XXII

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Ya eran las once de la noche, acabábamos de cenar pizza que Paul tenía desde el día pasado. Él nos había dado su cama para descansar, mientras Jane y Paul dormirían en la sala.

Cynthia estaba a mi lado roncando y decía cosas entre dientes.
Yo no podía dormir, tenía bastantes energía aún y no sabía cómo dormir.
Dejé la almohada sobre mi cara y cerré los ojos.

"Intenta no pensar nada"

—Mmh, ah.

—Shh.

Quité la almohada de mi cara y me levanté de la cama.

—Ah, Paulie.

Abrí la puerta poco a poco para no llamar la atención y apenas pude ver las cabezas de ambos. Paul estaba acostado boca arriba y Jane sobre Paul boca abajo. La rojita estaba gimiendo y Paul solo hacia expresiones de satisfacción.

—Mmh, ah.

Ví como Jane se movía de arriba hacia abajo cuánto más me acercaba. Paul estaba gruñendo y maldiciendo algunas veces.

—Mmh, Paulie, mi amor.

Jane se inclino y besó a Paul, él recibió el beso sin problema alguno y escuché como maldecian al mismo tiempo y el rechinar del sillón.

Salí por completo del cuarto. Realmente no sabía que era lo que estaba haciendo, lo que si sabía era que estaba algo molesto.

—Ah, mi amor...Mhh.

Y ahora, estaba parado, frente a esos dos que estaban sedientos y prestaban la mínima atención a su entorno, ambos semi desnudos y con una manta color rosa que cubría sus culos y la parte trasera de los muslos de jane.

La pelirroja se inclino, e intentando calmar sus asquerosos jadeos, besó a Paul y esté gruñó en medio del beso.

Pensaba volver al cuarto cuando sentí mi rodilla doler y me causo un gran adormecimiento la forma en la que mr había girado.

Solté un quejido y la pareja volteó a mi. Jane con un jadeo de impresión tapó su cuerpo y Paul intentó taparse.

—¿¡QUE HACES AQUI MALDITO PERVERTIDO!?

Gruñí e intenté ponerme de pie apoyándome de la puerta.

—Quería ir al baño, no sabía que estaban follando en media sala.

—¡ERES UN ASQUEROSO!

—No quería verlos en plena...—Jane se levantó de sofá y corrió a la cocina dejando a Paul medio desnudo en la sala.—¿Que va hacer?

—No lo sé, pero no me veas, John. —Con un ademanes acelerados me pedía voltearme. —No me veas.

—¿Por qué no?, ¿Que no me ibas a dar todas las noches?, Eh. —Le sonreí desvergonzadamente.

Con su dedo índice apuntando a sus labios me indicaba que cerrará la boca. Jane volvió y me lanzó algo a los ojos que me hizo retroceder.

—Lárgate, maldito acosador. —Y me empujó hacia la puerta.

Eran bastantes sus empujones que topé fuerte con la puerta. Mis ojos ardían como la mierda e intente alejarla.

—¡Jane, por Dios, déjalo!

Escuchaba a la voz con bastante preocupación, pronto dejó de empujarme, solo escuché sus respiraciones agitadas y un último golpe sobre mi mejilla que me hizo abrir los ojos.

Ví medio borroso y de mis ojos brotaban lágrimas por el ardor que me había provocado esa cosa que Jane había echado a mis ojos.

Los volvi a cerrar y talle hasta intentar que estos no ardieran más.

—Eres un asqueroso.

Mencionó con poco aire por la agitación de todos sus movimientos.

—Ya te dije que quería ir a mear, pero ustedes estaban ahí follando y como iba a saber si está todo obscuro, casi no se veía nada, la luz que pasa por la ventana muy apenas me dejó verlos. —Me excusé e intenté abrir completamente mis ojos.

Pude percatarme de la mirada molesta de Jane y la cara avergonzada de Paul.

—Solo regresaré al cuarto, ¿Bien?, No diré nada si esto.  —Abrí la puerta e intente entrar, pero Jane me tomó del brazo y me apunto con su dedo índice.

—Más te vale.

—Aparte, no hay que ser un genio para saber que ustedes dos follan, digo, son pareja al final de cuentas, ¿No?

—Ahg, por Dios. —Paul, tapándose con una almohada, se interpuso entre Jane y yo. —Solo dejemos esto así. —Hizo que Jane dejara mi brazo en paz y yo lo sobe, su agarre había sido bastante doloroso por qué sus uñas se enterraron en mi piel. —Descansa John, nos vemos mañana.

—No, no. Que se vaya desde temprano.

—¡Ahg, ya Jane!, Vete a dormir.

La pelirroja hizo un puchero y con una furia incontrolable entró al baño y de golpe seco cerro la puerta.

—Lo siento. —Dije con algo de incomodidad para la situación tan, pero tan incómoda.

—No importa. —Paul se asomó por la puerta viendo a Cynthia. —Vaya sueño que tiene.

—El más pesado del mundo. —Voltee hacia ella y pronto volví mi mirada a Paul. —Así que...—Ví su pecho y sonreí. —estas disfrutando una buena noche..

—Ya, ya. Olvídalo, ¿Si?, Vete ya a dormir. —Sujetando con una mano aquella almohada que lo cubria y con la otra otra comenzó a empujarme hacia la habitación. —Ten buena noche.

—Lo mismo digo. —Con una sonrisita me despedí de él y cerré la puerta.

°°°

Con las piernas cansadas y los pies llenos de ampollas, decidí echarme a la arena caliente de ese lugar desconocido en el que estaba. Solté un jadeo y con la chaqueta de soldado decidí cubrir mi cabeza.

Con las respiración agitada decidí reposar mis manos sobre mi barriga y respiré profundo para contener mis ganas de llorar por la desesperación.

La arena comenzó a quemar mi espalda, pero no podía levantarme de nuevo, así que decidí quedarme ahí, sintiendo mi espalda arder.

—Dios, ayúdame, por lo que sea.

Unas voces gritonas me alarmaron, pero mi cuerpo no respondió como debía y solo gemí.
Unas voces de acercaron a mi y pronto la luz del sol se filtro por mis pupilas dañadas. Dos hombres negros, con un rostro preocupado, me tomaron y me levantaron.

Comenzaron a hablar en un idioma que no entendía y yo solo susurraba "ayúdenme" "ayuda por favor", ellos comenzaron a caminar junto a mi y un carro vino a nosotros.





"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora