마흔

129 14 2
                                    

Octagon, primera parte.

Parpadeó la tela roja satinada una vez las luces dieron sobre esta, sintió sus piernas vibrar en sincronía con la música que exhumaba del club nocturno y el espíritu de la gente que lo llenaba esa noche. Sus caderas y las de sus amigas se mecían como las de una pantera o un jaguar conforme subían las escaleras de metal que les llevaban al área exclusiva del Octagon.
Una vez allí, ojearon con disimulado interés quiénes serían los testigos de la noche. Si existía una probabilidad de que ocurriese algo catastrófico digno de pasar por las noticias o serían solo secretos a voces que rondarían por Seúl. HaeRim tomó a sus amigas de la mano, mirándose adorable al ser la más bajita de las tres, hasta guiarlas a un espacio de sillones libre. Gea avanza a paso tranquilo, esperando pasarla bien y volver sana y salva a casa por la mañana. Hasta que alguien le toma de la muñeca libre y al ver de quién se trataba supo que no tendría que preocuparse más por los peligros de la vida nocturna.
Hoseok y Jungkook la miraron pasmados unos segundos, pero irguieron y estuvieron listos para interrogarla poco después.

—¿Qué haces aquí?

HaeRim y BaDa miraban la escena confundidas, negándose a soltar la mano de Gea.

—Mis amigas quisieron traerme a conocer...

Ambos artistas llevaron la vista a BaDa y HaeRim, solo alcanzaron a sonreírles con gentileza. En parte estaban indignados por ver a su vecina en un lugar así, la otra parte confiaba plenamente en ella y estaban emocionados por pasar la noche juntos.

—¿Te escapaste?

—No.

—¿Tienes que ir a tu casa o duermes donde una de tus amigas?

—Duermen conmigo en el condominio.

—¿Namjoon sabe de esto?

    Gea dejó el contacto visual, nerviosa.

—¿Cómo entraron aquí?

—Bueno...

—¿Sabes algo?—le interrumpió Jungkook una vez no logró ocultar lo emocionado que estaba por pasar una noche de fiesta con su amiga—. Mejor nos lo cuentas en la habitación—y le pasó un brazo por los hombros.

Hoseok se acercó a las dos chicas y se presentó. Recibió la reverencia que muy merecida tenía y procedió a preguntarles si estaban de acuerdo en irse con ellos y acompañarles en el espacio que habían alquilado para esa ocasión.
Las botas de Jungkook retumbaban sobre la alfombra del pasillo hasta llegar al corazón de Gea, quien le escuchaba con una risita nerviosa.

—Primero van a hacerse los enojados, pero tranquila, estarán felices de que estés aquí.

—Eran las últimas personas a las que esperaba encontrarme.

—Te dije que iba a salir hoy.

—No me dijiste con quiénes, ni dónde.

—Tengo que mantener el perfil bajo por lo que pasó en Itaewon.

—Casi me matan del susto,—le dijo entre dientes—creí que iban a llamarme un taxi y mandarme a casa.

Jungkook se echó una risa.
La cortina se abrió dramáticamente, llamando la atención de los cinco restantes miembros de Bangtan. Namjoon primero sólo miró de reojo, luego se le quisieron salir los ojos al alzar la vista por segunda vez para comprobar que se trataba de su vecina.

—¡Gea!—tosió Seokjin.

—Y HaeRim y Bada—dijo Hoseok con una sonrisa cerrada.

   La chica le sonríe a sus queridos amigos, quienes le reciben con una sonrisa, gritos y varias botellas brillantes entre ellos. Cada uno se ha tomado un segundo para verla de pies a cabeza, un poco sorprendidos dado a que es la primera vez en que la ven en modo fiesta, algo monótonos porque se veía preciosa y elegante. Gea presenta a sus dos amigas al grupo, los muchachos las saludan educadamente, unos más efusivos que otros, sin embargo nadie se preocupó por aquello, eran apenas las once, se iría consumiendo el alcohol junto a la incomodidad entre los presentes y para el amanecer todos serían los mejores amigos. Así funcionaban la mayoría de las personas que salían en Seúl.
   Las tres chicas toman asiento, revolviéndose con los idols con los que, improvisadamente, compartirían esa noche. La latina va a dar a la derecha de Park Jimin en un sofá gris.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora