Vida

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JungKook estuvo a punto de ahogarse. Se habría ahogado si no hubiesen aparecido JiMin, HoSeok y Jin a su lado. Les miró patidifuso y después observó la figura de TaeHyung, erguida e inexpresiva. No podía creérselo, no podía ser real. Había soñado tantas veces con que aquello fuera una realidad...
—TaeHyung...—susurró JiMin sorprendido. Los miembros del jurado se quedaron observando la escena, conocedores de la importancia de la misma.
—¿Tú también le ves? —le preguntó JungKook asustado. JiMin le miró por unos segundos y asintió sin poder pestañear. TaeHyung continuaba delante de ellos sin moverse.
—¿Cómo es posible?—preguntó entonces JiMin. —Te vimos desintegrarte. ¡Te transformaste en agua! —se quejó con una voz débil. Estaban siendo demasiadas emociones en tan poco tiempo.
—TaeHyung. —llamó la mujer del jurado, quien se bajó del escenario y acudió hasta donde estaban ellos. —Te dije que no aparecieras hasta dentro de unos días. Iba a ser un golpe muy duro para ellos saber...—TaeHyung la observó sin expresión en el rostro. La mujer estaba dándole la reprimenda de la historia y JungKook no podía encontrar una respuesta coherente a todo aquello. ¿Cómo era posible que TaeHyung siguiese vivo?
—No importa ya. JungKook me vio hace unos días. Incluso dormimos juntos una noche. —ante aquello la mujer pareció entrar en cólera. Le agarró de una de sus orejas y tiró de ella para que agachase su cabeza. Cuando le tuvo en frente de sus ojos comenzó de nuevo una regañina aún más fuerte. El otro simplemente puso los ojos en blanco y escuchó sin rechistar.
—Esa es su mamá. Siempre está detrás de Tae, no le deja en paz en ningún momento. —JungKook se mantuvo estático y cuando sus ojos repararon en la niña se dió cuenta que ésta había agarrado su mano y se mantenía muy cerca de él. Aquello le dió ternura de nuevo, pero a su vez le asustó. Estaba al límite y no sabía si entraría en pánico a ese paso.
—Mamá, ya vale. —le dijo TaeHyung después de unos minutos mientras se soltaba del agarre de la mujer. Ella se quedó callada y esperó porque diese una solución a su propio problema. —Creo que al menos deben saber que estamos todos vivos, ¿No? —TaeHyung entonces dirigió su mirada hasta JungKook y la posó en él unos segundos. —Les debo una explicación a los tres. —la mujer alzó las cejas de manera escéptica y después suspiró mientras se frotaba la frente. La cicatriz en forma de rombo que allí se encontraba saludó a JungKook.
—Ya que has arruinado nuestros planes supongo que merecen como mínimo que les cuentes lo que sabemos. —ordenó mientras el resto del jurado se apartaba y se perdían entre los pasillos. —Por favor, ten cuidado.
—Sí...—le contestó TaeHyung con un tono cansino. Parecía que aquello se lo había dicho demasiadas veces.
Después de esa despedida la mujer se retiró con un gesto cansado y les dejó por fin totalmente solos. El padre de JungKook se quedó unos segundos observando la escena pero se fue al cabo de un tiempo. Quería que tuvieran privacidad, después podría comentarle a su hijo aquello que había estado rondando su mente los últimos meses.
TaeHyung entonces se acercó hasta ellos y JungKook observó al milímetro todos sus movimientos. Cuando estuvo en frente de los chicos, JungKook se levantó de golpe, molestando a JiSoo en el proceso. Entonces, de pie, pudo apreciar con mayor detenimiento los cambios en el aspecto de TaeHyung. Tenía el flequillo más largo y un poco rizado. Su cara era más alargada y fina, con un toque elegante. Sus ojos, afilados como antaño, se habían vuelto de felino, perspicaces y observadores. Su cuerpo también había cambiado. El chico había dejado de lado la adolescencia y se había desarrollado en un hombre esbelto y fino, sin demasiado músculo. También le sorprendió que superase la estatura de TaeHyung por una cabeza y media. El chico acuático no era bajo pero pocas personas podían superarle con su crecido cuerpo de hombre lobo.
—Sí que has crecido. —afirmó mirándole de arriba a abajo. JungKook se sintió estúpidamente sonrojado ante su escrutinio, pero a la vez orgulloso. Sabía, por varias mujeres de la ciudad, que era alguien atractivo, físicamente hablando. Sólo esperaba ser lo suficiente para su TaeHyung.
Antes de que pudiera decir alguna otra cosa unos fornidos brazos envolvieron al akuana dejándole sin respiración y consumido por la sorpresa. Sin devolverle el gesto disfrutó del calor que hacía muchos años no se permitía sentir y JungKook casi se desmayó por poder oler ese aroma dulce que tanto había añorado. Cuando se separaron JungKook tuvo las ganas y la emoción de querer besarle como había hecho cuando sólo tenía catorce años, pero se convenció a sí mismo que aquello le mataría. El akuana le regaló una sonrisa que sólo levantó una de las comisuras de sus labios y después se acercó a JiMin, quien también le envolvió en un abrazo amistoso.
Una vez hechos los reencuentros decidieron caminar hasta la zona de los comedores para dar algo de alimento a JiMin. Al pobre hada le rugían las tripas y Jin no podía soportar esa situación. Una vez se sentaron y JungKook pidió comida de nuevo, TaeHyung se vio en la situación de tener que explicar absolutamente todo lo que había ocurrido.
—Bueno, ya estamos relajados, juntos y tranquilos. —enumeró JiMin algo molesto mientras masticaba. —Ahora cuéntanos cómo narices es que estás vivo. —JungKook se mantuvo callado pero sus ojos se dirigieron directamente a la viva imagen de un TaeHyung adulto.
—Me transformé en agua, eso es cierto. —les empezó a explicar. —Eso ocurrió porque me excedí con mis poderes. —declaró perdiendo su mirada en la mesa. —Cuando ocurrió la explosión, mis restos cayeron dentro de la laguna seca. Después de que vosotros os fuerais del lugar llegaron profesores, alumnos y toda clase de seguridad. Nadie hizo caso a mis restos, excepto Jin. Desde el momento en el que descubrió dónde estaban, notó que había un tipo de fuerza extraña proveniente de ese charco tan extraño. —JungKook tragó y miró a Jin de reojo. El chico estaba mirando sus manos y con el semblante demasiado serio. —Atendieron a todos los heridos que encontraron y se llevaron a la mayoría de los humanos encontrados con vida. Sin embargo, aquella noche cuando las cosas parecían haberse calmado un poco Jin se acercó a la orilla de la laguna para comprobar qué era aquello que sentía. —se mantuvo callado unos segundos mientras observaba a la sirena.
—Notaba un latido casi imperceptible en aquél charco. Era como una llamada muy silenciosa. —JiMin asintió ante aquello.
—Esa noche era luna llena. —una vez dijo aquello se hidrató los labios y suspiró un poco tembloroso. —Realmente no sabemos exactamente cómo o por qué volví pero mi madre llegó a la conclusión que había sido la Luna. —JiMin dejó de comer y JungKook se mantuvo estático unos segundos.
—¿La Luna? —preguntó JiMin. TaeHyung y Jin asintieron a la vez.
—Vi cómo con los rayos de luna el cuerpo de TaeHyung volvía a formarse. —les detalló Jin con una voz seria.
—Eso es raro...—soltó JiMin comenzando a comer de nuevo. —Jamás había visto a la diosa Luna revivir a alguien.
—Ni tú, ni nadie. —confirmó TaeHyung con una sonrisa pequeña. —En aquél momento sólo recuerdo escuchar una voz que me llamaba, me susurraba cosas al oído. Cosas que no he conseguido recordar. —los labios de JiMin se fruncieron ante el inexplicable suceso. Para él, que una diosa hubiese revivido a TaeHyung no tenía sentido. Si bien en sus creencias sólo había dos dioses, las criaturas se dejaban llevar por distintos aspectos de ambas de las deidades. Según su Historia, el Sol y la Luna eran dos hermanas que fueron separadas al nacer. Siendo el Sol la mayor estrella, se la denominó como la mayor y protectora de todas las plantas y vida en la Tierra. Normalmente los que adoraban a esta diosa eran las criaturas como las hadas (unidas fervientemente a las flores y por tanto a la fuente de su vida), los magos (por ser tan ambiciosos como el propio Sol) y los akuanas. Por el otro lado, los que preferían a la diosa Luna eran los hombres lobo (por la influencia directa que tenían sobre ellos), los vampiros (ya que no les quemaba) y finalmente las sirenas (por su incondicional poder sobre el mar). Era normal esa diferenciación, pero considerando que TaeHyung no creía o adoraba a esa diosa, las cosas no encajaban para él. En el hipotético caso de que ella hubiese visto lo sucedido y hubiese decidido actuar, ¿Por qué había ayudado a TaeHyung cuando no se consideraba uno de sus seguidores?
—Eso es muy extraño. —apuntó JiMin mientras dejaba de comer. Cuando Jin se dió cuenta de ello le empujó el codo, invitándole a continuar con su comida. JiMin le miró y le hizo caso sin quejarse.
—Pero, tú no sigues a la diosa Luna, ¿Verdad? —le preguntó JungKook con una voz tímida.
—Nunca lo he hecho. —contestó TaeHyung con una voz sensual y baja. Hizo que JungKook apartase la mirada avergonzado y la dirigiese a sus pies. —Por eso no tiene sentido nada. Jamás he adorado esa cultura. Mis padres y familia han estado siempre muy unidos al Sol. Nunca he entendido porqué la diosa ha tenido ese favor conmigo. —continuó explicando perdido en sus recuerdos. —Espero que no quiera que se lo devuelva...
—Lo importante es que estás aquí. Has vuelto. —terminó JiMin. Y JungKook jamás había podido estar más de acuerdo con el hada que en ese momento.
Durante unos minutos escucharon el silencio de la estancia. JiMin masticaba distraídamente y los ojos de Jin y HoSeok estudiaban a JungKook con detenimiento. HoSeok tampoco se quedó lejos de inspeccionar las alas de JiMin. Sin embargo y aunque abrió la boca para decir algo, nada salió. Cerró sus labios y decidió guardarse lo que sea que fuese a soltar.
JungKook, por el otro lado, no podía dejar de mirar a TaeHyung y aún más a la pequeña niña que estaba sentada en su regazo. Parecía tan surrealista. Una niña humana encima de la criatura que murió en manos de humanos. A JungKook le costaba creérselo.
—JiSoo...—empezó JungKook sin poder evitar mantenerle la mirada curiosa a la niña por mucho tiempo. JiMin entonces reparó en la niña, perdida en su mundo en donde todo parecía ser maravilloso. Estaba jugando con las mangas de la chaqueta de TaeHyung y hundiéndose en su pecho. —...es humana. —sentenció JungKook sin poder casi creérselo.
—Sí, lo sabe. —dijo Jin cansinamente. —El muy idiota cree que si la educa de manera correcta no será igual que sus padres. —Jin se cruzó de brazos y observó a la niña con la barbilla levantada. —Yo aún tengo mis dudas.
—Vamos, Jin. —le dijo TaeHyung con un tono entre juguetón y cansino también. —Es una niña, no puede hacerte nada.
—Sabes que no me preocupo por mí sino por ti, TaeHyung. —el akuana rodó los ojos y se levantó de la mesa que estaban compartiendo. JungKook entonces le vio alejándose con la niña de su mano y entró en pánico. Esa era la peor imagen que podía ver en ese momento.
—¡Espera! —le dijo, y sonó bastante dramático, pero es que no podía soportar verle marchar de aquella manera. —TaeHyung...—susurró casi inaudiblemente. El chico se dió la vuelta y la niña copió su movimiento. Ambos le observaron con caras curiosas y sin saber exactamente qué era lo que quería de ellos dos. —Te veremos luego, ¿No? —TaeHyung sonrió por lo tímido y frágil que había sonado eso. Se acercó hasta el lobo y sonrió juguetón. Se pegó a su oreja, dejando sin respiración a JungKook que se encontraba de pie, entre la mesa y TaeHyung. Se había emocionado demasiado, debía admitirlo.
—Si me encuentras, podrás verme Kookie. —le retó. Después se apartó y sonrió—Si quieres verme búscame por mi olor. —y con aquello se dió la vuelta con un movimiento de su chaqueta. JungKook se quedó sin aliento unos segundos y después se tocó la cara. Estaba ardiendo y podía asegurar que sus orejas se habían movido de manera rara con el susurro en su oído. TaeHyung no era así hace unos años y JungKook no sabía si esa nueva faceta era buena o mala. Tampoco sabía si le encantaba o le asustaba horrores.
—TaeHyung se ha vuelto todo un galán. —comentó JiMin terminando de comer. —Nunca le había visto tan sensual...—Jin asintió satisfecho y HoSeok se llevó una mano a la frente, no soportándole.
—De todas formas imaginaba otro reencuentro con vosotros dos. —dijo HoSeok a continuación mirando al lobo. —No se ha lanzado a tus brazos, ni tú a los suyos. Ha sido raro.
—No sabía que tenía una niña humana. —se sinceró. —Eso me ha dejado paralizado. No sabía qué hacer con ella. —Jin asintió comprendiendo a la perfección aquello.
—Nosotros tampoco lo entendemos bien, igual a ti te lo explica mejor. 
—¿P-por qué iba a...? —HoSeok se rió.
—JungKook, chico. Es evidente que le gustas. Se ve desde lejos. —confesó. —Sé que tuviste algo con él, pero duró muy poco. Creo que TaeHyung lleva un tiempo esperando por ti. —entonces JungKook se puso colorado, lo supo porque JiMin le regaló una sonrisa socarrona que le dió ganas de partir en dos.

Akuana [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora