III

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–Enseñame como te han enseñado a utilizar el telescopio –Pidió Sur habiéndome traído a la parte de arriba de su despacho.

Ayer al final me fui prácticamente sin decirle ni buenas noches a Krestel.

Me pasé toda la cena escuchando todo tipo de comentarios que invalidaban mi trabajo solo por mi edad, así que escuchar la familiaridad de Krestel solo me hizo ponerme a la defensiva.

Quería demostrar de que era capaz.

–Muy bien, conoces todos los astros que se muestran en el mapa? –Me hizo volver Sur a la realidad.

Dejé el telescopio una vez demostré que sabía utilizarlo y me giré hacia la pared donde un inmenso mapa de los astros estaba retratado al milímetro.

Expliqué uno por uno todos ellos, Ares me había enseñado muy bien esto aunque no era mi campo.

–De que conoces al 4º príncipe? –Cambió drásticamente de tema cruzando los brazos una vez terminé de hablar.

Genial...

–Cuando era pequeño lo conocí en su viaje con su guardaespaldas, pasó por mi pueblo –Expliqué muy por encima–. En aquel entonces no sabía que era un príncipe me enteré ayer.

No quería escuchar ahora que él también menosprecia mi trabajo.

–Que nadie más lo sepa –Advirtió sin pedir más explicaciones–. La reina es la única que decide si te quedas o no, pero si alguien más se entera los comentarios de ayer se quedarán cortos en comparación a lo que te viene.

Si, me lo imaginaba.

Sin decir mucho más me ordenó hacer un par de predicciones meteorológicas para mañana y se fue dejándome solo.

Solo en pensar que a la hora de la comida tendría que escuchar más tonterías me quitaba las ganas de comer.

Le había escrito a mis padres ilusionado con todo esto, pero eso no quitaba que me sentaba mal lo que habían dicho.

Bastante mal.

–Hola –Saludó algo dudosa la voz de Krestel.

Seguía vestido como si fuera una persona normal.

–Buenos días mi señor –Saludé de vuelta con educación siguiendo con mi trabajo.

Se me hacía muy extraño tener que dirigirme a él por ese pomposo apelativo.

–Sur no está y estamos solos, de verdad me vas a seguir llamando así? –Dudó casi hasta con pena.

Parecía casi poner cara de perrito triste.

–Mi señor... –Intenté exponer mi punto dudando de si mirarlo a los ojos.

Sus profundos ojos negros parecían calar en lo más profundo de mi alma.

–Será nuestro secreto, porfi –Insistió apoyándose en mi casi al borde de las lágrimas.

Lo intenté, juro que lo intenté.

–Vale –Cedí suspirando por sus pucheros.

Y automáticamente se le iluminó la expresión por mi respuesta.

Por todos los dioses, que esto no me llevara a mi perdición.

–Que haces? –Preguntó dejándome seguir con mi trabajo.

–Predicción meteorológica para mañana.

–Y eso no se hace con magia? –Dudó viendo que mi hoja estaba llena de cálculos.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora