[Capítulo 25] "Vicio"

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Holloway - Londres
Pov. Calle.
6:31 a.m.

Tenía el pecho adolorido. No sabía si por el frio o el simple hecho de haberme aguantado estoicamente las ganas de llorar por tanto tiempo hasta que llegue aquí.

Mi mente estaba confundida, como adormecida y hasta cierto punto lo agradecía porque no quería soportar todo lo que conllevaba la lucidez.

Ayer mi cuerpo y mi mente colapsaron y aunque sabía perfectamente dónde estaba, tener su cuerpo abrazado al mío, me daba la sensación de estar en un espacio tiempo diferente. Como en una dimensión alterna en la que solo por este instante me podía sentir segura y tranquila.

En algún punto de la noche, me había encontrado abrazandola mientras me sostenía en su pecho llorando de nuevo. Con sentimientos que no solo involucraban lo que había pasado en el día, si no literalmente todo lo que tenía adentro, muy en en el fondo enterrado.

Poché no dijo nada, solo se limitó a abrazarme con fuerza y consolarme otra vez, hasta que finalmente, en algún punto, me quedé dormida.

Ahora podía ver que lo que más temia, ya estaba pasando. Mis barreras hacia ella se habían terminado de caer y no pude hacer nada para evitarlo. Supongo que siempre sería débil con ella.

Siento su cuerpo moverse e intento darle espacio, pero al contrario, me atrae más y acurruca su cabeza con la mía.

Me muerdo los labios para no dar un gritito de felicidad. Ojalá este instante pudiera durar mil años.

Pero claro, como la felicidad nunca dura mucho para mí, el bendito celular empieza a sonar y se termina mi momento de paz. Ese sonido, era mi señal para regresar a la realidad.

Poché respira profundamente y tarda un par de minutos en ubicarse. Se separa un poco de mi y estudia el espacio parpadeando muchas veces.

Mi pecho late con fuerza al solo verla así. Su cabello despeinado, sus ojitos brillosos por estar recién despertando y el su seño fruncido por la confusión.

Justo en ese instante, me embargan unas ganas inmensas de besarla, de cerrar el pequeño espacio entre ambas pero me detengo.

¿Qué te pasa Daniela?

—¿De verdad estás aquí? —pregunta con su voz enronquecida— o de nuevo solo estoy soñando.

Sonrío. Asi que no solo yo soñaba con ella.

—Estoy aquí. Perdón —respondo y una mueca de disgusto opaca su rostro.

—¿Por qué te disculpas? 

—por todo, supongo —admito en voz alta. Había arruinado su ropa, empapado sus almohadas con mis lágrimas y ni siquiera estaba segura de que hubiera podido dormir bien por mi culpa.

Habían demasiadas cosas por las que disculparme.

—No digas tonterías, Calle. Estoy más que feliz de despertar contigo —susurra lo último mirandome a los ojos y otra vez el instinto me lleva a acercarme peligrosamente a su boca, pero suena el celular nuevamente y agradezco que nos devuelva a la realidad.

Ahora mismo, no estaba del todo lúcida y cualquier cosa que pasara sería culpa de la resaca emocional que estaba pasando.

Eso no era justo para ninguna de las dos.

Carraspeo mi garganta y me alejo. Dos segundos después estoy fuera de la cama y Poché mirando el aparato en su mesa de noche sin atención. Como si su mente estuviera quien sabe dónde.

—¿Quién es? —pregunto curiosa cuando suena por tercera vez y ella reacciona mirándome confundida.

Le indico el celular con una mano y por fin se concentra en la pantalla, pero me arrepiento de habérselo hecho notar cuando veo el nombre.

Nunca te dije adiós 🌙 [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora