여섯

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Gea espera por la llegada al Hill con sus tacones sobre el regazo, una pequeña sonrisa en su rostro, había pasado una noche espectacular en compañía de sus compañeros de clase, incluso, quiere creer, por un segundo de optimismo, que ha escuchado a Seúl cantar entre el bullicio nocturno de la actividad. Su mirada va del celular al camino, en donde todavía encuentra luces en los locales y personas en la calle sin rastros de cansancio bajo los ojos, el tráfico era pasable para esas horas, mira hacia el frente otra vez, su hermano mayor yace en el asiento del copiloto, su padre manejaba el vehículo.
Como algo rutinario para las últimas horas del día, la muchacha revisa sus redes sociales, encuentra un par de historias de algunos estudiantes de la YISS, unas pocas fotos, dentro de ella crece un sentimiento de familiaridad al recordar nombres y grados de los chicos que posaban sonrientes en las fotografías del Homecoming de la Yongsan International, espera por el momento en el que sus compañeros empiecen a subir sus fotos de la noche, incluso encuentra ilusión en ser etiquetada en alguna, sonríe tontamente, se empezaba a amoldar a su nueva escuela, y pronto lo haría a su nueva vida.
Justo ahí, en el lujoso auto del padre de la familia Saavedra, el frío pasa por las hendijas. Gracias a que encuentra también en las publicaciones recientes los rostros brillantes de sus antiguos compañeros de colegio, posando con sombreros y máscaras en un lugar bien decorado, al parecer el antiguo colegio de Gea también había celebrado recientemente el anhelando baile de inicio de año.
La tibieza pierde fuerza dentro de ella, ha vuelto a encontrarse con el crudo frío de Seúl, también con el de la lejanía y los recuerdos.
Su mente la lleva a las tardes con sus amigos, a donde se habla español y se entabla amistad en cuestión de segundos, su hogar, donde forjó su propia identidad a partir de lo que veía a su alrededor, donde hacía tibieza en el corazón todos los días del año.
Frente a sus ojos corren las imágenes de sus compañeros en sus últimas semanas en su país, las promesas de amistad por siempre, cartas y brazaletes, fotos instantáneas y llanto desenfrenado, eso hacía sus últimos días en America Latina, Gea mantenía comunicación con sus amigos, pero las cosas de esa manera no eran las mismas, tampoco contribuían mucho las más de 12 horas de diferencia horaria.
Eso ha bastado por esa noche para sentir su ser congelarse en la capital surcoreana, ya no estaban los nuevos momentos de su último baile, estaban los dolorosos recuerdos del lugar al que el alma de Gea Saavedra pertenecía.

Está de más explicar en donde se encontraba la chica ahora, y quién le acompañaba también era algo que quedaba sobrante mencionar.
Los relucientes ojos de la castaña oscura se habían perdido en algún punto de la vista nocturna desde ese mirador, el frío era insoportable, el de Seúl y el que ella cargaba en su ser, era inhumano.

Rompe el silencio el joven surcoreano con un sonido de garganta.—Será más que respetable que se niegue a responder lo que estoy por preguntarle pero, ¿qué le ha ocurrido?

—Lo de siempre.

—Debió pasar algo más que eso, está en vestido de fiesta.

Gea ríe al recordarlo, se mira a sí misma, la tela color lila pálido y los bordados de flores color champaña todavía descansan con delicadeza sobre su blanca piel, a pesar de los acontecimientos de esa noche, el atuendo sigue tan impecable como si la velada no estuviera arruinada.

—Creo que escuché a Seúl cantar, Namjoon-ssi.

Él expande sus almendrados ojos, su maduro aspecto es intervenido por un atisbo de ternura, causándole una pequeña sonrisa a la chica.—¿Lo dice en serio, Gea-ssi?

—En la fiesta de hoy, creo que lo escuché.

Una sonrisa se pasa por el rostro del joven, marcando dos preciosos hoyuelos en sus mejillas, baja la vista a sus manos mientras las frota, tal vez buscando tibieza.—Eso es estupendo.—Vuelve a crear contacto visual, pero la sonrisa se ha extinguido y ahora los ojos se le han teñido de seriedad—¿qué le ha arruinado la noche?

𝗦[𝗘]𝗢𝗨𝗟𝗘𝗗 | Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora