[Capítulo 6] "Colisión"

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—no señora, tú no te vas hasta que aclaremos las cosas —afirma tan determinada que incluso con mi orgullo resquebrajado, soy obligada a retroceder.

La mano firme de Poché no se aparta de mi muñeca y ese simple toque dispara aún más mi corazón y cada nervio de mi cuerpo.

Las manos comienzan a sudarme y el calor me sube al rostro por la frustración, pero me obligo a recuperarme. Sobre todas las cosas, no podía permitir que viera como me afectaba.

—tu pulso está al límite, tranquila —dice Poché con sorpresa.

Casi con violencia, alejo mi mano y la fuerzo a soltarme —Es. la. ÚLTIMA. vez que te atreves a tocarme.

Poché deja escapar el aire dolida, pero no rebate —Esta bien, si es lo que quieres, pero de aquí no te mueves sin antes escucharme.

—¿Es una amenaza?

—no, es una petición

—Esto es secuestro ¿lo sabes?

—¿En serio? ¿Qué piensas demandarme por retenerte un minuto en el baño para poder hablar?

—Yo no tengo nada que escuchar. No te conozco y tú no deberías ni atreverte a mirarme.

—¿Vas a seguir con eso? Calle, por favor... si hay alguien que me conoce incluso mejor que yo misma, eres tú.

suelto una risa irónica sin poder evitarlo

—solo te pido un minuto —continúa María José

Si creía que me iba a quedar callada sin luchar, estaba muy equivocada.

—¿Por qué no vas a jugar con alguien que te soporte y me dejas a mi en paz? —contesto mirándola a los ojos. Grave error. Mi corazón se acongoja y trago saliva desviando la mirada rápidamente para recuperar mi juicio— ni siquiera sé como entraste, esta es una fiesta privada.

Para mí suerte, mi voz sale fría, pero tenía que salir rápido de aquí o me quebraría en cualquier momento por todos los sentimientos acumulados que mantenía en secreto hasta ahora.

Poché no responde. Se queda parada en el mismo lugar con la mirada vacía, y por un momento, solo por un instante, me atrevo a imaginar un rastro de pena y dolor en sus ojos por su actitud.

No Daniela. Es tu cabeza. No le creas nada.

Poché baja la cabeza e intento aprovechar el momento para salir, pero sus palabras me detienen otra vez.

—¿Puedes dejar de ser tan terca? —suspira cansada y hasta un tanto derrotada— Solo quiero que hablemos, como amigas.

jadeo incredula—¿amigas? ¿quiénes? ¿nosotras? Si claro.

—Escúchame —pide abrazándose a sí misma como si tuviera frio— por Dios, no pensé que iba a ser tan difícil. ¿Por qué cambiaste tanto?

pregunta y me agarra desprevenida.

—No sé de lo que estás hablando — respondo a la defensiva.

Con cada minuto ahí adentro, sentía que me estaba ahogando y ya no podía respirar.

—Así que no sabes de lo que hablo —se rie sin ganas y comienza a enumerar con los dedos— Tu ropa, tu rostro, tu cabello y lo más importante, tu actitud con todo el mundo. Te ves tan hermosa, pero... Te convertiste en eso que tanto odiabas.

Me muerdo la lengua queriendo gritarle en su cara mis motivos. Motivos que ella conocía a la perfección pero que se juraba inocente— ¿y a ti qué más te da?Es mi vida ¡Mía!

Nunca te dije adiós 🌙 [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora