II

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Tenía frente a mi a un señor mayor, con expresión cansada y unos ojos azules profundos que parecían hasta minimizar las arrugas de su cara.

–Sur, él es Caillech, el muchacho seleccionado –Me presentó la reina mientras yo hacía una reverencia.

Era un mago poderoso, lo notaba solo con su presencia.

–Si, el niño –Farfulló nada contento colocando un poco su chaqueta.

–Sur te enseñará todo lo necesario y averiguará si eres apto para este trabajo o no, ahora todo depende de ti –Explicó brevemente la reina comenzando a caminar fuera del despacho.

Y nos dejó solos tan rápido como me trajo aquí.

Era un curioso despacho circular en una esquina del piso superior de palacio, todo estaba lleno de papeles de todos los tamaños más o menos ordenados, había varias mesas y todo tipo de artefactos sobre ellas excepto una, en la que estaba sentado Sur.

No iba a mentir, ahora mismo es cuando más me gustaría averiguar qué clase de puesto de trabajo es el que me tocaría si trabajaba en palacio, no es que me hiciera ilusión trabajar haciendo informes.

Pero nunca se decía el puesto del mago a sustituir, jamás.

–Bien –Comentó Sur poniéndose en pie mostrando que era un poco más bajito que yo–. Que clase de educación has recibido? Donde y por quien?

Le conté muy brevemente la educación que me había dado Ares y el pueblo en el que había nacido.

Quería escribir ya una carta a mis padres contando las maravillas de palacio.

–Has traído un uniforme de mago? –Dudó ahora viéndome de arriba a abajo.

Ay, el uniforme...

–Si señor –Afirmé intentando tapar las pocas ganas que tenía de ponermelo.

Mi uniforme era de cuando era un poco más joven junto a la chaqueta del de Ares... me iba demasiado justo.

Pero la tradición era ponerse el uniforme, así que Sur me llevó por el pasillo a una habitación y me pidió que me cambiara al mismo tiempo que me daba las llaves de esta.

Ahora era mi habitación.

Tenía una habitación propia de verdad... no un pequeño cuarto con una cama y sin espacio para moverme o una cama en mitad del salón, no, esta era una habitación como tal, con una mesa, una silla, una cama, un armario e incluso una ventana que daba a los jardines traseros.

Abrí la ventana apartando las cortinas dejando entrar un poco el aire fresco de fuera.

Los jardines traseros eran incluso mejores que los delanteros, tenían un pequeño río y un par de puentes que lo pasaban, las plantas crecían con armonía y los pájaros iban y venían con un precioso canto.

Un chico de a saber cuántos años estaba en uno de los puentes con un pájaro sobre el hombro.

No se por qué, pero su espalda hasta me resultó familiar.

Aun así no podía quedarme embobado viendo el paisaje, tenía que cambiarme.

Me enfundé en el uniforme de mago y tras organizar todo un poco salí de la habitación toqueteando las llaves con ilusión mientras volvía al despacho de Sur.

Cuando llegué todo el orden del despacho estaba completamente patas arriba.

–Bien, ordenalo sin magia –Pidió poniéndose un pequeño gorro circular sobre el poco pelo que le quedaba y saliendo sin decir más.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora