VIII

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Creía que al trabajar con magia esto sería más sencillo de lo que parecía, pero nada más lejos de la realidad esto le estaba llevando un trabajo considerable a Caillech.

Llevaba ya 3 días trabajando en esto.

Primero tuvo que arreglar, despulgar y regenerar la madera, después arreglar las piezas y engranajes, inventarse todo un sistema y comenzar el montaje a ver si conseguía que funcionara.

–Los alquimistas trabajan así mi señor, está haciendo lo normal –Explicó Sur al haberle preguntado si todo lo que estaba haciendo era normal.

Nunca me imaginé la magia así, parecía más un inventor chiflado que un mago.

Que locura.

–Podrías ayudarme a ponerlo en pie? –Preguntó Caillech llamándome.

Dejé a Sur a un lado y yo solo puse el primer muñeco en pie ayudando a engancharlo a una base para que no se cayera.

–Vamos a probarlo –Comentó tirando de la base con ruedas del muñeco para sacarlo fuera.

Algo me decía a mi que sería yo el que iba a pelear.

–En guardia –Ordenó Caillech una vez salimos fuera.

Y el muñeco se puso en pie solo desanclandose de la base.

–Prueba, a ver cómo va y si está bien regulado –Me pidió a mi por si no era obvio.

Pero lejos de espantarme me alegró que me lo pidiera, me gustaba que no me tratara como un príncipe y me hiciera ensuciarme las manos de vez en cuando.

Me puse en guardia con los puños en alto igual que el muñeco y esperé la orden de Caillech.

Varios caballeros comenzaron a ver hacia nosotros curiosos por la situación, y como para no estarlo, estaba a punto de pelear contra un montón de madera de piezas circulares unido con piezas metálicas.

–Empezar! –Ordenó alto y claro Caillech permitiendo al muñeco moverse.

Y joder si se movió, lo que era su puño casi da contra mi cara directamente.

Vale, vale, necesitaba unos segundos para ver sus movimientos.

Izquierda... Derecha... Izquierda...

Mientras paraba como podía sus movimientos tenía que retroceder, pero su patrón era sencillo.

En la siguiente izquierda me colé con rapidez entre lo que eran sus brazos impactando contra el torso y haciéndolo caer directamente al suelo.

Ganaba.

–Perfecto! –Saltó Caillech acercándose a mi.

Estaba más que ilusionado por haberlo conseguido, casi se tira sobre mi.

Su sonrisa de ilusión era tierna.

    *.      *.     *.     *.

En lo que quedaba de día terminé con los otros 9 muñecos solo teniendo que comprobar de último que la secuencia que tenían todos grabados en sus corazones de piedra fuera bien.

El caballero que nos trajo hasta la sala donde los guardaban quedó más que encantado con mi trabajo y me agradeció mucho que los arreglara.

–No voy a mentir, creí que no lo conseguirías, pero es genial que lo hayas hecho, nos ayudará un montón con la preparación física –Admitió guardando la hoja con los comandos para activar y desactivar los muñecos y cambiar los comandos.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora