XL

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Cuando me duché, sequé, cambié y los médicos me hicieron una revisión para asegurarse de que estuviera bien Vega y Elira me dijeron lo que había ocurrido con Krestel.

Su madre ordenó azotarlo con una vara en los antebrazos y encerrarlo en los calabozos.

Esa misma noche, tras cenar, Dimas se reunión con nosotros y nos dijo que mañana al amanecer podríamos ir a verlo.

Ni siquiera fui capaz de pegar ojo solo de pensar en Krestel.

Todo era mi culpa.

–Vamos, ya se ha hecho el cambio de guardia –Susurró Dimas guiándonos por los pasillos.

Vera se quedó a dormir con Elira solo por ver también a Krestel.

Los calabozos de palacio no eran realmente una prisión como tal, solo estaban para impartir un castigo temporal si se cometía una infracción en palacio que necesitara de ellos.

–La reina no se enterará de esto, verdad? –Dudó el caballero que custodiaba la puerta de los calabozos abriéndola.

–No, será rápido –Lo calmó Dimas tirando de mi para que entrará primero.

En cuanto vi a Krestel creí que se me pararía el corazón.

Estaba medio intentando despertar, tenía expresión cansada y sus antebrazos estaban completamente tapados por las vendas algo manchadas de sangre.

Tenía ambos brazos en alto atrapados por un par de grilletes que le impedían moverse, solo podía quedarse sentado con los brazos en alto apoyando la espalda en la pared.

–Como se te ocurrió contestarle así a madre? –Dudó Elira suspirando.

Y Krestel parpadeo un poco más intentando despertar definitivamente mientras Vega tiraba de mi para que me acercara.

–Tengo que estar delirando por el amor, creo ver frente a mi a un príncipe que no me permite describir con palabras tal belleza deslumbrante –Bromeó medio sonriendo al darse cuenta de que realmente era yo.

Con mi magia doblé los barrotes de su celda para dejarme entrar con él.

Ni siquiera lo pensé al tirarme a su lado dándole un beso con mucho cuidado.

–Te estás manchando –Susurró a mis labios repitiendo una frase muy recurrente mía.

–No debiste hacerlo –Respondí llevando mis manos a sus grilletes.

Y los deforme para poder liberar sus manos.

–Tendría que haberle dicho algo incluso peor después de todo lo que te hace sufrir –Respondió intentando tapar su dolor.

Pero su expresión lo decía por él.

–Esto sólo es temporal, una semana antes de la luna llena del examen me dejará libre –Intentó calmarme acariciando mi mejilla–. Siento tener que pedirte que saques fuerzas precisamente ahora para enseñarle a mi madre su lugar. Y si no lo consigues nos iremos juntos.

–A cuidar ovejas? –Dudé consiguiendo hacerlo medio reír dejando que me apoyara en su pecho y lo abrazara.

Su corazón latía, de verdad estaba bien.

–Vega, se lo dijiste –Se quejó en broma devolviéndome el abrazo.

–La situación lo requería –Se defendió ella.

–Pase lo que pase te quiero –Terminó su frase dándome otro beso en la coronilla–. Y me da igual lo que diga madre... mi vida está a tu lado.

El sonido de la puerta abriéndose de golpe interrumpió por completo el momento.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora