba ansioso por la situación y TaeHyung sonrió con cariño. No estaba acostumbrado a aquella empatía por parte de una pareja que llevaba tan poco junta. Aunque debía admitir que tampoco conocía por lo que habían pasado esos dos para tener la relación que tenían en aquél momento.
—Es perfecto, gracias. —y sin más se quitó los zapatos y metió sus pies en el agua fresca que le recibió como siempre. Esta vez, para su asombro, sintió un corrientazo desde la punta de sus dedos hasta la nuca. Supuso que se debería a su completa conexión actual con la Luna y decidió no asustarse por ello.
—Vale, vamos a ver cómo hacemos esto...—dijo entonces intentando organizar su mente. —Quítate la camiseta, necesito verte bien—JiMin entonces le hizo caso sin rechistar, provocando un sonrojo evidente en las mejillas de su pareja. JiMin lo notó y sonrió.
—Vamos Nam, no es la primera vez que me ves así. —le dijo en un tono juguetón.
—Lo sé, pero ahora es distinto...—«y tanto que las cosas eran distintas ahora» no pudo evitar pensar TaeHyung, y su cabeza materializó al lobo de repente. ¿Se sonrojaría al verle sin ropa?
—Veamos...—JiMin entonces perdió su sonrisa y se giró para mostrarle de nuevo sus destrozadas alas. TaeHyung ahogó una exclamación al ver la raíz del gran problema. —Te voy a explicar lo que voy a hacer, ¿Vale? —JiMin asintió relajando un poco los hombros. TaeHyung se sintió estúpidamente observado por NamJoon. No podía culparle. Si él estuviera en su lugar estaría mordiéndose las uñas sin parar.
—Te falta mucha ala así que voy a intentar recrearla con agua. Después moveré tu sangre para ver si consigo que puedas volver a tener sensibilidad en ella y así podrás moverla. Ahora sólo queda ver si funciona...—ambos chicos asintieron entendiendo su plan. TaeHyung sonrió nervioso.
Como siempre, contarlo era más fácil que hacerlo. Respiró llenando sus pulmones y estómago de aire y después lo soltó, cerrando los ojos en el proceso. Con su semblante serio se concentró en sus tatuajes como nunca lo había hecho. Sus amigos de antaño habían venido a él a pedirle un favor tan especial como complejo y confiaban en él. En el criatura extraña que casi nadie conocía y a la que no habían visto en seis años. TaeHyung no podía sentirse más emocionado y asustado a partes iguales por sus amigos.
Movido por ese sentimiento sus tatuajes empezaron a brillar con una intensidad superior a como lo habían hecho. Él no había dejado de practicar con su elemento en todos esos años y al igual que él, su habilidad había crecido. Sus poderes habían regresado y se habían establecido en base a sus conocimientos actuales de su elemento. Por un momento tuvo dudas al pensar que tendría que volver a aprender a hacer todo de nuevo. Se sintió aliviado al notar lo poderoso que era.
Entonces abrió sus ojos y movió sus manos, usando las aguas que había a su alrededor para acercarlas al cuerpo del hada. Con delicadeza fue partiéndolas en finas tiras para recrear como pudo la parte de ala que le faltaba. El chico se estremeció ante el toque frío pero se mantuvo totalmente quieto. TaeHyung se aseguró que tanto el agua como las partes marchitas de su ala estuvieran bien enganchas y sujetas. Necesitaba que se mantuvieran ahí. Una vez que que consiguió una copia casi exacta del ala rota con la que no lo estaba tanto apartó el agua que le sobró. JiMin entonces se giró para observar sus alas y su estado. El hada las mantenía hacia abajo todo el tiempo ya que casi no podía sentirlas. Sonrió eufórico al ver las tiras de agua recrear las partes de sus alas perdidas. Éstas brillaban con tal luminosidad que le dieron aún más esperanzas a JiMin. Estaba ansioso por volver a volar.
TaeHyung volvió a cerrar los ojos y suspiró. NamJoon se mantuvo observándole y se abrazó a sí mismo al darse cuenta de la parte que tocaba a continuación. Hasta el momento había hecho lo fácil, nada nuevo, lo que controlaba a la perfección. Ahora quedaba hacer el resto que podría hacer que ese plan fuera un éxito o un verdadero desastre. NamJoon no quería ni pensar en ello.
De repente TaeHyung con los ojos cerrados empezó a emanar un brillo extraño, fuerte y casi cegador. JiMin se quedó paralizado al recordar aquellos horribles momentos antes de la muerte del chico y se odió a sí mismo por pedirle algo así a TaeHyung después de todo. Pero era la única manera, ambos lo sabían: las cosas no se resolvían huyendo de ellas, sino enfrentándolas. JiMin necesitaba saber si podría volver a volar alguna vez o finalmente admitir que su vida en el cielo se había acabado. Y TaeHyung necesitaba afrontar y controlar de una maldita vez sus asombrosos poderes, aunque fuera a costarle trabajo (pero no la vida, con suerte).
—Siento tu corazón. —dijo TaeHyung en un susurro y con sus manos levantadas hacia el cuerpo de JiMin. Se le notaba concentrado y sumamente serio. NamJoon se encargó de supervisar todo con su mirada, no queriendo perderse nada de lo que ocurriese. Por un momento tuvo ganas de escribir en su libreta como había hecho antaño. Sintió un ligero dolor en el pecho al notar que parecía que había pasado demasiado tiempo desde entonces.
—S-sí...—contestó JiMin no pudiendo moverse y notando una presión para nada cómoda en su cuello. —N-no, no puedo...—aquello puso alerta a NamJoon que se movió un poco haciendo que TaeHyung se diese cuenta de que algo iba mal.
—Espera. —dijo entonces y su brillo se redujo un poco, concentrándose específicamente en sus manos. Entonces JiMin respiró hondo y sonrió a NamJoon. El mago suspiró aliviado y TaeHyung destensionó su cuello. —De acuerdo...—se dijo a sí mismo. Ya había conectado con el cuerpo de JiMin, ahora sólo tenía que mover partes dormidas, aquello que JiMin no podía mover.
Cogió aire de nuevo con tal de calmar a su corazón ya que volvía a notar cierto descontrol en ese poder. No sabía exactamente qué había pasado años atrás pero sabía que si sus ojos brillaban debía parar con aquello de inmediato.
No mataría a sus amigos.
—NamJoon, —le llamó y el chico se giró para escucharle—si me brillan los ojos, necesito que acabes conmigo. —el mago y el hada pegaron un ligero salto de asombro. El mago no vio la locura que fue cuando usó sus poderes de aquél modo seis años atrás y JiMin aún recordaba ese momento con miedo y respeto. TaeHyung notó cómo el pulso del hada se aceleraba un poco. —¿Lo harás?
—Pero, puedo dejarte inconsciente...
—Haz lo que tengas que hacer, pero no me dejes usar mis poderes si eso pasa. —el mago asintió y TaeHyung abrió los ojos manteniendo su concentración y sintiéndose más seguro de que estuvieran los dos. —Perfecto, —dijo cuando encontró las alas de JiMin en su cuerpo, sonrió victorioso. —¿Éstas listo, JiMin? —le hada entonces olvidó todo de lo que habían estado hablando y sonrió ilusionado. TaeHyung se sintió tan bien al notar esa expresión que se prometió que si aquello no funcionaba buscaría alguna manera de que el chico regresara al cielo.
—Sí. Estoy más que listo. —y con eso TaeHyung hizo un movimiento seco de muñeca que hizo que las alas de JiMin se levantasen al momento, siguiendo las instrucciones de su dueño. TaeHyung sonrió y NamJoon hizo un ruido sorprendido. JiMin contuvo el aliento no pudiendo creerlo. —Se mueven...—dijo sin poder creerlo. Habían pasado años sin haber podido levantar las alas y colocarlas para volar.
—Esto es increíble. —murmuró NamJoon alucinado con lo que sus ojos estaban viendo. Se acercó con cuidado hasta JiMin y le agarró las manos. El hada conectó sus ojos con el mago y empezó a mover sus alas como había hecho en otra vida. Perdió el aliento cuando sus pies dejaron de tocar el suelo por unos centímetros. TaeHyung se sintió un poco débil pero se mantuvo concentrado en lo que hacía. Que JiMin estuviese controlando su cuerpo mientras él seguía ahí era una sensación extraña y dolorosa para él. Como si estuviesen moviendo sus tripas o hubiese algo dentro suyo que no debería moverse cómo lo estaba haciendo. Pero, a pesar de esto, el hada parecía no sentir nada de esto ya que su sonrisa fue creciendo cada vez que se alejaba más del suelo. Y, sin avisar, JiMin se alejó un poco más y un poco más, hasta que NamJoon le perdió entre las copas de los árboles. El mago pegó un grito eufórico entonces no importándole la cara constreñida del akuana que cada vez que sentía al hada más lejos más le dolía y más le costaba mantener su control en su cuerpo. Era una habilidad con la que no tenía práctica y que no dominaba para nada.
Tal vez se estaba exigiendo demasiado...
El viento corría como recordaba. El aire olía como solía hacía seis años.
JiMin nunca había parado a pensar en lo mucho que había echado de menos volar por su propia cuenta, con sus alas extendidas y planeando sobre las corrientes fuertes. Adoraba su elemento y la única manera que tenía de reencontrarse con él era volando y sintiéndolo en su piel. Era maravilloso volver a ser tan libre, a poder tocar las nubes sin problema, poder ver la aldea como si fuesen hormigas, sentir que el mundo estaba en la palma de su mano... Hasta que el mundo empezó a verse demasiado grande de repente, demasiado rápido. Le costó procesar que estaba cayendo del cielo que amaba, del viento que le sostenía. Y de repente, su fantasía terminó tan rápido como había empezado y todo se redujo a dolor y oscuridad. Salvo que nunca tocó el suelo, porque una burbuja enorme de agua le retuvo antes de siquiera acercarse al suelo. Sin embargo, quien sufrió realmente fue cierto akuana que cayó al suelo desmayado.
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Akuana [SIN EDITAR]
Fanfiction¡Bienvenido a un mundo donde los humanos están extintos! De aquí en adelante lo único que encontrarás serán criaturas marinas como las sofisticadas sirenas, las criaturas del bosque como los hombres lobo y las hadas de las flores y por último las c...