열여덟

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    Valentín Saavedra tomó los vasos de la mesa y se los llevó a la cocina, Samuel estiró su espalda soltando un extraño sonido. La cena venía concluyendo en el hogar de los Saavedra y ahora transitaban por la fase de pereza antes de ir a la terraza a tomar hasta cerca de la una de la mañana. Lucas y Salma conversaban en la cocina, y el menor de los tres hermanos parecía estarle hablando de algo que lo incomodaba.
    Gea adoraba a su familia. Adoraba la casa en Corea del Sur, que era espaciosa, con muchos ventanales y colores caoba.
    Miró hacia el corredor trasero, que tenía vidrio en lugar de paredes, era extenso, ambientado con luz blanca, tenía un bar y estantes de vidrio atiborrados de botellas, que en esencia eran un capricho del padre de la familia. Miró los sillones de piel y el televisor gigante que calculó sería encendido en aproximadamente media hora, cuando espabilaran y decidieran juntarse en los sillones para conversar y ver vagamente alguna serie de televisión mexicana.
    Estaban enganchados con Club de Cuervos últimamente.
    Le encantaban los fines de semana en casa, cuando podía sentarse a conversar con una bien restringida cantidad de copas de sangría junto a toda su familia sin la mayor preocupación que la agobie.
    Hasta el momento, la noche tenía pinta de ser tranquila y cotidiana, pensó en ponerse pijama más temprano que de costumbre, o quizá tomaría una tina de veinte minutos.
    Su teléfono emitió un corto y llamativo sonido, y sus planes para esa noche se cayeron.
    El pulso se le aceleró y de la forma más disimulada, se retiró de la mesa a su habitación.
    Ya sabía de la llegada de Bangtan Sonyeondan al país. Los medios coreanos tenían esa manía extraña de no dejar pasar una sola salida u entrada de un famoso al territorio nacional. Los había visto junto a Jimmy Fallon en el metro de Nueva York, y eso solo la hizo extrañarlo más.
    No previó la sinceridad de Namjoon, cuando le envió un mensaje diciéndole que ya había regresado y que quería verla.
    Se sintió como una adolescente enamorada, al voltear por completo sus planes para la noche con la llegada de un simple texto. La idea de la pijama y el baño de burbujas se fueron muy lejos de su mente, junto a la de pasar la noche conversando de nimiedades con su familia. Ahora tomaba lo primero que veía en el armario, junto a las primeras tenis que alcanzó, para salir a verse con Namjoon.
    Abotonó el pantalón gris, que le quedaba bien ancho de piernas, se enfundó en un suéter tejido rojo oscuro. Y estaba amarrándose los cordones de los tenis negros cuando Lucas entró a la habitación y tomó asiento en la cama.

—¿A dónde vas?

—Saldré un rato.

    Lucas arqueó una ceja.

—¿Vas a ir a zorrearte a aquel, verdad?

    Gea chasqueó la lengua.—Siempre todo lo ves con morbo, Lucas. Acaba de llegar de Estados Unidos y me escribió para que nos viéramos—comentó sencilla.

—Te gusta—la acusó.

—Somos amigos—suspiró ella abriendo cajones, buscando unos aretes bonitos.

—Amigos mis huevos—gruñó—. Te estás arreglando para ir a verlo como si fuera la reina de Inglaterra. Ni para HaSup te arreglas así.

    La mayor suspiró y decidió ignorar sus comentarios.

—Vuelvo temprano.

—Temprano para el desayuno—escupió irónico.

    Dio con su hermano mayor en el oscuro segundo piso, camino a las escaleras, a la planta baja donde se concentraba todo el ruido y luz en la casa.

—¿A dónde vas?

—Con Nam.

    Samuel la recorrió con la mirada y le sonrió con una ceja arqueada.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora