스물 여섯

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Los pálidos dedos se cuelan entre el cabello de su querida Gea, ella suspira al contacto y cierra los ojos mimosa.
Se asoma una pequeña sonrisa en los labios del surcoreano, al verla hacer como un adorable animalito recostada con la mejilla deformada sobre la mesa.
El uniforme un poco desacomodado y jugaba con los zapatos entre sus pies.

—Me voy a dormir—anuncia ella.

—Anda, ya casi termino aquí.

—¿Qué hora es?

La vista repasa fugazmente el reloj en la pared.

—Las cuatro.

Ella suspira y se levanta torpemente, su cara adormilada le saca una risa a HaSup, quien ahora tenía una nueva motivación para acabar con su tarea.
Gea llega a la habitación de su entre comillas novio, con sus explicaciones de estadística revoloteándole por la mente. No tarda en dejarse caer sobre sus sábanas y dormirse.
Fue poco consciente en el momento en que sintió la cama hundirse a su lado, y unas amables manos jugar con sus facciones. Hizo un gran esfuerzo por abrir los ojitos, encontrando unos rasgados, que le transmitían parsimonia y aprecio.

—¿Quieres que te haga café?

Sacudió la cabeza.
Él entendió que ella solo quería dormir. Se acercó más a su delgado cuerpo y lo envolvió con timidez, que fue bien recibida, Gea inhaló su aroma, soltando un curioso ruidito, para volver a dejarse vencer por el sueño.
HaSup se contagió la pesadez de párpados al observar durante unos pocos minutos el rostro relajado de la latinoamericana.
Acarició su mejilla por última vez, para cerrar los ojos y unirse a ella en su siesta después del colegio.
Les interrumpe la siesta el sonido de un mensaje entrante en el celular de Gea, ambos dan un respingo y la fémina gruñe malhumorada. Se dijo mentalmente que si se trataba de Lucas: le enviaría un audio diciéndole que dejara de ser tan metiche.
O quizás se contendría al recordar todo lo que englobaba a Lucas Saavedra esos días.
Su boca se curva en una sonrisa en forma de corazón una vez lee el nombre de Namjoon en la pantalla. Estaba preguntándole si había llegado bien a casa de la escuela.
Pudo escuchar su masculina voz e imaginó el brillo de sus ojitos rasgados al inquirirle, junto a las cejas alzándose.
Era tan dulce el hangul plasmado en la pantalla rezándole cariño, que la voz de HaSup a su lado tenía gusto insípido.
No estaba en casa, estaba en los brazos de alguien más. Entonces su sonrisa se borró.
HaSup la mira unos segundos, un poco confundido con su expresión de inquietud.

—¿Está todo bien, te escribió tu mamá?

Tarda en despegar la vista del celular para poder responderle.

—No, mi mamá sabe que estoy aquí.

—¿Vas a dormirte, tienes que irte ya?—le alejó del cabello del rostro.

Pensó durante un par de segundos, recordando que en estado de sueño la sonrisa y el cariño de Kim Namjoon no la perseguirían ahí.
El cristal del aparato suena sobre la mesita de noche de una vez Gea lo ha dejado ahí, sin haberse molestado en responderle al mayor de piel canela.
Estaba en blanco, decirle que no se había ido a casa después del colegio no tenía motivos para ser una respuesta difícil; sin embargo, lo era, y por razones así ha decidido huir de sus propios martirios y dejarse dormir entre los brazos de HaSup.
Cerró los ojos e intentó no pensarlo más.
Rezó porque aquella sensación no se atreviera a regresar una vez despertara.
Con las manos en las correas de la mochila, detiene el andar durante unos cuántos, confusos segundos. Mira los arboles que adornan el inicio del camino que lleva al dormitorio de Bangtan Sonyeondan. Recuerda haber subido esa cuesta hacía pocos días y unas cuántas amenas horas junto a los siete adultos jóvenes, tampoco logra ignorar los ojos coquetos de Jimin sobre ella, ni el masculino aroma de Yoongi revoloteando en sus recuerdos más recientes.
Se pregunta si alguno de ellos estaría ahora mismo en casa, y si daría la casualidad de verla caminar por el condominio de regreso del colegio.
Quiso saber cómo estaban, en medio de sus ajetreadas vidas; pero tal vez estuviesen demasiado ocupados para responderle aquello, aún así los tuviese sentados frente a ella.
Echó la cabeza hacia atrás, sin encontrar atisbos de atardecer en el cielo.
No logró quedarse dormida en la cama de HaSup, y se retiró evasora de sus preguntas a paso apresurado.
Siguió caminando, arrastrando los pies, se encontraba especialmente cansada ese día. Previó una tarde de cerrar cortinas y escuchar música de una playlist deprimente.
Entra a la casa, saluda a las mucamas, sin distraerse en otro punto de camino a su alcoba. Se echa sobre su cama, suspirando pesadamente.
Qué dañino era eso de reprimirse emociones.
Su pierna vibra gracias al mensaje entrante en su móvil. Reza mentalmente por que se trate de Namjoon diciéndole que ha salido temprano de la empresa y que se vean en la casa club del condominio. Pensar en la enorme excepción que era Namjoon sobre su libre y desinteresada personalidad la hizo temblar.
Suspiró decepcionada al leer un nombre distinto al que esperaba.
Ignoró el mensaje y esperó poder dormir en su propia cama, lejos de sentimientos extraños y brazos que no le repartían el cariño suficiente por más que lo intentaran.
Logró dormirse.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora