XXV

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Un mes desde que mi hermano estaba encerrado en su habitación... un mes entero.

Me pasaba la mayoría de mañanas con él, había descubierto que le gustaba el ajedrez y conseguí llevar uno a escondidas a su habitación para que me enseñara a jugar.

Madre realmente se había enterado a los pocos días que yo hablaba con él y entraba en su habitación, y al descubrir lo intentó hablar de nuevo con Ferenc...

No fue buena idea, su pelea creo que se escuchó en todo palacio, y desde entonces estaba prohibido que tuviera visitas.

Para mi buena suerte, o la de Ferenc, descubrí muy rápido que ventana daba directamente a la suya desde el piso de los magos, y de ahí aprendí a bajar al piso de abajo donde Dimas me esperaba para abrir mi ventana.

–Madre no se si se ha enterado, pero padre si, me lo dijo la semana pasada y no pareció molestarle –Comentó Ferenc moviendo el alfil y haciéndome jaque mate.

Me habría enseñado a jugar al ajedrez en este tiempo, pero seguía sin entenderlo, así que me ganaba con demasiada rapidez siempre, aunque al final lo importante no era ganarle, sino escucharlo.

Ferenc necesitaba más que nunca hablar y no dejarse llevar por la violencia.

–Y padre te dijo algo de si te dejarían salir para el cumpleaños de Elira? Es la semana que viene –Pregunté comenzando a colocar yo las piezas.

–Que podré salir esa noche y si consigo hacer feliz a madre lo más probable es que ya no tenga que estar encerrado más –Suspiró mirando hacia la ventana.

Se notaba que en un par de semanas se acababa el verano, y con eso se acercaba también mi cumpleaños, y después en de Tahiel y así vuelta a empezar a finales de primavera con el de Ferenc.

–Entonces la pregunta importante es, vas a hacer feliz o no a madre? –Planteé terminando de colocar las piezas.

Pero Ferenc apartó el tablero para dejar de jugar y tomó aire como si lo que iba a decir le pesara.

–Me voy a ir y se lo voy a decir esa noche –Contestó dejándome más que descolocado.

–Como que te vas a ir?

–Como intenté hacer ese día... me voy a ir, pero esta vez sin esconderlo, no se donde voy a ir ni que voy a hacer, pero me voy, necesito estar lejos de palacio.

Lejos de... palacio.

–Y cuando madre y padre te pregunten que vas a hacer? O el por qué? Que va a ser de ti? Como les vas a responder a todo eso?

Al escuchar mis preguntas se quedó en silencio un segundo necesitando pensar.

–Palacio es... es el mundo al que ya no pertenezco –Trató de explicarse con calma–. Estamos aquí para que nos enseñen, para saber cómo funciona palacio, las esquinas en las que se conspira y los atajos a las cocinas, para que aprendamos como se mueven papeles y como se debe hacer... pero yo ya no voy a ser rey, no vale de nada enseñarme, y ver todos los días que todo sigue hacia delante ignorando eso... me jode. Tal vez lo que necesito es probar una vida tranquila, tal vez así entienda tu punto de vista.

Lo decía con tanta sinceridad... lo veía en su rostro.

Fui incapaz de llevarle la contraria o intentar convencerlo.

Tenía 29 años... Ferenc tampoco podía pasarse el resto de su vida encerrado.

Salí de la habitación por su ventana, como todos los días, pero esta vez no fui directamente al comedor para asistir después a una clase de idiomas y así poder pasar la tarde restante con Caillech, tenían que tomarme las medidas para la ropa del cumpleaños de Elira.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora