XVI

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Me habían cortado el beso con Caillech, pero al final tuve que venir a junto de mis padres.

Habían terminado la reunión.

–Lo único que podemos hacer es esperar y ver su próximo movimiento... pero tenemos prohibido dejar de sobrevolar la capital, si la atacan debe caer también palacio, no sólo el pueblo –Explicó padre marcando en un mapa a los magos encargados las zonas por las que debía comenzar a rondar palacio.

Sería un compromiso con los ciudadanos de la capital más que otra cosa, y me parecía lo correcto.

–Vosotros podréis seguir realizando vuestras actividades, tenemos que transmitir que las cosas siguen bien, que no hay miedo por un posible atentado, así que seguireis con vuestra vida –Añadió mi madre ahora ya dirigiéndose a mis hermanos y a mí.

–Pure hasta donde sabe por el dios de Aurum no corremos riesgo, no tienen aún armas o bombas que puedan tirarnos... a menos que manden a los dragones o intenten una invasión, pero tienen tantos problemas con el resto de naciones que intentan controlar que no creo que tomen una decisión así, tendrían que menguar sus tropas en otras zonas para enviarlas aquí, es muy poco probable que hagan esa locura –Siguió mi padre mucho más tranquilo que cuando llegué a palacio.

Vale, entonces de momento no había peligros.

En cuanto la reunión terminó fue la hora de comer, así que no puse ir a decírselo a Caillech, pero después de comer corrí a buscarlo.

Terminó apareciendo en su habitación sentado en la silla de su escritorio.

–Me he enterado por el resto de magos, no corremos riesgo –Comentó mucho más tranquilo y todavía llevando mi ropa.

–Pero ni nosotros ni la nación, es un muy buen motivo para estar tranquilo –Respondí dándole de primero un beso en la frente.

Su expresión no transmitía estar todo lo tranquilo que le gustaría, pero lo aceptó medio sonriendo.

–Continuamos donde lo dejamos entonces? –Piqué llevando mi dedo índice a mi cuello.

Y lo llevé con mucho cuidado y muy lentamente por su cuello hasta llegar a su barbilla y levantándola para que me viera a la cara.

Su expresión casi parecía derretirse por el significado de esa frase, pero no fue capaz de responder nada.

–Eres adorable –Murmuré dándole un beso en la nariz.

Pero se me quedó mirando sin entender por qué no lo había besado, así que tomé eso como un buen si.

Sus labios eran finos, pero tan suaves.

Podría acostumbrarme a besarlo todo el rato, si no fuera por que me quedaba sin aire no pararía nunca.

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Al final el día de ayer tuvo tantos altibajos que me terminé olvidando de la nota del examen, pero en cuanto desperté caí de nuevo en la realidad.

Me quedé esperando en la puerta de palacio por un mensajero o un pájaro con mi calificación mientras Sur resoplaba y Krestel esperaba sentado en una esquina con Dimas.

Por nuestro dios y por la misma tierra, quería aprobar... ya no conseguir una A, con aprobar me conformaba... había trabajado mucho, no sabría como conseguir subir mi nota si sacaba menos de una A, pero me daba igual, al menos estaría aprobado.

Por favor...

Tardó tanto que hasta la reina se plantó con nosotros a esperar.

–Detesto como se hacen derrogar los del gremio, siempre lo he hecho –Se quejó la reina mirando su reloj de muñeca.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora