[Capítulo 5] "Desdén"

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Pov. Calle.

Caminaba con la frente en alto hacia la gran casa blanca de Lady Eloisa.por el camino empedrado junto a otros invitados, pero no me molesto en saludar. Mi cuerpo estaba aquí, pero mi mente demasiado lejos como para recordar nombres y apellidos pomposos. Mucho menos el humor para soportar los comentarios superficiales de nadie en este circo.

Estaba exhausta.

Lo único bueno era que llevaba el antifaz de satín y seda que el abuelo me había entregado al salir de su oficina y así nadie me reconocería a primera vista.

Instintivamente busco a Laura, el abuelo había dicho que ella también estaría allí, pero tal vez aún no había llegado.

Suspiro con cansancio.

Mis ojos estaban sensibles y las luces de aquel lugar no estaban ayudando mucho.  Estaba comenzando a lagrimear por la molestia.

Saco el pañuelo de mi bolso para ayudarme con eso, pero solo un segundo basta para arrepentirme.

—y yo que pensaba que esto iba a ser muy aburrido... —comenta con desdén una joven morena y de ojos grises. Su voz era demasiado conocida  y supe perfectamente de quién se trataba, aún detrás del extravagante antifaz rojo perlado que llevaba en la cara— Daniela Calle. Que milagro verte

Mi modo de autoprotección se activa e instintivamente enmascaro mi molestia en una sonrisa irónica. Si íbamos a tener una conversación incómoda, lo iba a ser para las dos.

—Que triste debe ser tu vida para que mi sola presencia la alegre un poco, Kenia—respondo con sorna usando mi tono más dulce

Kenia finge una sonrisa y se cruza de brazos

—ni mucho menos cariño, pero el encontrarse contigo es una verdadera hazaña en estos días. ¿En dónde te habías metido? Desde la graduación que sabemos taaan poco de ti. Algunos hasta decían que te habías ido del país por un pequeño... — Desvía su mirada hacia mi vientre—... accidente. Nos tenías a todos muy preocupados.

Suelto una risa irónica. El veneno en sus palabras era tan palpable que ni su tono más lambiscón lo podía ocultar, pero conmigo no iba a lograr nada.

—wow que malos informantes tienes, mi vida siempre ha estado libre de esos "accidentes" aunque... claro, entiendo tu preocupación —me acerco más a ella y bajo el tono— Tú ya pasaste por esa situación antes ¿cierto? No te preocupes. Yo no te juzgo.

La sonrisa se le borra de inmediato haciendo que yo sonría con más ganas.

Kenia era el claro ejemplo de las chicas de esa "elite", egocéntrica, narcisista y venenosa como una cascabel. Lo peor es que no iba a cambiar.

La conocía desde séptimo grado y nunca dió el mas mínimo rasgo de humildad o sensibilidad, y aunque jamás admitiría esto en voz alta, había aprendido muchas cosas de ella, como la manera de defenderme y sobrevivir a este círculo lleno de falsos y traidores.

—No se de lo que hablas, querida pero cuentame, qué ha sido de tu vida estos años —cambia abruptamente de tema aprovechando que un mozo se acerca y nos ofrece un par de bebidas.

—no hay nada nuevo —que te importe. Respondo sabiendo perfectamente a donde iría esta conversación.

—y decías que mi vida era aburrida... —"bromea" y se ríe sola de su mal chiste— supongo que estudiar la aburrida música clásica no tiene nada de divertido o interesante a final de cuentas.

Pongo los ojos en blanco. Ya no quería seguir compartiendo oxigeno con ella —si, bueno. No es tan interesante como estudiar idiomas y apenas saber conjugar una oración ¿Verdad?

Nunca te dije adiós 🌙 [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora