Kensington - Londres
4:58 a.m.La hora no avanzaba y el cielo aún estaba oscuro. El frio estaba fuerte, pero solo lo siento cuando la bata de terciopelo cubre mi cuerpo y me hace temblar. Esta mañana había comenzado mucho más temprano que de costumbre.
Después de ese estúpido sueño, me desperté con el pecho adormecido y la almohada empapada de lágrimas. Ese maldito sentimiento de abandono seguía muy presente y la impotencia de sentirme así aún después de tanto tiempo, no ayudaba en lo absoluto.
Laura había decidido quedarse a dormir, así que tuve que permanecer en silencio para no despertarla. Ya bastante había tenido en la noche para ahora también seguir con el cuestionamiento de si debía o no creer lo que me había dicho María José.
Aunque claro, no es que no tuviera esa conversación muy presente y claramente era una de las razones de haber detonado los recuerdos más escondidos en mi cabeza.
Sabía que era mi propio instinto de protección avisándome que era mejor mantenerme lo más lejos posible si quería estar a salvo y, aunque tuviera que luchar consigo misma, así lo haría.
Yo. No. Volvería. A. Caer.
Nunca más.
A las 7 de la mañana, cuando la luz del alba por fin comenzaba a subir por la ventana, mi mente seguía perdida. Había decidido escribir en mi diario para intentar comprenderme a mí misma, pero 6 páginas completas después, solo quería quemarlas.
Ahora tenía más dudas que antes, pero la única persona que podía resolverlas era la misma a la que había jurado olvidar para siempre.
—¡¿Por qué demonios me afecta tanto?! —gruño pegando mi frente fuertemente en el escritorio y se oye un murmullo desde el otro lado de la habitación.
Mierda. Levanto la vista con dirección a mi amiga. Lo único que me faltaría es despertar a Laura y comenzar de nuevo con el interrogatorio. Gracias a Dios, seguía dormida.
Suspiro y me levanto para guardar mi pequeña libreta en un cajón con llave y finalmente camino hacia la ducha para intentar liberar toda la tensión de mis hombros y aclarar mi mente, pero obviamente, no lo logro y paso otra hora más debajo del agua caliente, con el rostro de María José muy presente.
Con sus ojos culpables y mirada llena de lágrimas...
Pareciendo un gato abandonado...
Como la criatura más tierna del mundo pidiendo perdón por una travesura... como si hubiera arañado el sillón o roto un plato.
"Perdóname"
No Daniela, no más eso no fue una travesura. No rompió un plato sino tu maldito corazón. Me reclamo mentalmente
—¡¿Por qué no me dejas en paz?! —grito en un susurro ahogado apoyándome en la baldosa de la pared con las manos en la cabeza y las lágrimas cayéndome a borbotones por las mejillas sin poderlas controlar.
Todo el último año intentado apagar su voz ¿para esto? No le había tomado ni un día derribarme de nuevo.
Frustrada y sin más lágrimas que derramar, salgo de la ducha. Hoy no iría a la academia. No tenía fuerzas ni ganas de cruzarme otra vez con ella. No quería que me viera así, no con lo mucho que me había costado restaurarme cuando se fue y me dejó sin siquiera despedirse.
—Hola —saluda Laura llamando su atención— ¿Cómo amaneciste?
Su voz me toma por sorpresa, pero trato de enmascarar todo y sonrío levemente —bien, tranquila.
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Nunca te dije adiós 🌙 [Caché]
FanfictionEl pasado siempre nos marca. Para bien o para mal, algunas acciones y decisiones dejan heridas difíciles de superar y Daniela Calle, no está segura de estar lista para perdonar.