Grandes confesiones.
MADDISON.
Habían pasado tres días desde que mamá llegó; la central policial de Francia me recibe sin ningún tipo de problema y la recepcionista ni se percata de mi presencia cuando me pongo frente a su escritorio. La mujer se arregla las gafas a la vez que teclea en su computadora y revisa documentos, todo con una velocidad sorprendente.
Carraspeo intentando llamar su atención, pero no lo consigo. Un oficial coloca una pila de documentos sobre el escritorio antes de irse, la recepcionista bufa al ver la cantidad mientras vuelca los ojos. Al fin se da cuenta de que estoy aquí, me mira de reojo y vuelve a lo suyo, no sin antes decir:
—¿Qué necesita?
Su tono de voz denota cansancio y hastío.
—Quisiera hablar con el detective Carter Sullivan, por favor.
—¿Tiene cita?
—No, pero....
—No puede verlo. Necesita tener una cita —me corta.
Tamborileo los dedos en la mesa del escritorio, ideando una excusa para que me deje pasar. Las únicas que tengo son que lo ayudé con el caso Distintivo Bella Morte y que me dió su tarjeta el primer día que lo conocí. La primera no me la va a creer y la segunda es improbable porque perdí esa tarjeta.
Intento convencerla de que conozco a Sullivan y también a Lefevre, pero obviamente no me cree. Me siento en la mini sala que está al frente con la esperanza de que alguno de los dos salga. La mujer me ve de vez en cuando y mis ilusiones vuelven cuando Pierre sale de una oficina y se acerca al escritorio de la recepción.
La señora le sonríe con coquetería y Pierre intenta ignorar sus intentos de ligar, dejando unos documentos sobre la mesa. Me levanto y con grandes zancadas llego hasta su posición.
—¡Ilegal!
Pierre me saluda, abrazándome.
—¿Ilegal? —pregunto cuando rompemos el abrazo.
La recepcionista nos mira expectantes.
—Te basaría, pero recuerdo que eres ilegal y se me pasa. ¿Recuerdas? —se ríe.
Oh, eso. Sí, si recuerdo aquel día cuando llegué con la dirección del Deadly Fights. La mujer de recepción se aclara la garganta y ambos volteamos a verla dubitativos.
—Detective, ¿Usted la conoce? —le pregunta al hombre que está frente a mí.
Me sorprende que lo llame detective. Se supone que es un oficial.
—¡Claro que sí! —me ve —¿Cuanto tiempo llevas aquí?
—Unos minutos, no tanto en realidad.
—¿Y por qué no habías pasado a ver la belleza que tienes en frente? —se señala así mismo.
—Yo le dije que no podía pasar —se mete la recepcionista airosa.
Pierre arruga las cejas.
—¿Por qué?
—No puede pasar sin tener cita. Es algo obvio.
Se arregla el cabello como una de esas adolecentes con aires de grandeza. Esas que son las típicas egocéntricas y populares de los institutos y universidades.
Lefevre alza una ceja y frunce los labios hasta que forman una delgada línea por la respuesta de la mujer.
—Aja... Bueno, ya que estoy aquí, ven Madd. Pasa a la oficina de tu suggar. La recepcionista Clara ya sabe que nos conocemos y esto no volverá a pasar.
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MADDISON ©
Mystery / Thriller¿Qué sentirías si un día anuncian un asesinato que luego se irá multiplicando con el paso del tiempo? Tal vez el miedo te invada hasta quedarte paralizado o puede que no. Una tarde Francia se sumió en un ambiente obscuro que traería consigo dolor y...