MADDISON ©

CAPÍTULO VII

Deadly Fights.

Hospital Bichat Claude Bernard.
París - Francia.
6:45 p.m.

MADDISON.

Me duele todo el cuerpo, escucho voces a mi alrededor que sólo empeoran el dolor de cabeza que tengo. Abro los ojos lentamente y la luz blanca que percibo hace que entrecierre los ojos hasta acostumbrarme. Veo a mi al rededor y caigo en cuenta de que estoy en un hospital. Logro divisar la figura de mi padre hablando con un médico frente a la puerta de la habitación. Trato de moverme pero un dolor en mi abdomen y brazo hacen que suelte un quejido.

—Madd —se acerca papá cuando nota que estoy despierta. Su semblante expresa preocupación.

—Señorita Müller —me llama el doctor al pie de la camilla. Volteo a verlo —¿Cómo se encuentra? Soy el doctor Robert Chevalier —Trato de moverme nuevamente pero papá me lo impide.

—No te muevas demasiado cariño —ruega.

—¿Qué... pasó? —indago en un susurro apenas audible.

—Usted y sus amigos tuvieron un horrible accidente automovilístico —explica y palidezco al recordar el choque, los gritos, los vidrios rotos y la sangre.

—Ellos... —musito y el doctor alza una ceja —.....¿Dónde están mis amigos?, ¿Cómo están? —me alarmo.

Mi padre y el doctor se miran mutuamente antes de volver a verme con pesar.

—Señorita, es mejor que descanse y hables lue... —trata de desviar el tema y lo interrumpo.

—¡No! —alzo la voz sobresaltando a los dos hombres que se encuentran en estas cuatro paredes —Quiero saber como están mis amigos —exijo.

Ambos vuelven a mirarse y mi padre asiente. El doctor vuelve a verme para decir:

—El paciente Noah Hummels se encuentra en cuidados intensivos —empieza —Llegó con los huesos del brazo y la pierna izquierda fracturados, un vidrio incrustado en el estómago que le causó una hemorragia y con un traumatismo craneoencefálico. Ahora mismo está en un coma inducido debido a que su cerebro está inflamado y tal hedema no ha querido cesar con los medicamentos. Su estado es muy delicado y empeoró cuando lo metimos a quirófano —culmina y el corazón me empieza a latir rápidamente.

—Siga, por favor —lo animo y suspira con pesadumbre.

—La paciente Cassandra Howard salió de quirófano hace una hora. Llegó con la pierna derecha fracturada, una contusión cerebral y dos costillas rotas. Tendrá que usar un collarín por unos cuantos meses debido a que también sufrió un síndrome del latigazo —sigue explicando —Usted por otro lado, llegó con tres costillas rotas, con un vidrio incrustado en el brazo derecho y ese mismo fracturado. Tambien sufrió una contusión cerebral señorita —se queda en silencio esperando una respuesta por parte mía.

—Gracias —es lo único que logro articular.

—Volveré más tarde para examinarla. Trate de descansar —sale de la habitación.

—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —me dirijo a papá.

—Tres horas —informa —¿Qué fué lo que pasó Madd? —me mira.

—No lo sé.... lo único que recuerdo es a Noah acelerando, a Cassandra gritando para que se apresurara y luego el choque, pero no lo recuerdo muy bien.

—Tranquila, el doctor dijo que eso sería normal por ahora —me besa la frente.

—¿Soy la única que ha despertado?