마흔 여섯

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Trigger Warning:
Capítulo explícito. Desequilibrio de poder, sadomasoquismo.

    A veces, no es necesario conocer a una persona por años para saber cuándo se encuentra mal. Los ojos y las manos comunican mucho, Gea lo veía de esa forma, al menos. No se atreve a romper el silencio de la habitación, está insegura sobre preguntarle por su estado, lo ve estresado y agobiado. El lugar de pilar viene siendo estrenado desde hacía poco y los momentos para demostrarle que sería una buena pareja lucían así.
    Observa su respiración, profunda y ruidosa, en el peor sentido de la palabra, pues estaba atravesando un momento difícil. La grabación de los álbumes nunca había sido color de rosa en su totalidad; los horarios de sueño de no solamente su novio, sino de todos los integrantes de Bangtan, estaban desbaratados. La ansiedad quería comérselos vivos durante el proceso.
    El arte es grosero, más allá de su belleza, es despiadado y absorbente.
Ella como su novia y amiga del resto de integrantes era testigo de eso. A pesar de todo, Gea quería que fuera distinto esa ocasión para Namjoon, la tiene a ella, dispuesta a ayudarle en lo que fuera. Llega detrás de él en el borde de la cama, lo abraza por los hombros, y
por un par de segundos le admiró la dureza de los trapecios. Su novio la recibió con cariño alrededor de su cuello, entrelazando sus manos con las de ella.
    Sin ejercer mucho peso sobre él, pegó su pecho a la gruesa espalda. Llegó los labios a sus tostadas mejillas y repartió cortos besos en la zona.
    Gea lo sintió destensarse un poco y entendió que tal vez Namjoon no era de las personas que necesitaran charlas motivacionales de cuatro horas para sentirse acompañados. Podía ser que solamente necesitara su pequeña presencia a su lado para comprender que estaba ahí para él. Ella sigue sobre su espalda de la forma más gentil que encuentra, repartiendo tacto leve. Temiendo agobiarlo y empeorar las cosas.
    Lo escucha suspirar mientras tiene el rostro escondido en su cuello.

—Sabes que si necesitas hablar con alguien, aquí estoy.

    Lo escucha soltar una diminuta risa, y la voz profunda con la que responde la hace temblar.

—Claro que lo sé, amor.

    La fémina se aleja un poco de él, para dejar un beso corto sobre el hueso de la columna vertebral. Recuesta con cuidado la frente en la nuca de Namjoon, sobre el mismo hueso que acababa de besar. Sin encontrar muchas otras formas de ayudarle dentro de sí. Su ansiedad se corta gracias a los repentinos movimientos del surcoreano. Quien rápidamente se voltea y los lleva a ambos a acostarse sobre la cama, con solo rodearla fugazmente con uno de sus brazos hasta colocarla en donde quería.
    En un abrir y cerrar de ojos, está entre los grandes brazos de Kim Namjoon, quien le sonreía cálidamente y le besa la frente con insistencia.

—Gea-yah, no te preocupes por mi.

—Okay, gracias, ya me despreocupé por completo.

    Él ríe.

—No es común verte así—suspira—. Qué si estás exigiéndote demasiado con el álbum, trabajando de más.

—Siento si te sientes incómoda, tal vez sí es cierto que he estado muy ido por el tema del álbum. Sabes que te amo, no es mi intención preocuparte.

—¡Maldita sea, deja de ser tan bueno!

—¿Pero qué es lo que tienes contra mí hoy?—se carcajea.

—¡Que no me dejas preocuparme por tu salud en paz!

—¡Pero si yo no quiero que lo hagas! Gea-yah—se ríe él.—¿No entiendes que con un par de besitos tuyos estoy mejor?

—Labioso.

    Ambos ríen.

—Déjame ser romántico, mujer.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora