XXXVII

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A Caillech no es que le gustara nada tener que limpiarse por dentro por mucho que lo hiciera yo.

Bueno, a la próxima le recordaría con más ganas que usáramos el condón.

–A ti que te gusta más, la lluvia o el sol? –Preguntó jugando con su dedos a mover el agua.

Ahora ambos estábamos disfrutando de un baño relajante juntos, él ni siquiera se quejó de estar entre mis brazos apoyando su espalda en mi pecho.

–El sol –Respondí dejando un beso en su hombro.

–A mi me gusta más la lluvia, pero sólo la de verano, la de invierno es un un engorro –Contestó volviendo a hundir su mano en el agua para agarrar la mía.

–Cual es tu estación favorita? –Pregunté ahora yo disfrutando de nuestro pequeño momento de relax.

–Primavera.

–Igual que yo –Contesté dándole ahora un beso en la mejilla.

La sonrisa de Caillech era tan extremadamente dulce.

Tenía que proteger esa sonrisa tan bonita, sea como sea palacio no debía quitársela.

–Como es nuestro hilo? Ahora lo puedes ver? –Preguntó girándose un poco para poder verme a los ojos.

–Siempre que estoy a tu lado lo puedo ver –Expliqué viéndolo flotar en el agua con su brillo característico–. Cuando te conocí era más fino, pero ahora ya no lo es tanto y su brillo es entre blanco y amarillo, no brilla mucho, pero si lo suficiente para saber que está ahí cada noche.

–Crees que es resistente? –Dudó mirando al mismo sitio que yo como si pudiera verlo.

–Si, mucho, no lo parece pero resistirá cualquier cosa –Respondí besando su cabeza.

Incluso Pure lo puso a prueba sin conseguir realmente nada al final, nuestro hilo era a prueba de dioses.

Nuestra unión era así de fuerte.

–Ojalá en el examen pudiera verlo... se que me daría fuerzas para no dudar –Murmuró con algo de desconfianza.

–No necesitas verlo para saber que está ahí, siempre nos mantendrá unidos pase lo que pase –Lo calmé llenándolo todo lo que hiciera falta de besos.

Y al menos con eso conseguí volver a verlo sonreír de corazón.

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Al día siguiente no llovía, así que Krestel no dudó ni un poco en tirar de mi para ir a montar a caballo.

También vendría Dimas cargando a demás con varias cosas.

–No vayas muy rápido –Pedí comprobando que las cinchas estaban bien.

Aun no sabía montar demasiado bien como para que Krestel me pusiera a correr por el prado.

–Así nunca le vas a perder el miedo –Comentó ya sobre el caballo con total seguridad.

Él siempre estaba completamente seguro de lo que hacía sobre un caballo.

–No le tengo miedo –Me quejé poniendo el pie sobre el estribo.

Y me di un impulso lo mejor que pude para conseguir subir.

Esta caballo era más alto que el que me dejaba Krestel en la ciudad... y eso provocó que no consiguiera subir y volviera a caer al suelo quedando mi pie en el estribo.

Dimas fue el que me paró la caída antes de que me hiciera daño.

–Estas bien? –Preguntó Krestel con miedo bajándose de su caballo.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora