MADDISON ©

CAPÍTULO XXXIX

El psiquiátrico.

MADDISON.

Han pasado dos días desde que Carter y Pierre se fueron. Esta mañana Juliette nos avisó que ya están con el oficial Paul, sin embargo, su condición es demasiado delicada como para viajar de una vez hacia acá.

Paul se quedará en un hospital de Alemania, protegido por varios oficiales de allá, mientras se recupera. Por otro lado, Carter y Pierre volverán mañana. Mark se adelantó y les avisó que mañana saldríamos a comer.

Carter estuvo de acuerdo, pero Pierre no. Tuve una charla bastante larga con Mark y al final entendió que Pierre desconfía de él por el simple hecho de que fue amigo de todos los sospechosos en algún momento.

En las cuatro paredes de mi habitación me deleito con la paz que me da leer uno de mis libros favoritos cuando Tailer entra parándose frente a mi cama con ambas manos detrás de él.

—Mamá dice que bajes a comer.

—En un momento voy —le sonrío.

Se da la vuelta y sale del lugar. Pongo el guardapaginas dentro del libro antes de cerrarlo y dejarlo en mi escritorio. Una pila de papeles cae al suelo cuando mi mano está a un centímetro de tocar la manilla de la puerta.

Me veo en la obligación de recogerlos, pero cuando voy a dejarlos en donde estaban empiezo a leer lo que hay plasmado en ellos. «Son los papeles que dicen que Cassandra sufría de esquizofrenia». Había olvidado que en algún momento los pedí.

Al final de la primera hoja puedo ver el nombre del psiquiatra que asegura que Cass tenía este trastorno y el nombre del psiquiátrico. Mantengo ambos nombres en mi cabeza cuando dejo los papeles en el escritorio y bajo las escaleras para comer.

Durante el desayuno sólo pienso en como podré conseguir una cita para hablar con el psiquiatra, mientras que los demás siguen comiendo como si nada. Al terminar el desayuno me voy de vuelta a mi habitación.

Luego de unas cuantas horas logro conseguir la página web del psiquiátrico y decido pedir una cita. Me llevo un gran sorpresa al revisar mi correo y darme cuenta de que me han dado la cita para hoy.

Aunque sea bastante extraño no perderé la oportunidad, así que empiezo a vestirme ya que debo estar allá en dos horas y el psiquiátrico está fuera de la cuidad.

Al bajar las escaleras comienzo a pensar en cómo haré que Kile me preste su auto sin que se forme un escándalo. Las llaves están frente a él así que tendré que pedírselas sí o sí. Me siento a su lado fingiendo ver la televisión, pero el hecho de que esté vestida para salir le hace romper el silencio.

—¿Qué tramas?

Me volteo hacia él.

—Nada.

—Maddison...

—Está bien. ¿Puedes prestarme tu auto?

—No tienes licencia.

Perdí al menos unos veinte minutos sobornándolo, pero logré que me prestara el auto. Conducí una sola vez en toda mi vida y casi choco el auto de papá, pero debo llegar a ese psiquiátrico.

Intento respetar los parámetros de velocidad cuando llego a la carretera para evitar que algún policía me detenga. Conduzco al menos una hora cuando empiezo a ver una silueta parecida a un edificio en la lejanía.

Una vez frente al edificio puedo apreciar la fachada tan.... ¿Peculiar? Que posee este lugar. Unas grandes letras sobre la puerta avisan que es el psiquiátrico que estaba buscando, no obstante, se ve como el último lugar al que quisieras asistir, pero ya estoy aquí.