IX

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Ser dependiente de otra persona no era cómodo.

–Uxío me ha dicho que ayer él y uno de los otros candidatos intentaron por todos los medios regresar las escaleras a la normalidad y les fue simplemente imposible –Comentó Sur mientras yo me peleaba por desayunar con la mano izquierda.

Pero no quería tener que pedirle al sirviente que me ayudara a desayunar aunque me estaba mirando fijamente esperando a que me rindiera.

–Pues yo lo dejé sin ningún problema tal y como estaba –Respondí echando algo de azúcar por fuera de la taza.

Que desastre.

–Exacto, sabes eso que significa? –Planteó dándole igual lo mal que lo estaba pasando solo para desayunar.

Al final me rendí y me giré hacia el sirviente.

Me sentía un inútil y acaban de empezar el día... por no hablar de que tenía que aguantar así casi 3 semanas.

–Que altero de forma especial la materia cuando hago magia? –Respondí sin muchos ánimos viendo al sirviente recoger lo que yo había destrozado.

–Exacto! Eso es algo importante! Tienes un sello propio que casi ningún alquimista tiene.

–Pero impide completan que trabaje en equipo con otras personas, ya lo se desde hace varios años, no podía trabajar en conjunto con los proyectos de mi maestro por eso –Suspiré llevándome una mano a la cabeza.

Me sentía tan frustrado que hasta me estaba empezando a doler la cabeza.

–Eso aquí no es algo malo, es una ventaja considerable –Corrigió dejando que comenzara a desayunar una vez el sirviente preparó mi taza de leche con un par de gotas de café y 1 cucharada de azúcar–. Es tu sello de identidad y una ventaja que permite no modificar lo que tu crees, es algo muy importante.

Yo no lo veía tan importante, realmente daba demasiados inconvenientes, pero si a Sur le parecía algo importante no le iba a llevar la contraria.

Al menos llegó más gente para desayunar obligando a Sur a quedarse en silencio.

Este tipo de cosas no era bueno decirlas en alto frente al resto de magos, no por algo malo, sino por que me habían tirado por las escaleras, si sabían que tenía puntos extra lo siguiente en ocurrir podía ser peor que tirarme por unas escaleras.

Era extraño sentirse inseguro en el sitio en el que vivías.

Cuando conseguí terminar mi desayuno me levanté con Sur y salimos del comedor encontrando al cabo de unos pasos al caballero de Krestel.

–El modista ha llegado –Anunció pidiéndome con un gesto que fuera con él.

–Yo iré preparando tus clases de hoy, no tardes mucho –Pidió Sur siguiendo su camino hasta su despacho.

Justo hoy hacía mal día... unas espesas nubes muy oscuras parecían rodear palacio amenazando con ponerse a llover en cualquier momento.

–Cuando el tiempo está así que se hace con palacio? –Pregunté algo preocupado por como podía quedar palacio en medio de las nubes si comenzaba una tormenta.

–Descendemos hasta el lago y esperamos ahí a que termine la tormenta así palacio no sufre daños por el viento y no tiramos agua contra la ciudad –Explicó el caballero de Krestel sin hacer ningún comentario malicioso sobre mi desconocimiento.

El caballero de Krestel parecía agradable, aunque muy serio y poco hablador.

–Buenos días –Me saludó tanto Krestel como el rey y la reina.

Plumaje real (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora