열하나

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Cuando llega el fin de semana, a altas horas de la noche en la habitación de Gea Saavedra, en esa preciosa casa custodiada por los grandes muros de The Hill, la tristeza empieza a pellizcarle las plantas de los pies, la abruman unas feroces ganas de salir a recibir el pesado y frío aire de Seúl, también escucharle cantar, pero no sabría qué más hacer, pues su compañía no se encontraba disponible.
Decide matar la noche en algo que ya era recurrente en ella, y que tomaba en su vida el lugar a algo parecido a un placer culposo: escucharía a Bangtan Sonyeondan. Ajusta las luces de la habitación, se asegura de estar lista para dormir, se deja caer en su cama una vez la música empieza a sonar, llenándole de placer y ánimo, aquel grupo le gustaba, y admitirlo era pasarle por encima a su orgullo y rabieta perenne que le impedía disfrutar de los encantos que la cultura asiática tenía para ella. Un paso más.
Husmeando entre las canciones y álbumes, encuentra en los artistas relacionados 'RM', esto llamó su atención instantáneamente, era consciente de que se trataba de su compañero de tertulias nocturnas. No lo pensó mucho cuando ya estaba reproduciéndose de forma aleatoria un mixtape que llevaba como título 'mono.' poco después estaba la voz de Namjoon por todas las paredes de la habitación y escurriéndose entre las cornisas.
Una canción hablaba de Seúl, su nuevo hogar, donde todo era rápido, no se dormía y donde todavía vagan algunos de los fragmentos de quien es Gea Saavedra por las calles, buscándola. La canción terminó y la muchacha estuvo bastante de acuerdo en amar y odiar simultáneamente a Seúl.
La corta lista de canciones sigue corriendo, se aleja de la capital surcoreana, hacia el este, hasta llegar a la capital japonesa, logrando atraparla más de lo normal, clavándole dudas y amargura.
¿A quién estaría extrañando Namjoon en esos momentos? Gea piensa, que sin importar qué tan atareado se esté, siempre hay tiempo para recordar a los seres queridos, ya sea para reír o llorarlos. Namjoon claramente lo hizo, aquellos tres minutos se lo dejaban claro, pudo verlo despertar en un hotel en Japón, quizá en Shinjuku, deseando el calor de alguien, mientras sostiene la vista sobre el Tokyo Metropolitan Government Building. También tenía consciencia de que ese alguien no era ella y por segundos eso la hizo rabiar, no ser su musa personal le causó una verde y gruesa envidia, lo admitiría, aquella no sería una noche de refrenar sentimientos, se permitiría berrear y celar. Una vez esto hecho, Kim Namjoon volvería a ser un conocido más, por quien no tiene motivos para sentir nada más que un descomplicado aprecio de vecino a vecina. Eso quiere. Eso espera. Por eso va.
Suspira cansada, cierra los ojos, relaja su cuerpo y badbye se apodera del sus sentidos.


Sobre un blanco sillón de piel yace Gea Saavedra el sábado a la hora del almuerzo, con las pupilas enganchadas al televisor y una de las manos ocupadas sobre la gata de HaSup. A pesar de los encantos de la minina no se permite alejar la atención de la premiación que acontecía frente a sus ojos. Esperando por la presentación de Namjoon, también cruzaba los dedos por un Grammy para Lizzo.
En la cocina del departamento en Itaewon-dong, se encontraba HaSup, envuelto en una camisa blanca y pantalones de chandal negros, se retiraba los lentes en irregulares lapsos. A Gea le pareció muy guapo ese día.
El surcoreano se une a ella en la transmisión de los premios de The Academy, un tanto desinteresado, sin embargo tuvo momentos de emoción en los que se permitió cantar alguna de las presentaciones.

   El surcoreano se une a ella en la transmisión de los premios de The Academy, un tanto desinteresado, sin embargo tuvo momentos de emoción en los que se permitió cantar alguna de las presentaciones

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𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora