VOCES NOCTURNAS.

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Noche de septiembre de 1969.

"He escuchado de las noches malas, pero hoy definitivamente ha sido la peor de las noches. He recorrido mas de cien millas a pie. En mis dedos no hay mas que ampollas a punto de estallar, no llevo zapatos y por algún motivo me encuentro con un traje de soldado. Mi mente ahora mismo esta dañada y no recuerdo mas que mi nombre, escribo en este papel viejo ya que no hay en algo más en que escribir que no sea esta lodosa tierra. Si muero, que es lo mas probable, deseo ser enterrado en mi tierra natal, seguro ustedes investigarán y sabrán. No me quejo demasiado, al menos tengo una manta y un arma conmigo ahora. Sin más, espero ser salvado. ATTE: John Winston Lennon Stanley"

8 de octubre de 1964.

El delicioso olor de las uvas se esparció por toda la casa. Sabia a la perfección que mi novia preparaba algo para mi antes de salir al estudio.

Sostuve mi maletín junto a mis identificaciones para poder acceder al estudio, aunque, y siendo sincero, no las necesitaba ya que era muy bien conocido por mi empeño en la radio londinense y eso daba un buen merito y estatus a mi persona.

Levante mis papeles del escritorio y los eche al maletín, sin más, salí de mi habitación y fui a la cocina para ver a Cynthia, mi novia. Ella estaba ahí, sentada leyendo una revista mientras escuchaba el radio de fondo.

"Señores y Señoras, denle la bienvenida a los Rolling Stones"

--¿Cómo está la princesa de la casa?

--Oh cariño, muy bien.

--Me refería a la gatita. —Fui hasta la felina y acaricie su cabecita peluda, pero esta me gruño y se escapo por las escaleras de la casa. Era una gata que solía entrar por la ventana de mi habitación y robaba comida, le llamaba "la pulgosa de Lenny"

Cynthia se levanto de su silla y fue hasta la sartén para voltear los huevos.

--Ahora sí. --¿Cómo está mi querida novia?

Ella se volteo y tomo mis mejillas.

--Bien, estoy mas que bien. Hoy me llegara mi nueva secadora de cabello directo desde Alemania.

--Cuida que no tenga un lava-cerebros incluído. –Estiré mi brazo para tomar un bocadillo y lo metí a mi boca.

--Aun no termino de hacer la comida, deberías esperar.

--Ya es muy noche y me ruge la panza, ¿acaso quieres que me vaya con otra mujer? –Ella me vio de mal modo y yo levante los hombros restando importancia.

--Espero que ella soporte muchas de tus estupideces. –Dejo a un lado la espátula, apago la estufa y se quitó el mantel para la cocina. De inmediato me puse tras ella y la abrace, pero solo forcejeo para liberarse de mi agarre. –Basta, John. –Comenzó a reír por mis constantes cosquillas. –Esta bien, no me enojo, pero suéltame ya.

Con una sonrisa en mi rostro la solté y fui directo a la cocina.

--Es broma, yo no me iría con otra mujer.

--Si tú dices. -Me contesto.

Subí el volumen de la radio, y según yo, me puse a bailar al ritmo de la música.

--¿Soy tu Elvis, cariño?

--Lo eres, mi amor.

Fui hacia ella y le tomé por la cintura para hacerla bailar.

--No, no me puedo mover mucho. –Detuvo mi movimiento con sus manos y se alejo de mi con prisa para ir de inmediato por un plato en el cual comenzó a servir mi cena.

--¿Por qué no? –No me digas que...--Ella negó de inmediato.

--Bueno es que no lo sé, aun no sé, no deberías preguntarme sobre eso.

Fue por una bolsa y guardo todo ahí.

--Aquí tiene, señor Lennon.

Fui por la bolsa y la tome, antes de irme bese los labios de mi mujer.

--Por cierto, hoy vendrá Astrid, ¿Podría tomar un poco de dinero?

--Toma el que quieras, para eso esta tu novio, para complacerte.

Ella se sonrió. Tomé mi maletín y fui hasta el llavero para quitar las llaves de mi auto Aston Martin db5 y salí de casa, había algunas personas fuera esperando un autógrafo, pero eso debía ser después ya había perdido algo de tiempo, ya era la quinta vez en el año.

Subí a mi auto, metí las llaves. Hice la palanca hacia atrás para poder retroceder y salir de mi estacionamiento. Finalmente me empareje a la carretera junto a otros autos, ya eran las ocho de la noche con exactitud. Logre divisar por el espejo retrovisor un auto Ford Mustang color azul rey.

Me frene ya que el semáforo estaba en rojo, por el momento me enfoque a ver al auto con mas detalle, si, era muy bonito pero el mío lo era más.

--Buen auto. —Me dije.

Luego de unos minutos arranque mi auto junto a los demás, arranque con prisa ya que eran las ocho veintitrés y mi ahora de entrada era a las ocho cincuenta.

Aquel Ford Mustang se emparejo conmigo y lo sentí como un reto, una carrera.

Aceleré mi auto y el otro también lo hizo, entonces supe que me estaba retando.

Ya había tenido varias discusiones con Cynthia sobre las carreras de autos, ya que a ella le preocupaba los daños y el costo económico que implicaría un choque, pero como Cynthia no estaba conmigo ahora podría con la libertad correr contra un desconocido.

Al ver que aquel auto ganaba por poco decidí pisar aun mas el acelerador, sabia que debía ver al frente mío al llevar una velocidad así, pero me intrigaba ver quien era mi contrincante, pero claro, no podría ya que sus ventanas estaban polarizadas, bueno, ahora solo quedaba ganar.

Sin saber a qué dirección íbamos yo opte, obviamente, ir por mi pista para llegar mas pronto a mi trabajo y por curiosidad ese auto se siguió a mi lado.

--Tal vez sea alguien que me conoce.

Al plantearme esa idea decidí dejar de pisar el acelerador para ir con menos prisa, pero para mi sorpresa este se siguió de largo.

--Mierda, no. No voy a perder. –Volví a acelerar. –No me importa a donde vaya debo ir más rápido que tú.

Y volví a pisar el acelerador.

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora