스물 다섯

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—Entonces dejaste que HaSup te follara en el auto de su hermana y después de eso corriste a los brazos de Namjoon apenas llegaste a casa...—resumía BaDa.

—Suena muy mal si lo dices así.

—¡Así fue!

—Mierda—resolló y se pasó los dedos entre sus hebras de pelo, hastiada.

—Esto no me está gustando—empezó la pelinegra—. Demasiado amor y dulce como para decir que lo único que tienen es una amistad.

    Gea frunció la boca y dejó sus pies balancearse. Estaba sentada en el lavatorio del baño de mujeres.
    Choi BaDa la miraba atenta, HaeRim se cambiaba el tampón y se limitaba a escuchar la charla.

—Es mi amigo.

—Oppa—corrigió.

    Rodó los ojos.

—Está bien, oppa. Como sea.

—¿Por qué te aterra tanto aceptar que te atrae?

—He llegado a pensar en una relación con Namjoon—admitió, evitando el contacto visual y poniéndose rojita—. Sería complicado; él es mucho mayor que yo, siempre está ocupado, pasa mucho fuera del país.

—¿Quieres un novio pegoste?—la mueca de confusión de la mitad japonesa se le hizo adorable.

—¡No!—se rió. El ambiente se aligeró y ambas estaban divertidas—. Quiero un novio que pueda ser joven y tonto conmigo. Namjoon ya pasó por ahí hace tiempo...

—¿Eso qué importa? Aun así tienen cosas que los unen. Si tienes el horario de sueño desbaratado por hablar con él hasta tarde.

—No es lo mismo hablar de arquitectura gótica a llevar una relación, aun más con él siendo un adulto y yo una adolescente.

—En eso tienes razón...—admitió, formando una mueca. Cruzó los brazos, recostada al cubículo ideando un consejo para su amiga—. Quizá sea cosa de tiempo, conocerse más y aprender a amoldarse a las necesidades del otro para hacer una relación funcionar.

—Otro punto de valor: no sabemos si le gusto.

—Gea-yah, ese tipo tiene mucho tiempo libre estos días, y estoy segura de que está usándolo para: número uno; ejercitar, para así matarnos a todas—se rieron ambas—y número dos; para escribir canciones sobre su guapa vecina.

    La castaña se echó un par de carcajadas, con la pelinegra guardando una sonrisa cerrada en sus labios y una ceja arqueada.

—HaeRim pasó por algo similar al principio también y todo estuvo bien al final, no tiene porqué ser distinto para ti.

    Gea asintió lentamente.

—Puede que tengas razón—comenzó BaDa, haciendo que la contraria la mirara a los ojos—. Quizá estamos confundiendo el tipo de amistad que llevan. Y solo son personas que se quieren mucho y encajan bien, sin necesidad de un interés amoroso.

    Pero escuchar eso no le gustó a Gea. En lo absoluto.
    Desvió la vista y se imaginó como la vida de Kim Namjoon pasaba con ella desde la distancia, en un papel secundario.
    Y empeoró todo en su interior.
    Se revolvió incómoda sobre la cerámica, era algo nuevo, pesaba mucho en el estómago, y al mismo tiempo se sentían de papel los huesos de su torso. Nada que haya experimentado antes.
    Por supuesto, si al enamorarse se conoce por primera vez a más de una sensación inigualable, devastadora y despiadada.
    La puerta de la entrada se abrió, dando paso a un par de chicas de junior. BaDa y Gea se miraron fugazmente, para hacerse saber la una a la otra que la conversación seguiría en otro lado.
    Cuando HaeRim salió del cubículo, y las tres muchachas del baño: la más bajita estuvo lista para dar su humilde opinión.

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora