마흔 넷

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No hubo mayor reacción al escuchar a alguien caminar hacia la sala del apartamento, sabían que se trataba de Gea por lo poco que sonaban los pasos sobre la cerámica. Jungkook le dedicó una pequeña sonrisa al verla llegar y se acercó a ella, lo mismo hicieron Seokjin y Taehyung.

—¿Cómo están?—les preguntó.

—Cansados.

—Me lo imaginé. El jueves hago alfajores, les traeré una cajita a cada uno.

El maknae sonrió emocionado.

—Por cierto, Gea—le habló Seokjin—¿ya entraste a clases?

Asintió—. Hace un mes, más o menos.

—Cada vez estamos más cerca de que te gradúes y nos lleves a cenar, entonces—dijo con charlatanería.

Los tres menores se rieron.

—¿Ya tienes el regalo de cumpleaños de Namjoon?

Dentro de poco sería el cumpleaños del líder, tenían planeada una pequeña celebración para ambos cumpleañeros de septiembre. La fecha seguía sin definir y muy probablemente terminase siendo en octubre debido a sus apretadas agendas.
Gea hizo una mueca al imaginarse dónde terminaría la conversación.

—Sí.

—¿Qué le conseguiste? Sea lo que sea, no le digas a Jimin, porque se pone competitivo con los cumpleaños—le advirtió Taehyung.

—Gracias, no lo haré.

—Anda, dinos qué conseguiste.

Desvío la mirada antes de contárselos incómoda—: Un cuadro, para el pasadizo de su apartamento...

Los tres idols la miraron sorprendidos.

—Conque piezas de arte...—la malicia llenó la voz del mayor.

—No te pusiste tan exigente con mi regalo—le molestó Jungkook.

—Pero me dijiste que te había gustado—lo miró afectada.

—Estoy bromeando, cariño.

Taehyung se echó contra el respaldar del sillón con una risa socarrona y cruzándose de brazos—. ¿Un cuadro de quién?

—Es un artista holandés que le gusta mucho a Namjoon...—explicó nerviosa.

—Bueno, vayámonos a lo importante—habló Jungkook—¿Cuánto te costó?

—No empiecen—chilló.

—No, no—empezaron a elevar el tono de voz y tenían unas permanentes sonrisas molestas—. Dinos, nos tienes que decir.

—¿Cuántas horas de ahorro te costó?—se burló Seokjin.

—¡Que ya!

—Dinos, yo en serio quiero saber—la miró Taehyung.

—¿Cómo hiciste para contactarte con él?

—El papá de una amiga me ayudó.

—No creí que fueses a ponerte tan pretenciosa con los regalos, van en serio ustedes dos.

Estaba roja como una cereza.

—Llega el lunes, se los enseño en cuanto lo tenga.

—Sigues sin responder nuestra pregunta.

La castaña miró con resentimiento a Taehyung por estarle haciendo esto.

—En total fueron unos 15 mil—balbuceó.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora