CAPÍTULO XI

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Un mes después...

MADDISON.

—¡Excelente! Ya has recuperado la movilidad del brazo casi en su totalidad.

La fisioterapeuta Ana Petit se ha encargado de que pueda usar mi brazo derecho con normalidad. Después de que Cassandra y yo nos recuperáramos de las fracturas nos inscribimos en fisioterapia para intentar tener la misma movilidad de antes.

A Cassandra le ha costado más debido a que dejó de asistir después del funeral de Noah y hoy es que decidió regresar. Volteo y a través del cristal la veo intentando caminar sin necesidad de usar las muletas, se tambalea, a veces se cae, pero si se logra apreciar una mejoría.

—Bueno Maddison, nos vemos en una semana —la mujer se levanta de su escritorio sonriente.

Cassandra me está esperando en el pasillo cuando salgo. Abordamos el bus y cada quien se va por su lado.

Llego a casa y me cambio para hacer ejercicio. Papá está en la empresa y posiblemente no vuelva hasta el anochecer. Le mando un mensaje avisándole que iré a trotar y me responde a los pocos segundos.

•••

El sudor me empapa la frente, las piernas me tiemblan y me freno tratando de recuperar el aliento.

—¿Quién diría que perdería toda la resistencia en un mes? —musito.

Tomo una bocanadade aire retomándo el trote. Cuando voy pasando por una vía poco transitada me percato de cómo una figura masculina y alta sale del bosque vestido todo de negro, con una mochila y unos guantes de cuero negro.

A medida que me voy acercando me percato de la cabellera rubia que posee. Voltea y me paro en seco cuando reconozco a Connor. Me ve, frunce su ceño con desconcierto e inmediatamente cambia su expresión por una apacible.

Se acerca con su típica sonrisa y se frena cuándo queda frente a mi.

—¡Madd! ¿Qué haces por aquí?

—Recupero mi vieja rutina de trote.

Desvío la mirada de él a la zona de donde salió. Vuelve a hablar atrayendo mi mirada hacia su persona.

—Me alegra mucho ver lo recuperada que estás —sonríe.

—¿Qué hacías allá? —señalo el bosque.

Connor aprieta entre sus manos los guantes que con anterioridad tenía puestos y me mira fijamente.

—Nada importante —hace un ademán con la mano restandole importancia —En el Instituto hace falta tú presencia y la de Cass.

—Mañana nos vamos a reintegrar.

Saca su móvil y frunce los labios texteando algo. Alza si vista y suspira, para luego sonreír.

—Debo irme. Nos nos vemos Madd.

—Hasta luego.

Lo veo alejarse a paso rápido. Frunzo el ceño confusa por su actitud, sin embargo, no le doy importancia y continúo trotando. Entrecierro los ojos viendo el frondoso bosque cuando paso por su lado nuevamente.

Me dirijo a los jardines del Trocadero para apreciar de tan bello paisaje. Me compro una gaseosa en el camino y me quedo a descansar admirando la Torre Eiffel.

El móvil timbra y lo saco viendo el mensaje que me acaba de enviar Cassandra.

Cassandra: ¡A que no sabes lo que me acaba de pasar!

MADDISON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora