Esa tarde en el prado, nos quedamos una al lado de la otra hasta comenzó a llover.El beso que nos dimos, se volvió a repetir una y otra vez, de forma instintiva, irracional y urgente. Cómo si las palabras no fueran suficientes y esa fuera la única manera de comunicarnos mutuamente
Mientras mi espalda tocaba el piso y la tenía prácticamente sobre mi cuerpo, mi corazón latía feliz y emocionado al punto de hacerme sentir que se saldría en cualquier momento.
Ni siquiera la dureza de la vereda me molestaba.
Estaba adormecida de pura adrenalina y emoción.
Cuando por fin nos separamos, ninguna dijo nada de inmediato, tampoco fue necesario porque solo con ver sus ojos llenos de ilusión y entrega, me di cuenta que su promesa de no irse esta vez, era sincera y era obvio lo que yo estaba sintiendo también.
Prácticamente le había dado luz verde a cualquier cosa que se estuviera formando entre las dos.
Por Dios... mi fuerza de voluntad ni siquiera había sido suficiente para resistir un par de minutos cuando se acercó y me pidió el beso.
Su teléfono comenzó a sonar y regresamos a la realidad.
Aunque estaba conciente de que teníamos que hablar, no sabía ni por dónde empezar.
Poché se dió cuenta que debía irse para dar su clase con los niños y quise ofrecerme a llevarla, pero aún tenía un par de horas más aquí y tuve que quedarme. Pero la verdad ni siquiera me sirvieron por que terminé pensando en María José por el resto del día.
Al llegar la noche, nos la pasamos hablando por mensajes, tomando de excusa mi inexperiencia para tratar con pequeños, recibí muchos consejos hasta quedarme dormida.
Al día siguiente, como había dicho el Sr. Masen, se publicaron los resultados finales de la evaluación y descubrí sin mucho ánimo que nos habían elegido a ambas para dirigir uno de los actos principales en el centenario.
Poché estaba feliz, pero yo no tanto porque sabía el trabajo que se nos venía encima, más aún porque tendríamos que coordinar con el resto del aula para la amplificar el número y ver qué todo estuviera perfecto.
Eso implicaba llamar también llamar a su amiguita y tenerla que soportar en cada ensayo con su cara larga y ganas de asesinarme.
Laura decía que era porque estaba enamorada de María José, y parecía razonable, pero tenía la rara impresión de que había algo más ahí.
Igual, no pude concentrarme en eso. Tal y como había previsto, la preparación estaba llevando demasiado esfuerzo y sobre todo tiempo. Tiempo que precisamente no tenía porque entre mis clases, deberes de estudiante con las nuevas actividades de maestra de música y mi incipiente "amistad" con Poché, apenas podía respirar.
Lo bueno de todo era que la dichosa presentación me servía de excusa para estar precticamente todo el día fuera de la casa y si alguien preguntaba por mi, Erika podía cubrirme sin problemas diciendo que seguía en el campus ensayando. Así, nadie le discutía y era suficiente para dejarme en paz, al menos por un rato.
Otra cosa más o menos buena, era que ella se había convertido en mis ojos y oídos dentro de la casa para evitarme malos ratos innecesarios. Me avisaba cuando llegar o no llegar si era necesario, porque últimamente mi abuelo estaba histérico.
Habían noches en las que se quedaba esperándome hasta muy tarde, para regañarme obviamente, pero me aseguraba de llegar aún más tarde, para no tener que lidiar con sus sermones.
Sí, Me había convertido en una fugitiva en mi propia casa, pero ellos tampoco me daban opción.
Y digo ellos, porque Erick y su familia también estaban muy metidos en la ecuación.
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Nunca te dije adiós 🌙 [Caché]
FanficEl pasado siempre nos marca. Para bien o para mal, algunas acciones y decisiones dejan heridas difíciles de superar y Daniela Calle, no está segura de estar lista para perdonar.