CAPÍTULO XXXVI

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El tablero de ajedrez.

MADDISON.

Sentada en la banca puedo escuchar el sonido que emiten las patrullas mientras van acercándose. No pasan más de tres minutos cuando tengo a Mark, a Carter y a Pierre sobre mí.

Intentan hacer que diga aunque sea una palabra, pero ni siquiera presto atención a las que ellos dicen, ya que mi mente está trayendo de vuelta algunos recuerdos que se vuelven dolorosos con el pasar de los segundos.

—Eres demasiado seria, ¿Lo sabías?. Te enseñaré los colores que tiene la vida, Madd. Haré que salgas de esa escala de grises que te hace ser tan amargada. Te lo prometo. —murmuró antes de dormirse en mi hombro. —12 años.

Lo logró. Cass me enseñó a disfrutar de la vida, sin embargo, no me enseñó a como hacerlo cuando ella ya no estuviera.

—Creo que Noah se volvió loco—dije observando lo que hacía.

—El siempre dice que la ciencia no a demostrado no sé qué de la locura, pero creo que tiene razón —asintió con la cabeza al mismo tiempo que yo solté una carcajada. —7 años.

—Me gustaría mucho ir a Arizona, Francia y Noruega —dijo con la vista fija en el catálogo de viajes.

—Iremos juntas —sonreí —10 años.

Amé ese día en la casa de su abuela; Cuando estábamos sentadas en el césped, disfrutando del aire fresco. Ella me contaba sus sueños y metas, mientras que yo veía el lago que teníamos en frente.

También puedo recordar aquella vez que me enfermé y tuvieron que hospitalizarme. Cassandra estaba demasiado preocupada.

—¡Madd por favor no me dejes!  —Cass comenzó a llorar al lado de la camilla.

—Nunca te dejaré. Siempre estaré contigo —recalqué con la voz débil. —11 años.

No cumplí lo que dije... No estuve con ella para siempre y ahora jamás lo estaré. No sé cuando, pero llega un momento en el que no escucho ninguna voz, ninguna patrulla. Todo es silencio.... Un profundo silencio que para cualquiera puediese convertirse en algo aterrador, pero que por alguna razón para mi llega a ser relajante.

A lo lejos una voz vuelve a oírse. Una voz conocida que menciona mi nombre con toda la delicadeza del mundo.... La voz de Mark. Volteo a verlo y de forma casi inmediata vuelvo a escuchar todos los sonidos exteriores.

—Debemos irnos —Mark se coloca de pie con una mano estirada hacia mi dirección.

La tomo y abordamos una de las patrullas. No hablo durante todo el camino, sin embargo, puedo percatarme de como Carter y Pierre me ven a cada rato por el espejo retrovisor. Cierro los ojos intentando hallar la tranquilidad que tuve hace unos segundos, pero se me hace imposible.

Logro reconocer la calle que da hacia mi casa. En otra ocasión intentaría borrar mis lágrimas, pero estoy más que segura de que ya mis padres saben lo que pasó. Bajamos de la patrulla y justamente antes de que podamos tocar la puerta, mamá sale a abrazarme.

Sobre su hombro puedo ver a Russel, a papá y a Kile. Con mamá me adentro en la casa, seguida por los demás. Nadie dice nada, así que me veo en la obligación de romper este profundo silencio.

—Yo.... —todos voltean a verme —No sabría como explicarlo así que véanlo ustedes.

Le paso la carta a Carter. Comienza a leerla en voz alta, haciendo que todos queden boquiabiertos con las palabras que se encuentran ahí plasmadas. Cuando termina me mira con sumo pesar antes de hablar.

MADDISON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora